En Coatzacoalcos, Roberto Ramos Alor tiene fama de ser un buen médico pediatra pero como secretario de Salud francamente no ha dado el ancho.
En año y medio que lleva la presente administración ha experimentado que no es lo mismo despachar en un consultorio privado que ser funcionario público y estar al frente de un aparato tan complejo y exigente como el del Sector Salud del estado.
Y es que antes de la pandemia del Covid-19, Ramos Alor ya había evidenciado su deficiente desempeño con el problema del dengue, que el año pasado pegó duro a Veracruz.
Coatzacoalcos, terruño del ahijado político de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, es paradójicamente uno de los principales puntos de infección del estado. Ahí, además, se ha confirmado la sentencia bíblica de que “nadie es profeta en su propia tierra”, pues personal médico del hospital regional “Valentín Gómez Farías” ha renunciado, ha enfermado, ha muerto y ha protestado públicamente porque no se les dotó de insumos y del equipamiento de protección indispensable para evitar el contagio.
Por si fuera poco, Ramos Alor acaba de quedar en evidencia por la información estadística que sobre la pandemia aporta a la Secretaría de Salud del gobierno federal, ya que sorpresivamente después de que la semana anterior Veracruz había avanzado al color naranja en el semáforo epidemiológico de riesgos, ahora, ante el incremento en ocupación de camas de hospitalización general, la entidad veracruzana deberá retornar a partir de este lunes nuevamente al rojo, el de máxima precaución.
Y es que, en junio, los casos crecieron en el estado a más del doble: de casi 4 mil 900 a cerca de 11 mil 500.
El mes pasado, en Veracruz, se mantuvo al alza la demanda de camas generales, al pasar de 44 a 52 por ciento, aunque en las camas con ventilador su ocupación se redujo de 49 a 42 por ciento. Acerca de los decesos, hasta este sábado 4 de julio, la entidad reportaba más de mil 750 fallecimientos confirmados.
Sin embargo, hay quienes dudan de la consistencia de los datos oficiales, ya que, por ejemplo, el 28 de junio pasado murió por Covid-19 el presidente municipal de Coetzala, Gerardo Tirso Acahua Apale; sin embargo, en la página oficial de la Secretaría de Salud, con datos actualizados al 1 de julio, este municipio que gobernaba el extinto alcalde de Antorcha Campesina sólo aparecía con tres casos “confirmados” de enfermos, cero casos “sospechosos” y… ¡ningún fallecimiento!
Personal médico y de enfermería de hospitales públicos de Xalapa y del puerto de Veracruz comentan en corto que hay más enfermos y muertos por Covid-19 de los que oficialmente se reconocen, versión que ha venido a reforzar los datos recién expuestos por el Registro Nacional de Población (Renapo), pues de acuerdo con la Base Nacional del Registro Civil se habría documentado casi el doble de fallecimientos.
Y es que tan solo la Delegación del IMSS Veracruz Sur –que abarca desde Orizaba hasta Coatzacoalcos– reportó hasta finales de junio al menos 400 empleados contagiados de Covid-19 y 15 fallecidos por esta causa, según declaró la delegada Célida Duque Molina al diario la Jornada la semana anterior.
Este sábado, entre otros, fallecieron un médico del IMSS del puerto de Veracruz; una ginecóloga del hospital regional de Coatzacoalcos, y un enfermero y el coordinador de vectores de la Jurisdicción Sanitaria de Córdoba.