“En Guanajuato, “El Marro” sigue muy enojado, a diario ejecuta inocentes” Abrazos no balazos

El término “chayoteros” lo puso de moda el presidente Andrés Manuel López Obrador. Antes de que se conociera a nivel nacional su significado, solo en el medio periodístico y entre los políticos el “chayote” se entendía como el dinero que recibe un periodista a cambio de difamar a alguien, enemigo de quien paga, o por ocultar alguna información que afecta al interesado, o por hablar bien del mismo patrocinador, en este caso, chayoteador.

Hoy en las redes sociales se usa la palabra como insulto contra quienes, aunque no sean periodistas, se supone recibían dinero de los gobiernos anteriores y como se los quitaron hoy dedican su tiempo a criticar todo lo que hace mal la 4T, o sea, todo.

Pero los morenistas se refinan cuando se trata de ofender a un periodista crítico y le dicen “chayotero”, cuando eso pensamos no es tan grave o no molesta tanto porque forma parte de una serie de calificativos, unos más ofensivos, con los que se habla de un comunicador corrupto que publica por encargo no por compromiso social.

Recordamos que a lo largo de tantos años de ejercer el noble oficio de periodista, hemos escuchado otros como “escribano”, “textoservidor”, “centavero”, “mercachifle”, “extorsionador” que es el más común, “seudoperiodista”, “te maicearon”, “te dan apoyos” de los más elegantes o “publicista”.

Sí sabemos que hay más, algunos impublicables, pero la intención no es exhibir un extenso conocimiento sobre las mil y una formas de calificar a un corrupto que se escuda en el periodismo para obtener dinero de una manera deshonesta.

Surge un bloque anti AMLO

Así como se formó la alianza “Por México al Frente”, que se dio a conocer en 2017 constituyéndose en uno de los grandes acontecimientos políticos, toda vez que los promotores de este grupo lograron integrar a los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano, que llevó como candidato presidencial a Ricardo Anaya, el competidor más fuerte de López Obrador hasta que se lo quitó del camino Enrique Peña Nieto, se ha comenzado a construir otro frente con miras a ganar mayoría en el Congreso federal en las elecciones del año entrante, con lo que dejarán sim fuerza a Andrés Manuel López Obrador, lo que representará el inicio de su caída.

Hay que recordar que la coalición “Por México al Frente” tuvo la participación ideológica no solo de las dirigencias partidistas y sus órganos internos, sino también contó con las aportaciones de académicos, investigadores, activistas, jóvenes, mujeres y ciudadanos interesados en construir una Plataforma Electoral que permitiera construir un proyecto en donde se recuperara un gobierno honesto para el país, que el PRI y su pésima administración no le habían podido dar, y de paso atajar la vertiginosa carrera que llevaba el morenismo con López Obrador al frente hacia la presidencia de la república.

Las condiciones están dadas para que un proyecto de esta envergadura madure y se concrete. El mismo López Obrador, con su actitud hostil, con su vocación de confrontador profesional, con sus traumas sociales, se ha enemistado con los representantes de importantes grupos sociales que deciden en una elección.

Los propietarios de los más importantes medios de comunicación, los principales empresarios de este país que son los que han creado los empleos, los líderes de grupos sociales de gran relevancia nacional, como Antorcha Campesina, por ejemplo; los representantes de la Iglesia católica, uno de los tradicionales poderes fácticos que ha menospreciado el gobierno de la 4T; los líderes de los despojos de partidos a los que arrasó AMLO y no incluyó después para formar un pacto por México; las dirigentes de los grupos de mujeres que han luchado contra los feminicidios y a favor de los derechos de la mujer, a las que tanto ha menospreciado el presidente; los maestros agraviados por la inclusión de Elba Esther Gordillo en el equipo presidencial como ministra sin cartera, y los ciudadanos que han surgido para dar la cara con grupos sociales descontentos con la política de AMLO, agraviados por tanta violencia, muertes, desapariciones, secuestros, y otros grupos más, que estarán participando en este bloque que inició esta semana sus primeros encuentros en busca de un solo objetivo: ganar mayoría en el Congreso federal en la elección del 2021.

