Mientras el sábado el gobernador Cuitláhuac García Jiménez era entrevistado virtualmente en un ambiente controlado y favorable por hacedores del portal Buzón Ciudadano, ligado a Morena, y otros miembros de su gabinete se dedicaban a hacerle guerrilla al inepto alcalde xalapeño mediante la limpieza de áreas urbanas, Veracruz se incendiaba.

Fue un sábado trágico para los veracruzanos. No sólo por las graves inundaciones en los municipios de Banderilla, Xalapa, Rafael Lucio y Jilotepec, que hicieron perder sus pertenencias a decenas de familias ante el paso de súbitos ríos turbulentos creados por la tormenta, sino por la cantidad inusitada de homicidios dolosos que segaron la vida, hasta donde los medios dieron fe, de más de una docena de veracruzanos, incluido un menor de edad.

Veracruz parece estar bajo el manto oscuro de la muerte y la catástrofe. Ya hemos dado cuenta aquí de cómo los homicidios dolosos y el Covid-19 se han cebado con los veracruzanos en apenas siete meses de este año.

Las brevísimas descripciones que, en redes sociales, difunden los funcionarios sobre las denominadas “mesas de coordinación para construcción de la paz” no llegan a sonar siquiera como contrapunto para la vorágine de noticias sobre hechos delictivos, particularmente de ejecuciones.

¿Qué dicen  y qué acuerdan en dichas reuniones el gobernador y sus funcionarios de seguridad, junto con las autoridades federales del ramo? ¿Realmente sirven de algo o tienen el mismo resultado a las que diariamente, en las madrugadas, sostiene el presidente Andrés Manuel López Obrador con su gabinete de seguridad?

De acuerdo con las cifras oficiales proporcionadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), autoridad encargada de recopilar mes a mes las carpetas de investigación iniciadas por los ministerios públicos, en julio fueron asesinadas 3 mil 54 personas en nuestro país. De ellas, dos mil 980 están siendo investigadas como homicidio doloso y 74 como feminicidio

A pesar de que se observa una desaceleración en la tasa de homicidios dolosos entre 2018 y 2020, este año registra el mayor nivel de asesinatos con una tasa de 16 homicidios por cada 100 mil habitantes. La historia es diferente al observar los feminicidios. Mientras que 2018 y 2019 mantuvieron niveles similares de asesinatos por cuestiones de género en los primeros siete meses de cada año, entre enero y julio de este año se incrementaron a su mayor nivel en cinco años: 0.9 feminicidios por cada 100 mujeres.

Vale decir que, aunque cada día se reúnen en Palacio Nacional, las estrategias (teñidas por el lema de “abrazos, no balazos”) no están funcionando adecuadamente. Y no es cosa de cargarle la responsabilidad exclusivamente al gobierno federal y a los gobiernos estatales morenistas; de los 10 estados con mayores tasas de feminicidio por cada 100 mil mujeres: tres tienen gobiernos morenistas (Veracruz, Baja California y Puebla), tres cuentan con gobernadores priístas (Colima, San Luis Potosí y Oaxaca), dos son panistas (Nayarit y Durango), uno tiene gobierno del PES (Morelos) y otro tiene un gobernador independiente (Nuevo León).

Algo, por tanto no está funcionando a nivel nacional y, aunque hay responsabilidad compartida, lo cierto es que el gobierno federal ha dejado mucho que desear en una materia que, además de la corrupción, había sido una promesa puntual de López Obrador para cumplir.

Las benditas redes sociales

Un fin de semana macabro

Bastaría con señalar algunos de los casos sangrientos ocurridos este fin de semana, particularmente el sábado (esto lo escribimos al mediodía del domingo), para dar una idea de la nula actividad preventiva de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), dedicada a levantar a jóvenes con pelo largo, tatuajes y piercing, en lugar de atacar frontalmente a los grupos delictivos, pese a las continuas noticias de que han logrado la detención de miembros de cárteles delictivos, en particular, del CJNG, en pequeños municipios del estado.

