En esta parte final de la conversación, Guillermo Barrón nos habla de su llegada a Nueva York y de la extensa y variada trayectoria que ha desarrollado durante un lustro en esa ciudad.

Luces de Nueva York

Me tuve que venir a Nueva York un poco antes de lo planeado. Felipe [Fournier] tiene bastante tiempo tocando con la banda de Luisito Quintero, yo conocí a Luisito en Puerto Rico en un momento en el que fue a tocar con una banda de salsa, me recomendaron en esa banda, toqué y ahí fue el primer contacto que tuve con él.
Hay un lugar en Queens que se llama Terraza 7, es un sitio muy conocido en Nueva York por los músicos y la gente que viene, es un sitio en el que convergen muchas fusiones y está muy padre, puedes encontrar música balcánica con jazz y muchas cosas, es un lugar muy especial. Luisito Quintero iba a tocar ahí y el percusionista que estaba tocando en ese tiempo en su banda, Samuel Torres, no podía. Felipe le dijo a Luisito oye, Memo va a venir, a Luisito le vino a la mente aquella vez que toqué con él en Puerto Rico y me habló, me dijo oye, ¿puedes venir a tocar con mi banda? Le dije que sí, me mandó la música y tuve que adelantar mi viaje a Nueva York para tocar con él. Fue mi primer hueso acá y fue una súper experiencia.
Retomar el contacto con Luisito fue algo muy padre y muy positivo en muchos aspectos, principalmente en que él me ayudó —y me sigue ayudando— muchísimo en Nueva York, cuando puede, me invita a tocar y tocar con él es de mucho aprendizaje. Luisito es una de las personas con las que estoy muy agradecido por esa ayuda que me dio desde que llegué. Actualmente es el percusionista de Chick Corea y por un tiempo fue de Richard Bona, ha compartido y tocado con mucha gente y tiene muchos premios, sin embargo, es un tipo súper humilde. Cuando me habla, no siempre es para tocar con él, a veces es para que lo cubra, o le hablan porque necesitan un percusionista, él no puede y me recomienda. La última experiencia que tuve con él fue que me habló para que fuera a tocar con la Count Basie Orchestra en el Birdland Jazz Club, me recomendó porque él no podía tocar, le agradezco mucho esa confianza. Esta es una orquesta de swing que inició el maestro Count Basie y la siguieron varios miembros de la banda, y conocí a varios de los miembros originales que sigan tocando; la dirige el trompetista Scotty Barnhart. No toqué todo un concierto con ellos, solo toqué un tema latino que grabó la orquesta con Luisito Quintero, pero ya con eso, ¡imagínate!, es una gran experiencia el simple hecho de ir a ver la orquesta, pues tocar con ellos fue algo increíble. Eso fue en febrero, antes de la contingencia.

First steps

Los primeros meses en Nueva York fueron los más difíciles porque aunque ya tenía algunas chambas, todavía no daba como para pagar una renta; traje un ahorro de México pero no iba a ser suficiente como para mantenerme toda una vida, de hecho, solo me iba a servir como para tres meses. Me vine solo y como a los cuatro meses, se vino mi esposa.
En Nueva York es muy común que mucha gente llega y tiene que trabajar de lo que sea, no lo digo de mala manera, al contrario, respeto mucho a la gente que lo hace, la gente que viene y se aferra y dice voy a trabajar de lo que sea con tal de estar acá. Yo quería tratar de no hacerlo, pero dije si tengo que hacerlo, lo hago, no pasa nada. Estaba tratando de sobrevivir entre mis ahorros y los huesos que me salían, hasta llegó el punto en que le dije a un amigo que me recomendara en el restaurante en el que estaba trabajando para entrar a trabajar ahí de lo que fuera. Eso fue cuando ya tenía como tres meses de estar aquí y ya se estaban acabando los ahorros, casualmente, por coincidencia, suerte o no sé qué, me empezaron a llamar para más cosas: grabaciones, ensayos —aquí, la mayoría de los ensayos se pagan, porque el tiempo es oro en todos lados, pero más en una ciudad en la que tardas mucho tiempo en moverte de un lado a otro—, tocadas, entonces dije si entro a trabajar en el restaurante no voy a poder hacer esto simplemente porque no me va dar tiempo, entonces, si ya me está saliendo esto, está chido porque me está dando más lana para seguir sobreviviendo y me va a dar más conexiones, y así fue, una cosa llevó a la otra, empecé a tener más conexiones y más trabajo.

