Luego de consultar con médicos serios, neumólogos que han estado en contacto en los últimos meses con pacientes de Covid-19, todos coinciden en que el señor Eric Cisneros Burgos, secretario de Gobierno de la 4T, no estuvo en ningún momento infectado de coronavirus como se hizo creer a los veracruzanos. Basan su dicho en que en la fotografía que le tomaron al día siguiente de haber sido internado en el hospital de la Beneficencia Española, el señor se veía normal, alegre, risueño, sin rastros alrededor de los ojos y en la nariz de estar infectado de Covid-19, que es lo que de inmediato se inflama por los síntomas que presentan de un fuerte cuadro gripal, tos seca incontenible, dolor intenso de cabeza, dolor de cuerpo y debilidad. Ningún paciente infectado de esta terrible pandemia, salvo los asintomáticos, salen tan pronto de un cuadro de Covid-19 como vimos al secretario de Gobierno, a quien le pusieron un oxímetro en un dedo para simular que le estaban checando la oxigenación pulmonar. Él, muy sonriente y sin otro síntoma, al tercer día lo dieron de alta y se fue, supuestamente a su domicilio, a cumplir el confinamiento de rigor, lo que está en duda pues más se inclinan en opinar que todo fue más una farsa, sin conocerse los motivos de la misma, que un contagio, afortunadamente. Los habitantes del Puerto de Veracruz han hecho circular la versión de que el señor estaba programado para que le practicaran una liposucción y que fue eso lo que le hicieron. A decir verdad, lo único que se le ve disminuido al señor en la foto donde está parado con una bata de hospital abandonando el nosocomio, es la voluminosa barriga que trae desde que hizo su aparición en tierras veracruzanas. Un comprobante de que estuvo contagiado o de que da positivo a Covid-19 es muy fácil que se lo expidan en el sector Salud si lo pide para comprobar públicamente que su caso fue cierto, por lo que resultaría hasta inútil que saliera con eso, lo cierto es que su nivel de credibilidad está en cero y por eso es que cualquier comentario negativo que se haga es creíble: le quitaron barriga, en el hospital particular más caro de Veracruz, con el cuento de que era coronavirus, lo que es una burla para todos los contagiados y para los familiares de los veracruzanos que han muerto por la pandemia.