El destino, o la predestinación de éste, deseo o impulso interior, destino o aceptación, fuerza de culturas o lamentación sumisa, condición auto flagelante, conformismo del yo individual o el yo social, o el profundo deseo del ser para ser, porque el destino es nacer, lo demás corresponde a quienes construirán una parte importante en la computadora biológica del recién nacido, incluso durante su formación fetal las estructuras del pensamiento, la debilidad o la fuerza, la certeza o la duda; el entorno, el contexto forma, hace, provoca o somete, otorga libertad o circunscribe, somos consecuencia de lo que son las sociedades, sobre todo de los 0 a los 9 años de edad, formación mental de lo que se será, pero, los hay quienes quebrantan los códigos de las estructuras sociales establecidas y de los pensamientos pergeñados, y huyen de estás y de estos, y van más allá de la limitaciones de una sociedad instalada en el costumbrismo, en el “debe ser”. Cuando se es perseverante, insistente, se asustan los componentes sociales, romper barreras, limitaciones, anquilosamientos; cuando un Juan Salvador Gaviota, emerge revelándose, para rebelarse, liberándose del  incarceramiento del pensamiento humano, a un formato de depósitos cognitivos que impiden o limitan el profundo deseo, sometiendo la voluntad; entonces no se es, o, se es, lo que define entre la existencia que transcurre la vida… sin vivir o se vive sin existir, o se vive y se existe, se existe y se vive.

Se es al fin de cuentas Pasajeros con destino, con uno u otro destino. Luis Gastélum Leyva, ha escrito sobre ello, sobre un periodista y su sentido de vida, sobre uno de los escritores y periodistas emblemáticos de estos y otros tiempos, el polaco Ryszard Kapuscinski. “Antes la noticia era la verdad, ahora es una mercancía”, La sentencia sigue más viva que nunca, pero su autor murió. Ryszard Kapunscinski, el reportero del siglo, escribe Gastélum, en Pasajeros con destino, de escritores y otros viajeros; sobre el reportero del siglo, como le llamaban en su natal Polonia, al fiel defensor, con palabra y obra, de la ética periodística.., murió en medio del mundo que él mismo vaticinó apenas se asomaba el nuevo milenio: “En la actualidad se vive una situación de tensión, de ajuste, en el que todos los países y todas las culturas están buscando su nuevo lugar. Nos espera un tiempo duro, de tensiones y de guerra”. Ryszard, murió en 2007 a los 75 años de edad y con él las inmensas ganas de vivir…

Ahí mismo entre un sin fin de pasajeros que han dejado legados para la humanidad, viaja el sueco Ernst Ingmar Bergman. Gastélum, describe al hombre que supo captar en el arte cinematográfico la condición emocional-psicológica de la condición humana, reflejada con maestría más allá de lo doctoral, con conocimiento profundo de los seres humanos y su conducta. Bergman, guionista, director de teatro y cine sueco, uno de los directores de cine, clave del siglo XX, considerado por académicos, el más grande director de la historia del cine. No entendido, mucho menos comprendido en su momento, por las barreras que impiden a las sociedades verse a sí mismas, para evolucionar, entender y entenderse.  Ernst Ingmar, reflejó en su gran producción cinematográfica, lo que en realidad se es o se puede incluso, capaz de ser.

La muerte que tanto asustaba a Bergman, le dio el último susto a los 89 años la tarde de verano del último lunes de julio de 2007 en la oscura majestuosidad de la isla sueca de Faro, en donde pasó sus últimos días, desde que se retiró del cine en 1982 después de Fanny y Alexander, ganadora del Oscar como mejor película extranjera. Ingmar Bergman se dio a conocer como un cineasta complicado, atormentado y oscuro. Sus películas se caracterizaron por sus condiciones metafísicas y un universo de problemas humanos fundamentales, como la incomunicación, la soledad, Dios y la muerte. Sus obras que mostraban su habilidad incomparable para crear imágenes impactantes en blanco y negro, se convirtieron en el prototipo de la búsqueda vana, del sinsentido de la vida, el perdón y la clemencia divina. Fueron, un centenar de cintas marcadas por el sentido trágico y la profundización de la complejidad de los hombres y las mujeres, en las que siempre buscó aplicar la premisa de su cine: “que el espectador no reflexione ni un instante sobre el hecho de que está sentado en un cine viendo una película, sino que no tenga más remedio que dejarse arrastrar en una sucesión de hechos dirigidos directamente al sentimiento…”

Los textos redactados en Pasajeros con destino, de escritores y otros viajeros, son los testimonios y anécdotas de las mujeres y hombres que han dedicado su vida, desde distintas convicciones al oficio profesional de la literatura, el cine y la música…Son momentos de sus vidas los que los motivaron, semblanzas que reúnen en unas cuantas páginas, una imagen instantánea de su pasión por las letras, las imágenes y los pentagramas, ahí se abordan sus rostros, sus obsesiones y sus conjuros; Luis Gastélum, con destreza da pinceladas exquisitas de sus retratos, realizados con retazos de sus voces, de sus palabras, de su tiempo, para el tiempo y los tiempos, devenir enriquecido por otros seres, que las prisas en las que vive actualmente el hombre y su sociedad, se olvida de vivir, de vivir en plenitud, de disfrutar del pensamiento profundo de personajes extraordinarios con atributos que les han determinado; páginas en las que se ha vivido, y se vuelve a vivir de quien les lee y las lee, lenguaje éste de la memoria de la especie humana, recuerdos de aquellos hombres y mujeres que existieron llenos de vida y emociones, que brillan he iluminan el pensamiento con una estela de vestigios antropológicos y sociales del ser, quizá borgianos con la brújula de Funes el memorioso, en las ficciones de recordar pasado, presente y este instante que a cada momento va siendo el futuro, porque el infinito indefinido en la memoria pasa precisamente a ser el tiempo, que desemboca en este viaje de tantos pasajeros ilustres, con inteligencia privilegiada, que Luis examina, describe y reflexiona en esta obra de extraordinarias vidas.

*Luis Gastélum, su oficio de reportero lo desarrolló en el periódico unomásuno desde su fundación. Estudió guion en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM. Trabajó como coordinador de información Hoy en la cultura en el Canal 11  y de Ciudad Capital en MVS. Para Canal 22 realizó los programas especiales Israel y Palestina: ojo por ojo y George Harrison: la muerte de un dulce señor.

Sintácticas

Un gato te puede quitar el sueño.

Cuando a un gato de angora le quitas o se le cae un pelo…le salen más.

La vida debe de tener sus pausas para continuarla andando.

Los hay quienes por estar obsesionados en tener demasiado dinero, se destruyen.

Las confesiones entre las sombras, son las confecciones de las complicidades.

Luz de invierno, una de las obras cumbre de Ingmar Bergman… Un pastor que carece de fe y de amor, revela su amargo fracaso a fin de ofrecer consuelo espiritual.

 

Bach. Gloria in excelsis. Deo BWV 191, Van Veldhoven. Netherlands Bach Society: