Martha Silvia González Gómez, estudiante de la Facultad de Nutrición de la Universidad Veracruzana (UV), región Veracruz, compartió cómo una sana alimentación favorece su vida y cómo, a partir de esa decisión, le surgió la idea de proponer huertos urbanos que complementan buenos hábitos de vida, sobre todo en tiempos de la pandemia Covid-19. 

Cabe recordar que recientemente y por primera ocasión, a nivel internacional la Red Talloires convocó al “Premio COV-AID al Compromiso Estudiantil”, un programa piloto de becas para responder a la pandemia que se vive en la actualidad: la Covid-19. 

Su finalidad fue reconocer y apoyar públicamente a 10 estudiantes universitarios de todo el mundo comprometidos con sus comunidades locales, contribuyendo a sociedades más igualitarias e inclusivas. Una de ellas fue la de González Gómez, pero no es la única participante de la UV. 

El Departamento de Vinculación Social de la Dirección General de Vinculación (DGV), en coordinación con la Dirección General de Relaciones Internacionales (DGRI), sumaron esfuerzos en una estrategia de promoción para hacer extensiva la convocatoria en las cinco regiones universitarias y del total de propuestas recibidas, siete fueron las participantes. 

Una de ellas es “Taller de huertos urbanos” de Martha Silvia, joven de 21 años originaria del puerto de Veracruz, donde está concluyendo el segundo semestre de la licenciatura. 

A decir de Martha, la UV fue su gran opción para crecer en la vida profesional, mientras la decisión de estudiar Nutrición fue una oportunidad para continuar formándose en lo que siempre consideró parte de ella: la salud. 

Hace varios años había mostrado interés por los hábitos que se toman a la hora de comer, cómo repercutirá en la salud o ayudará a mejorarla. Cambié mi dieta, empecé a realizar ejercicio y todo por llevar una vida más saludable, cambié mi cuerpo, mi forma de vida y tomé las decisiones de mi alimentación que consideraba correctas para estar sana. Tomé un gusto especial por cuidar de mí, tanto que se volvió un hábito y parte de mi vida cotidiana. 

Ahora que estudia Nutrición se ha percatado de que éste es un campo muy amplioque va más allá de lo que había pensado años atrás. También, que es necesario poner en práctica lo que se aprende, lo que transmite visualizar cómo proyectarse como futura profesional de la salud.  

Ella se interesó en participar en “Premio COV-AID al Compromiso Estudiantil” porque una maestra le hizo llegar la convocatoria y fue el medio para plantear algo que lleva tiempo ideando. 

La verdad sí me gustaría y me interesa que en un futuro esta propuesta pueda realizarse o contar con el apoyo para que existan espacios destinados para hacer un huerto urbano, ya que estamos en tiempos de crisis y debería ahora ser parte de nuestros hábitos de cultura y alimentación saludable. 

La propuesta “Taller de huertos urbanos” consiste en desarrollar uno de éstos entre vecinos, en algún espacio que no se encuentre ocupado. 

Por lo regular no tenemos espacio verde, jardín o pasto dónde plantar y cultivar; sin embargo, sí existen lugares dentro de nuestra colonia o en las partes de entradas de condominio o unidades habitacionales, son espacios reducidos pero adecuados para llevar a cabo un huerto”, justificó. “Incluso, podría ser en un camellón, añadió. 

Otro problema grande que notó es que se desaprovechan los desechos orgánicos, con lo cual es posible hacer composta y usarla de abono para plantas o cultivos. 

“El primer paso sería apuntar a los vecinos que formarán parte del huerto; el segundo, seleccionar el área que esté acorde con las disposiciones para desarrollarlo; el tercero, designar un líder y organizar cronogramas para la atención del huerto –ya que por la pandemia no puede haber aglomeraciones y debemos continuar con la sana distancia”, explicó. 

Un paso más sería designar a la persona que se encargará de recoger la materia orgánica que se utilizará para la composta del huerto. Tal encomienda es delicada, subrayó, toda vez que el tiempo de descomposición de los residuos puede ser rápido, sobre todo en zonas de temperatura alta. 

El último paso es el cuidado, la supervisión y la recolección de la cosecha, lo cual sería lo más emocionante”, enfatizó. 

En la actualidad, Martha no desarrolla tal propuesta porque no posee un jardín o espacio verde, pero no descarta llevarlo a cabo cerca de su casa pues tiene identificados lugares idóneos para hacerlo, sólo necesitaría el permiso para ocuparlo. 

Lo que sí tiene por costumbre es el abono logrado con la basura orgánica, mismo que suministra en las plantas de su casa. 

Al preguntarle su opinión sobre los alimentos ultraprocesados, expuso: “Todavía veo un poco difícil que dejemos de consumirlos, pienso que mientras estemos en la posibilidad (y tengamos la disponibilidad) de consumir alimentos frescos y con fecha de elaboración previa, lo hagamos”. 

Opinó que consumir alimentos frescos es lo mejor para una buena calidad de vida y prevenir futuras enfermedades; además, subrayó la importancia de promover la economía local y consumir lo que se produce alrededor. 

Por lo tanto, participar en un proceso de elaboración de un huerto urbano podría acercarnos a consumir alimentos que nosotros mismos producimos, que sean de mayor calidad y frescura. 

UV/Karina de la Paz Reyes