Una de las posiciones más codiciadas dentro del gobierno estatal es la Secretaría de Salud, donde en las administraciones anteriores, de Miguel Alemán con el doctor Mauro Loyo Valera para acá, han sido botín de corruptos que llegan a negociar plazas con la dirigencia sindical, a comprar los medicamentos con laboratorios que se coluden para cooperar con jugosos moches, a justificar millonarios gastos en la adquisición de falsos medicamentos con empresas fantasma, a construir clínicas que no se terminan y, por lo tanto, no dan servicio, pero cuyo costo es cubierto en su totalidad; a adquirir equipamiento para los hospitales que nunca llega pero que aparece en los presupuestos como comprados, a coludirse con empresas que dan servicio para desinfectar las áreas hospitalarias pero que no usan los químicos que se recomiendan sino agua, por lo que convierten los interiores de las clínicas en focos de infección a cambio de ganar grandes cantidades de dinero mediante esta forma de defraudar al erario, y otras más que forman parte de una maraña de corrupción de la cual se han enriquecido, a costa de la salud de los veracruzanos, infinidad de maleantes de la grilla. La reportera Noemí Valdez (Notiver) publicó copia de un contrato por 5 millones 44 mil 942.08 pesos de servicio de lavandería para la red hospitalaria de Servicios de Salud de Veracruz que la Secretaría de Salud, a cargo de Roberto Ramos Alor, adjudicó en forma directa, sin licitarlo, a una empresa que resultó ser propiedad del Secretario de Salud de Jalisco, Fernando Petersen Aranguren, mientras en el Estado hay empresas o empresarios que pueden realizar ese trabajo. Por adjudicación directa se le pudo haber otorgado a un veracruzano. Haberlo hecho como lo hicieron da pie a pensar que se está ante un caso de corrupción con moches de por medio, es decir, de un jugoso negocio, pues la Ley de Adquisiciones de Veracruz prohíbe la adjudicación directa de contratos por cifras mayores a 101 mil pesos, investigó la reportera. Ese tipo de negocios eran propios del PRI. Quienes llegaron al poder, y están ahora, eran la pureza andando y prometieron que no iban a permitir más corrupción, sin embargo, el documento lo desmiente.