La Universidad Veracruzana renovará la Rectoría dentro de un año. Para ocuparla se identifican como diez nombres, entre autoridades y funcionarios del primer nivel actual, excompetidores de hace tres años y un par de nuevas caras. Se irán dando a conocer conforme el proceso tome forma hacia inicios del próximo año, pero aprovechando este asueto vacacional encimado a la cuarentena, se vale especular.

Primero, sobre si continuará vigente la actual Ley Orgánica, imperfecta y vieja, pero mejor que esa traición a la autonomía universitaria y a la transparencia que es el anteproyecto presentado a la Legislatura hace un año*. Lo sensato, de parte de esta Cámara local, será dejar el tema a la siguiente, cuando también haya nuevas autoridades universitarias; pero el oportunismo político quizás se meta por la ventana que en mal momento abrió la UV con un proyecto de cambio de Ley Orgánica que no es prioridad de la comunidad universitaria ni de la sociedad veracruzana, aunque sí de interesados en menguar la Contraloría y la Junta de Gobierno de la UV.

La segunda especulación es sobre el escenario que enfrentará quien ocupe la Rectoría a partir de septiembre del año que viene: virtualidad, seguridad, financiamiento, autonomía y liderazgo. Vámonos por partes.

Desde hace tres lustros las suspensiones de actividades por hidrometeoros, a veces sensatas y a veces locas (huracanes en lontananza con playas y plazas comerciales para disfrutarse a plenitud), venían exigiendo estrategias virtuales de docencia y, de ser posible, de investigación y extensión de la cultura. La pandemia ha evidenciado lo perentorio del trabajo a distancia de académicos, administrativos, funcionarios y estudiantes. ¿Qué inversiones se requieren en infraestructura?, ¿qué facilidades al personal universitario?, ¿qué apoyos para estudiantes que por su situación tienen conectividad nula o deficiente? La pandemia muestra que en muchos casos las obras de remodelación ejecutadas recientemente son absurdas: muros cubiertos de azulejo en escuelas con internet intermitente.

La crisis económica agudizada en estos meses llevará a un incremento de la delincuencia. Habrá mayor penetración del narcomenudeo en los campus, o quizás se inicien cobros de piso y secuestros exprés, al tiempo que crece la arrogancia de las fuerzas armadas contra la juventud: en Xalapa detienen y muere el serigrafista Carlos Andrés Navarro el 2 de mayo o apresan el 10 de julio al estudiante de Fotografía de la UV Carlos Alarcón por pronunciar la palabra «culo».

En consonancia con este panorama, los gobiernos federal y estatal son poco amigables con la ciencia y la cultura; están dispuestos a rasurar presupuestos e imponer la exigencia de cantidad de estudiantes en menoscabo de la calidad académica.

Gran lío le espera a quien se haga de la Rectoría a partir de septiembre 2021, complicado con lo que se aparezca de aquí a entonces.

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