Ciudad de México .-Seguramente recuerdes como en el 2011, una española devota de la iglesia, Cecilia Giménez se ofreció a restaurar la pintura Ecce Homo del pintor Elías García Martínez que adornaba una iglesia en la comunidad de Borja y que el resultado, a pesar de haberse vuelto famoso, terminó por desfigurar la obra de arte original, de la que no quedó nada, al tratarse del trabajo de restauración de una simple aficionada.

Pues este no es el único caso, y esta vez fue una copia de las famosas Inmaculadas del pintor Bartolomé Esteban Murillo la que fue mandada a restaurar por un coleccionista en Sevilla, España, y cuyo trabajo quedó tan mal hecho que ahora la obra es digna de permanecer colgada junto al Ecce Homo de Borja, por su gran parecido en cuanto a técnica y resultado.

Y es que como coleccionista especializado su decisión dejó mucho que desear pues este hombre, según reportaron medios locales, en vez de acudir a un especialista, solicitó a un restaurador de muebles y espejos la limpieza de la pintura, pagándole al rededor de unos mil 200 euros (cerca de 30 mil 300 pesos).

Cuál fue la sorpresa del coleccionista al recibir el «trabajo terminado» que de la obra original quedaba muy poco, pues el restaurador había echado borrado todos los rasgos de la Inmaculada parecían más bien dibujados por un niño.

El coleccionista pidió explicaciones y, para dejarlo redimirse, accedió a que el restaurador le echara la mano encima una vez más a la pintura, terminando de destrozarla, pues en ella no quedaba ningún atisbo de la obra original.

Milenio

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