Para M

Yo te pienso, y te pienso tanto como si mi piel estuviera unida a la tuya, pero no te siento con esta piel sino acá dentro, donde se forma la mecánica del aliento, donde los sueños se anidan y acurrucan tu voz impalpable, ahí te siento conmigo, como si una epifanía fueras en mis noches de duermevela, y es quizá esta sincronía la forma onírica en que juntos estamos; tu mano encima de la mía.

Te miro escondido entre la pestaña y el parpadeo, en medio de mi almohada con estrellas por vigías. En mis yemas tu piel etérea se guarda y yo la abrazo con esta ternura que gruñe en tu espera.

Yo te pienso, te pienso tanto que te creo con mis dedos al aire dibujando tus ojos, y tan los siento, tangibles, que ellos me miran.

En mi mente te guardo y tu nombre en mi boca permanece, sea estrella o sea sol. Tú en mi camino vas como fantasma y tu recuerdo a mis pasos pisa.

Y en mi labio aprieto un beso que permanece mudo, quieto, a veces desesperado por hallar a su dueño, hasta el día en que, entre colores naranjas y amarillos, en la inmensidad de las jacarandas vacías y de los árboles otoñales, yo te encuentre, seas mío.

 

 

 

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