Latin pop

Yo nunca he sido cerrado con los estilos, a mí me gusta el latin jazz y la música experimental, pero soy muy abierto, si me invita a tocar una banda de cumbias, voy a ir a tocar y lo voy a hacer con gusto, porque si la gente que lo está tocando lo hace con gusto, va a sonar bien y todos vamos a estar contentos, y si la gente que nos está viendo y está bailando va a estar gozando, pues qué mejor. Así fue como empecé a tocar con cantantes que hacen un poco de música de todo —yo digo que es como pop latino—, eso se usa mucho en los restaurantes latinos, se echan una rola de Carlos Vives y luego se echan un bolero y luego se pueden echar una salsa y luego se pueden echar un pop. Me empezó a salir chamba de eso, empecé a conocer ese tipo de gente y empecé a involucrarme en otros proyectos, ya de música original, en los que se tenía que ensayar, y me salieron grabaciones.

Flamenco

Empecé a entrar al mundo del flamenco, aquí en Nueva York es reducido pero si uno se sabe mover, se sabe meter, puede encontrar trabajo y en la mayoría de las ocasiones es muy bien pagado, la ventaja de que sea poco es que se puede cobrar más.
Empecé a agarrar huesos mejor pagados y ya pude sobrevivir cien por ciento de la música, y he estado aquí, en Nueva York, viviendo durante cinco años solamente de la música. He dado unas pocas clases, he estado con algunas compañías de baile de flamenco.
Estuve colaborando mucho tiempo con Alex Conde, pianista increíble de Valencia. Hace flamenco-jazz y me invitó a grabar en su disco Origins, del 2018 o 2019; me dio mucha emoción y mucha alegría que haya pensado en mí para grabar ese disco. En ese disco, unos bajos los grabó John Benítez, otros los grabó Luques Curtis, bajista increíble. Estuvo un trombonista que toca con Eddie Palmieri —muchos de los que grabaron con Alex Conde tocan con Palmieri—, se llama Conrad Herwig, buenísimo. Brian Lynch estuvo en la trompeta. Estuvo Dayna Stephens, saxofonista muy bueno, es maestro de Manhattan School of Music. Y en la batería estuvo Marcus Gilmore, que toca con uno de los tríos de Chick Corea. Fue una tremenda experiencia haber grabado ese disco por la calidad de músicos y por la música de Alex, a mí me gusta mucho cómo compone y todas sus influencias, principalmente el flamenco —toca muy bien flamenco y sabe mucho de la tradición—.
Presentamos algo de este disco en un lugar que ya no existe que se llamaba Subroza, era de los mismos dueños del Blue Note; ahí tocamos con Marcos y estuvo padre porque fue una bailadora de flamenco muy buena que se llama Nelly Tirado —es de Nueva York— y otro percusionista, bailaor increíble y cantante que se llama José Moreno; se armó una banda muy buena.
En una ocasión estuve con Alex en el Blue Note, a trío con Luques Curtis en el contrabajo y yo en el set de percusión. Esa fue una experiencia que me marcó mucho también. Buenas experiencias con Alex.
Tuve una pequeña colaboración con Joe Lovano en un concierto de flamenco de un amigo; Joe Lovano y su esposa, Judi Silvano, organizaron ese concierto acá en Nueva York y Joe Lovano tocó unos temas con nosotros.

Música linda y querida

Me acerqué a la música mexicana, en México no tocaba tanto, más allá de lo que hacía con el grupo Huazzteco, pero no conocía tanto la tradición hasta que llegue aquí a Nueva York, como muchas veces pasa que hasta que estás fuera de tu país, te das cuenta de la riqueza de música que tiene. Yo siempre he valorado lo que se hace en México, pero por una u otra cosa nunca me había adentrado y acá me adentré y le agarré el gusto y es algo que me interesa. Conocí a Sinuhe Padilla, un tremendo músico —creo que es del Estado de México— que hace una labor muy fuerte con la música de México, es músico de Lila Downs; es cantante, toca leona, toca guitarra, zapatea, hace de todo. Con él he aprendido mucho de la música mexicana, ha sido una muy buena oportunidad; a la fecha somos buenos amigos, a veces trabajamos en proyectos. Tiene un proyecto que se llama Jarana Beat, también he colaborado con ellos y estuvo muy padre porque explorábamos música de varias regiones, Jarana Beat se preocupa mucho por la cuestión afromexicana, afroindígena, entonces hace música de Oaxaca, Veracruz, Guerrero, Tabasco; las regiones más fuertes para todo esto.
También tuve la fortuna de conocer a Claudio Vega, una leyenda; él y toda su familia son tremendos en el son jarocho y he tenido la oportunidad de tocar, convivir y hacer amistad con él, es otra gran inspiración de la música mexicana. Ahora estoy también con Radio Jarocho, un grupo de una zapateadora muy buena que se llama Julia del Palacio, de la Ciudad de México. En ese grupo tocaba Zenén Zeferino, de Jáltipan, Veracruz, una leyenda del son jarocho; con él he aprendido mucho también.
Algo muy difícil pero que me gusta mucho y que estoy intentando es meterme al son jarocho con el cajón, con pandero, con mi set, pero tratando de usar el lenguaje del son jarocho, tanto de la jarana como del zapateado. Estoy en esa búsqueda, es una de las inquietudes que tengo.
Ese ha sido mi acercamiento a la música mexicana y todavía sigo aprendiendo, me encanta, ya estoy en ese camino pero es curioso que lo estoy descubriendo en Nueva York.