Apenas este domingo, en el Hospital General de Especialidades del IMSS de Orizaba fallecía un hombre que había recibido seis impactos de arma de fuego, en un ataque en las inmediaciones de la Colonia Centro. Marco Aurelio «N» presentó disparos de arma de fuego en vientre, pierna izquierda, espalda, estómago, costilla de lado izquierdo y un rosón de bala en la pierna izquierda.

Eso fue el domingo, pero el sábado fue una verdadera carnicería: más de una docena de personas fueron asesinadas en menos de 24 horas, entre ellas tres integrantes de una familia en Altotonga: un hombre, su esposa y su pequeña hija fueron atacados con armas de fuego en la colonia del Valle, mientras circulaban en una camioneta utilizada para la venta y repartición de pollo. Los muertos fueron identificados como Eduardo ‘N’ de 35 años, Cita ‘N’ de 41 años y la menor Sarahi ‘N’ de 8 años.

Las primeras indagaciones revelan que se trata de una familia de comerciantes que previamente había sufrido amenazas por los delincuentes y le exigían fuertes cantidades de dinero; antes del crimen, el comerciante había recibido llamadas de extorsión y amenazas.

Mientras eso ocurría en la Sierra Centro de Veracruz, en Coatepec eran asesinados dos hombres cuando viajaban en una camioneta de redilas en la carretera que conduce a Mahuixtlán, un cuerpo quedó dentro de la cabina de la camioneta y otro en el piso. Dos de los autores del crimen habrían sido detenidos tras operativo de búsqueda desplegado en coordinación con la Guardia Nacional.

Por otra parte, en el río Papaloapan fueron hallados los cuerpos de dos personas que horas antes habían sido privadas de la liberad en una taquería, ubicada en el boulevard Salvador Navarrete Gómez, de Juan Rodríguez Clara. Allí sujetos se les acercaron y les pidieron que se levantaran y se subieran a un auto y a una camioneta. El auto fue localizado sobre la carretera federal 145 a la altura del Frigorífico, en el municipio de Ciudad Isla.

Familiares del director de Obra Pública de Soconusco sufren la pérdida

En Papantla fue asesinado un pastor evangélico de la comunidad El Volador, cuando comenzaba a laborar en la negociación «La Esperanza”.

En Amatlán de los Reyes fue hallado el cuerpo de Teresa ‘VM’, quien hab{ia sido privada de la libertad en la comunidad San Isidro Palotal y encontrada muerta a la altura de Rancho Trejo en el entronque del libramiento de la autopista Córdoba-Veracruz, con varios impactos de bala y huellas de violencia.

En Ixtaczoquitlán fue asesinado el comerciante Alejandro Ramos Rodríguez, en la Congregación Zapoapan. El hombre de 40 años fue interceptado por hombres armados en la esquina de la calle Morelos con Avenida 5, donde le dispararon.

En Soconusco, David Hernández Nolasco, director municipal de Obras Públicas, fue asesinado a balazos en su vivienda. Fue trasladado con vida al hospital de Oluta, pero no sobrevivió al ataque. Como antecedente, el primero de febrero, en esta misma cabecera municipal, el exalcalde Jorge Alberto Baruch Custodio fue asesinado por individuos armados; el político panista, exdelegado de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en la región sur de la entidad, fue atacado con armas de fuego.

Lo que sucede es grave, pero parece que el área de seguridad de Veracruz carece de argumentos y capacidad para brindar a los veracruzanos la esperanza de una disminución de los hechos de sangre.

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Los homicidios dolosos crecieron en julio en el país

En un reporte del portal Cuestione, que dirige Andrés Pascoe Rippey, se señala que ni los abrazos, ni la cuarentena provocada por el Covid-19, ni la nueva normalidad “han sido suficientes para detener la violencia en el país, y añade que 2020 está en camino a convertirse en el año más violento de la historia de México.

Habla de las 3,054 víctimas de asesinato en el mes de julio, 74 de ellos catalogados como feminicidio, cifras que posicionan a julio como el tercer mes más violento de 2020.

