Raigam Jafet Martínez Portilla, fundador y director del Departamento de Medicina basada en la Evidencia, del Hospital de Barcelona, España, lleva a cabo un estudio entre mujeres embarazadas en el contexto actual y ha evidenciado que el estrés y la ansiedad derivados del confinamiento por el virus SARS-CoV-2 pueden afectar el crecimiento intrauterino del feto.

El especialista en ginecología y obstetricia impartió a través de Facebook Live la conferencia “Estrés materno y restricción del crecimiento intrauterino”, el miércoles 8 de julio durante su participación en la Semana del Cerebro, organizada por el Centro de Investigaciones Biomédicas, el Instituto de Ciencias de la Salud y el Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana (UV).

El investigador Nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) dijo que entre las causas principales de la restricción del crecimiento intrauterino están las infecciones, así como cuestiones cromosómicas, aunque la mayoría de ellas es un problema placentario.

Agregó que desde el primer trimestre del embarazo puede saberse si la implantación de la placenta va correctamente, esto por medio de la valoración de la resistencia que existe en el paso de sangre por las arterias uterinas, que llevan la sangre de la madre a la placenta y que, a su vez, es la forma en que se alimenta al bebé.

“El problema que se tiene con estos bebés pequeños no es el manejo, sino el diagnóstico; hay algunos marcadores sutiles para diagnosticarlos no sólo el hecho de que se quede pequeño, sino medir flujos de oxigenación en el cerebro, dentro del abdomen, de la mamá al bebé. Es muy complejo hacer un diagnóstico de restricción de crecimiento.”

Explicó que el feto necesita de oxígeno suficiente para crecer y sobrevivir, pero cuando éste es escaso el feto decide dejar de crecer a cambio de mantenerse vivo y es cuando se da la restricción de crecimiento.

“Es importante estudiarlo porque sabemos que los bebés pequeños tienen hasta el 50 por ciento de probabilidad de muerte; también hay un riesgo de neurodesarrollo inadecuado, a corto y largo plazo; por ello, la clave es la vigilancia, de lo contrario aumenta la probabilidad de muerte.”

Además de los factores de riesgo ya mencionados, también el estrés tiene relación con la restricción del crecimiento. Aunque todos reaccionamos de diferente manera al estrés, en mujeres embarazadas puede ocasionar que el feto tenga liberación de cortisol y esto provoca restricción o prematuridad.

En estudios de caso de bebés con restricción de crecimiento y bebés con crecimiento normal, Jafet Martínez encontró que sí hay una relación entre el nivel de estrés de las madres con el tamaño del bebé.

“Necesitamos estudiar más a fondo cómo funciona el cortisol, cómo reaccionan los fetos a altos modelos de estrés, para saber si algo biológico o una prueba puede ayudarnos a predecir cuándo un bebé tendrá restricción del crecimiento.”

UV/Paola Cortés