La coordinación de la construcción de este nuevo frente corre por cuenta de quienes armaron el anterior. Políticos de carrera que gozan de gran respeto y que no dan la cara para evitar malas interpretaciones como que se diga que buscan negociar con el gobierno, políticos comprometidos con la sociedad, conscientes que es mejor dar resultados a favor del pueblo que actuar a sus espaldas. En la primera plática, hubo mucho entusiasmo, todos los asistentes coincidieron en que solo unidos podrán alcanzar el objetivo que se plantean. Ya veremos, empezaron con el pie derecho.

Por cierto, eso del grupo de la BOA y las mamertadas que inventa AMLO, son solo para consumo de sus seguidores, a los que les encanta este tipo de babosadas.
AMLO, consciente de su debilidad

Y para analistas de los medios de comunicación nacionales que están todos los días pendientes de lo que sucede y que emiten juicios de valor con sustento, como es el caso de Raymundo Rivapalacio, López Obrador tiene claro el termómetro de la gente. Sabe que todavía hay una masa de personas que respaldan su gestión, más por él como persona, que por su eficiencia en el ejercicio de gobernar.

Por eso no se cansa de apelar a las emociones básicas, aprovechando que su palabra penetra. La mejor demostración de ello la aportó la encuesta que publicó ayer El Financiero, donde su aprobación está en 56 por ciento, que aunque es una caída de cuatro puntos en un mes, 12 puntos con respecto a abril, y es la calificación más baja desde que inició su sexenio, sigue siendo tres puntos superior –equivalentes a un millón y medio de personas– al porcentaje con el que arrolló en la elección presidencial.

Sin embargo, con la información demoscópica que tiene, el discurso de este miércoles es el que mejor se acomodaba a sus intereses. Dijo lo mismo de siempre, pero de otra manera. No se peleó con nadie en particular, como goza hacerlo, ni fustigó a alguien en particular o laceró. En cambio, la única variable de su mensaje acostumbrado, aunque también con una idea ya usada, se llamó el presidente “más insultado” en la historia. No hay datos que lo corroboren, pero quienes hoy se quejan de ello, ayer lo hacían con sevicia al gobernante en turno.

El mensaje de López Obrador, si bien cultiva a sus clientelas y a una parte de aquellos que votaron por él y no se han ido, funcionará políticamente, pero el otro México con el cual litiga cotidianamente no le cree. La nueva encuesta entre inversionistas de Credit Suisse muestra el escepticismo que hay sobre López Obrador y su gobierno.

El 98 por ciento de los inversionistas mexicanos y extranjeros considera que la situación económica está muy mal, ahuyentando a los capitales. El 40 por ciento duda de invertir en México por la volátil situación económica global, y 31 por ciento por la inestabilidad de las políticas económicas.

El tercer rubro que desalienta la inversión, con 21 por ciento, es la inestabilidad política; la segunda variable que colocan con mayor frecuencia cuando se pregunta sobre las dudas para inyectar recursos en el México de López Obrador. Sólo las tasas de interés, que siguen siendo muy competitivas, mantienen a flote lo que, de no haberlas tenido, la profundidad de la crisis sería mayor.

Con ese México, menor al que se mueve por las emociones básicas, lucha siempre López Obrador, con afirmaciones al aire y sin ataduras, como asegurar que pese a todos los pronósticos, ya comenzó la recuperación económica. “A pesar de los pesares”, remató, los resultados han sido buenos. Ojalá tuviera razón, pero objetivamente no la tiene. Su fe será inagotable, hasta que la realidad termine de derrotarlo.

Pero no será un mejor momento para nadie, o para quien apuesta a su colapso. Comenzará lo peor. Su narrativa de resentimiento se agudizará y la bipolaridad de las dos sociedades que sistemáticamente confronta, será su locomotora para la victoria en 2021. Si no lo logra, su proyecto estará en riesgo. Lo sabe y está apostando su capital político para que eso no suceda.

Reflexión

Don Cisneros, en su calidad de Fiscal adjunto: no le busque mucho en el caso de la rectora ejecutada, este asunto va por el lado de la herencia.

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