Cientos de migrantes centroamericanos que integran una nueva caravana a Estados Unidos desistían el viernes de continuar su camino luego de que México anunció prisión de hasta 10 años para personas que ingresen al país violando leyes sanitarias, como parte de medidas para evitar la propagación del coronavirus.
El jueves, cerca de 3,000 migrantes, principalmente hondureños, emprendieron una nueva marcha multitudinaria hacia Estados Unidos y avanzaron a Guatemala tras romper cercos de seguridad, desafiando la pandemia que hasta ahora ha dejado poco más de un millón de decesos en el mundo.
“Nos estamos regresando porque en la frontera de Guatemala y México el presidente (mexicano) dijo que las normas que nosotros llevamos no eran las correctas y que estamos violentando muchas leyes”, dijo Nelson Aguilera, un migrantes que el jueves se unió, a la caravana en Honduras, junto con su esposa e hija.
Testigos de Reuters explicaron que grupos de migrantes comenzaban a regresar a la frontera entre Honduras y Guatemala, porque además enfrentan nuevas vicisitudes como el mal clima y escasos apoyos ante la crisis económica que se ha agudizado durante la pandemia COVID-19.
Aguilera, que era parte de un grupo de 15 personas, agregó que además estaban deshidratados, algunos lesionados, y que llevaban dos días sin dormir.
El Instituto Nacional de Migración de México informó el jueves que leyes del país contemplan sanciones de tres días y hasta tres años de prisión para quienes, “a sabiendas que está enfermo de un mal grave en período infectante, ponga en peligro de contagio la salud de otro”.
Las penas suben a entre cinco y 10 años en los estados Tabasco y Chiapas, fronterizos con Guatemala y por donde cada año entran miles de centroamericanos que desde 2018 han desafiado con nutridas caravanas las más severas políticas migratorias de México y Estados Unidos, los países de destino.
Más temprano, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que era “muy raro” que se formara una nueva caravana desde Honduras, un país con ‘toque de queda’ y que esto era “mucha casualidad”, advirtiendo que el movimiento pudo estar “montado”.