En el texto firmado por el periodista Omar González se señala que “no solamente aumentaron 3% las víctimas de homicidios respecto al mes anterior sino que, al considerar la suma de víctimas en los primeros siete meses de este año y compararlos con los mismos meses, se puede observar que desde 2015, la violencia no ha dejado de crecer.

“Tomando en cuenta los cambios poblacionales de cada año, utilizando tasas de homicidios por cada 100 mil habitantes, se puede observar que 2020 ya supera a los cinco años anteriores en el número de víctimas, tanto de homicidio doloso como de feminicidio”.

Entrevista a la directora del Centro Feminista de Investigación Social, Daira Arana Aguilar, explica que a pesar del discurso de un cambio en la estrategia que ha mantenido esta administración, las cosas se siguen haciendo igual. Aunque señala una falla importante que se mantiene: las autoridades “no han analizado desde una perspectiva regional o local, que tome en cuenta el papel de las policías, las cuales son el primer acercamiento de la ciudadanía con una autoridad”.

Según el análisis de Cuestione, la violencia no distingue entre partidos políticos en los estados del país. Tomando en cuenta los 10 estados con mayores tasas de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, cuatro tienen gobiernos priístas (Colima, Zacatecas, Sonora y Guerrero), dos tienen gobernadores panistas (Chihuahua y Guanajuato), una con gobierno de coalición entre PAN y PRD (Quintana Roo), uno con gobierno del PRD (Michoacán), uno de Morena (Baja California) y uno del Partido Encuentro Social (Morelos).

En conjunto, estas diez entidades tienen niveles de violencia hasta tres veces mayores que la tasa promedio nacional de 16.7 homicidios por cada 100 mil habitantes.

En cuanto al feminicidio, la historia se repite. “De los 10 estados con mayores tasas de feminicidio por cada 100 mil mujeres: tres tienen gobiernos morenistas (Veracruz, Baja California y Puebla), tres cuentan con gobernadores priístas (Colima, San Luis Potosí y Oaxaca), dos son panistas (Nayarit y Durango), uno tiene gobierno del PES (Morelos) y otro tiene un gobernador independiente (Nuevo León)”.

Como en Veracruz, el país es golpeado por una grave crisis sanitaria, económica y también de seguridad.

Polvo de gis

Que el Ferrari no se le regaló Duarte a Peña… En Veracruz, una de las revelaciones de Emilio Lozoya que más tela dio para cortar fue la “revelación” de que el exgobernador Javier Duarte había regalado a Enrique Peña Nieto el auto Ferrari de colección que había sido del expresidente Adolfo López Mateos. Desde su prisión, Duarte tuiteó “Con todo respeto a @EmilioLozoyaAus, quiero subrayar que a los únicos Ferraris que conozco son a Ramón Ferrari Pardiño, a Alfredo Ferrari Saavedra y a Antonio Ferrari Cazarin, quienes colaboraron en mi gobierno”. Este sábado, la periodista Dolia Estévez puso en duda los dichos del exdirector de Pemex, y señala –investigación de por medio– que el automóvil fue vendido en Estados Unidos hace 9 años. López Mateos se lo habría vendido en 1966 al coleccionista Francisco Diez Barroso, y en 2011 fue vendido en el país vecino, donde los autos clásicos se cotizan mejor que en México. Y Asegura categórica la periodista: “El Ferrari 1960 250 GT de López Mateos (azul, interior piel gris), que Lozoya alega Duarte regaló a EPN, fue vendido en  California en 2011”. Y añade (con nosotros a coro): “¿cuántas mentiras más habrá dicho?”.

Frases sin disfraces

“Estos videos que se muestran (…) son de 2015. En ese año había elecciones en Chiapas y elecciones federales. (…) Esos recursos, como se habla en el video, se utilizaban para la gasolina, para el apoyo de quienes trabajaban en la organización del movimiento”. Andrés Manuel López Obrador

Comentarios: belin.alvaro@nullgmail.com

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