Por Luis Manuel González García | En los últimos dos años, en México hemos visto el surgimiento de un tipo de “beca” del Gobierno que es más bien un derecho general y se otorga en forma indiscriminada a todos los estudiantes de educación media en México. Según los criterios señalados en las Reglas de Operación del Programa Beca Universal para Estudiantes de Educación Media Superior Benito Juárez (DOF 3/3/20) todos los alumnos tienen derecho a esos 8 mil pesos anuales pagados en 5 montos bimestrales de 1,600 cada uno, basta con: “Ser alumno/a con inscripción en el periodo escolar vigente de IPEMS (escuelas públicas) en modalidad escolarizada o mixta” [o en otras IEM que pueden ser particulares incorporadas]. Adelanto que estas becas son, desde el punto de vista educativo, una trampa que dañará en forma irreversible a toda una generación.

A nivel mundial, en el ámbito educativo, las becas son una subvención, es decir, una ayuda económica para que una persona realice una actividad de interés general. Las becas para continuar estudios son tan viejas como la educación misma, la Iglesia en el medievo, los mecenas filántropos del renacimiento y los gobiernos de la modernidad en adelante son ejemplos de patrocinadores de becas para continuar estudios. En general, las becas se otorgaban a quienes las necesitaban o las merecían, siempre había un conjunto de criterios para otorgarlas. En el caso de la beca universal Benito Juárez basta con estar inscrito, no se requieren siquiera calificaciones aprobatorias o demostrar necesidad. De hecho, tuvimos alumnos con todas las asignaturas reprobadas y cobraron felices sus becas. Me tocó escuchar a un padre de familia de un muchacho con 5 reprobadas: en junta para entregar boletas levantó la mano y preguntó: ¿cuándo les pagan la beca? No le interesaban las calificaciones de su hijo, solo la dichosa beca.

De hecho, un joven inscrito en una escuela particular donde los papás paguen 20 o 30 mil pesos al mes de colegiatura, tiene derecho a la beca y ¿qué creen? La están cobrando. Las listas que nos llegan a las escuelas están plagadas de decenas de “errores”, personas reportadas como alumnos que no aparecen en la matrícula, por si lo anterior fuera poco. Pero más allá de la evidente injusticia de esta forma de otorgamiento y dispendio de recursos públicos, existen razones más profundas y preocupantes para revisar este esquema de apoyo a los muchachos.

En una de sus homilías mañaneras de la semana pasada, el Presidente López Obrador aseguró que al darles la beca a los jóvenes se les aleja del crimen organizado porque ya no tiene razón para delinquir. La tesis es absolutamente equivocada y desconoce la realidad. Para comenzar, con 800 pesos no se resuelve la vida de una persona o una familia al grado de no tener que hacer otra actividad remunerada, el giro perverso es el siguiente: el crimen organizado capta a los jóvenes de esas edades justamente poniendo dinero en sus manos, acostumbrándolos al dinero, haciéndolos adictos al dinero fácil. Cuando lo logran, el propio funcionamiento del adolescente, más dispuesto a correr riegos, hace que se involucre más y más en actividades delictivas peligrosas y genere lealtad. La estrategia de Morena es idéntica al del crimen organizado y con efectos similares: hace a los jóvenes adictos al dinero fácil, no necesitan hacer nada especial o sobresaliente para obtenerlo.

El gancho de 1600 pesos bimestrales se le acaba pronto a todos, ya sea porque acaban el bachillerato o porque salen de la escuela por su mal desempeño. ¿A dónde creen que irán a buscar ese dinero rápido jóvenes con poca o ninguna preparación para la vida? Es un ciclo que alimentará al crimen organizado y las lealtades electorales, no lo contrario.

En otra hipótesis, expresada en las reglas de operación de estas becas, se asegura que ayudan a disminuir el abandono escolar en el bachillerato. De acuerdo con los datos oficiales, el indicador abandono escolar se ha mantenido sin cambio en los dos años de entrega de las becas ubicándose en 11.8% a nivel nacional, los resultados de investigaciones realizadas para comprender el tema nos ayudan a entender que la entrega de recursos directos a los alumnos sin mayor condición está lejos de corresponder con los factores identificados con mayor grado de correlación o influencia.

En un estudio publicado en 2017 en Perfiles Educativos (revista especializada del prestigioso IISUE-UNAM) por Díaz y Osuna, para entender las causas por las que los alumnos abandonaron la escuela señala: “Un  hallazgo  de  suma  relevancia  es  que  la  mayoría  de  los  jóvenes  que  participaron  en  este estudio no se encontraba laborando y todos habían dejado de asistir a la escuela desde un año atrás”. Esta observación echa por tierra la suposición que considera a los problemas económicos o la necesidad de trabajar como el gran factor desencadenante del abandono escolar. De hecho, estudios realizados por el INEE (2016), Weiss (2015), Miranda (2018) en México, y por Dupree y otros (2018) en Estados Unidos, confirman que factores familiares, falta de estructura, insuficiente motivación para estudiar y alcanzar objetivos, son factores aún más determinantes del abandono escolar en educación media que los aspectos relacionados con falta de recursos económicos.

Aún más, considerando un factor que influye en el abandono escolar y del que existe consenso en las investigaciones recientes sobre el tema: la motivación para obtener un buen desempeño escolar; al otorgar una remuneración fija sin requerir mayor desempeño, ni siquiera aprobación, refuerza las conductas tendientes a disociar el desempeño escolar del éxito económico individual, envía el mensaje opuesto al deseable: lo importante no es lo que hagas, ni lo que te esfuerces, sino tener quien te dé dinero.

La idea romántica de otorgar recursos directamente a las personas, sin intermediarios, y en este caso sin mayor requisito, al menos tratándose de estudiantes de educación media, ni está resultando ni resultará. Basta preguntar a los maestros si ven alguna mejoría en el desempeño escolar de sus alumnos, al menos en las semanas posteriores a la recepción de la beca, para darse cuenta que algo en sus supuestos está muy equivocado.

Un sistema de apoyos financieros bien pensado, que otorgue recursos y, sobre todo, otros apoyos pertinentes, no solo dinero sino mejores instalaciones educativas y recursos para aprender, conectividad, docentes bien preparados para atender la diversidad y, fuera de las escuelas, asistencia profesional a las familias, apoyos en especie, enfocándose en los estudiantes en riesgo, a los integrantes de grupos vulnerables, pero sin cometer la injusticia de abandonar a los estudiantes de excelencia que hacen un esfuerzo permanente. Es indispensable exigir a los becarios el cumplimiento de metas de desempeño académico pertinentes. De acuerdo con los resultados de las investigaciones estas acciones tendrían mucho mayor impacto que regalar dinero público a manos llenas como el tío generoso y rico que algunos creen debe ser el Gobierno.

Si la apuesta es electoral, señores, no se confíen, no conocen a nuestros muchachos, si les dan así sin mayor merecimiento, los van a convencer que se merecen todo y que no tienen nada que agradecerle a quien les llena la mano con monedas y, saben qué… tienen razón, les están regalando dinero público, producto del trabajo y el esfuerzo de padres de familia, empresas, negocios, es un regalo con maña, es una trampa, están condenando a miles de jóvenes de esta generación a volverse adictos al dinero fácil, muchas cosas pueden salir mal.