Buscando guayaba

Otro de los proyectos con los que trabajo bastante y que me dieron trabajo desde que llegué a Nueva York porque Felipe Fournier me presentó con ellos, es el grupo Tres del Solar, no siempre son tres (risas) pero empezaron siendo tres y así se quedó el nombre, a veces son cuatro, a veces cinco, seis, siete, ocho. Toco muy seguido con ellos, a veces, timbal; a veces, conga. Es un grupo que le rinde cierto tributo a la música de Rubén Blades, por eso se llama Tres del Solar. En este grupo, he tenido la oportunidad de compartir con Ralph Irizarry, que fue timbalero por mucho tiempo de Rubén Blades, entró un tiempo al grupo, a veces iba a suplir al conguero y compartimos muy buenos ratos Ralph y yo.
Felipe tiene un grupo que se llama Súper Mambo, es un tributo a Tito Puente. Tito Puente también tocaba vibráfono, no se le reconoce tanto como vibrafonista, se le reconoce más como timbalero, pero tenía un conocimiento increíble del vibráfono, de la armonía, de la improvisación; Felipe quiso retomar esa parte y hacer un grupo de latin jazz en honor a él pero con ese estilo que tiene Tito más como de mambo-jazz. Felipe me invitó y estuve tocando con ellos.
Hay un grupo de xalapeños que se llama Los Villalobos Brothers, son muy buenos amigos y me invitan seguido a tocar percusión y batería.
He tenido la oportunidad de colaborar también con Peter Brainin, saxofonista, tanto del jazz tradicional como del latin jazz; toco mucho con él en un lugar que se llama Fat Cat, es un club de jazz muy visitado en Nueva York porque lo padre e interesante de ahí es que no solo vas a escuchar música sino que también puedes jugar billar, dominó, ping pong. Es un lugar muy bueno que presenta cuatro o cinco bandas en un día, después de las doce de la noche hay jam session y dura hasta las cuatro o cinco de la mañana. Peter Brainin siempre rota a la gente, es muy padre porque te puedes encontrar músicos increíbles, ahí conocí a Luis Perdomo, que a veces va en el piano. Edward Pérez ha ido a tocar. Alex Brown también ha tocado ahí, es un pianista increíble que toca con Paquito D’Rivera. A veces va Vince Cherico en la batería. Otro músico que me gusta mucho cómo toca y con el que he tenido la oportunidad de compartir un par de veces es Boris Kozlov, bajista de Manhattan Transfer.
También he tocado con la big band de Terraza 7, un muy buen proyecto que dirige Edward Pérez con el saxofonista Michael Thomas. Es una big band muy padre porque toca temas originales y fusiona mucho, experimenta mucho y tiene un sonido muy peculiar; estuvo nominada al Grammy en esta última edición.
Tuve la oportunidad de grabar con el maestro Jorge Pardo —que tocó con Paco de Lucía—, una sesión rápida medio, improvisada; es para un documental que le van a hacer, todavía no sale. Estuvo Mark Guiliana, baterista tremendo; Matthew Garrison en el bajo, también tremendo, hijo del legendario Jimmy Garrison, el bajista de John Coltrane.
Otro personaje con el que he tocado acá y que también me dejó mucho conocimiento y muy buena experiencia es Mike Eckroth, es un termendo pianista de Arizona que tocaba con el grupo de John Scofield. Aparte de tocar jazz tradicional, toca música latina increíble, es un gran conocedor de esta música. Tiene varios proyectos, entre ellos un cuarteto de latin jazz, me invitó a tocar en ese grupo y fuimos de gira, hicimos un concierto en Boston y otros en Mineápolis. Eso fue en abril del año pasado.
He podido tocar un par de ocasiones con la banda de John Benítez.
Hay una big band que se llama Afro Bop Alliance, he tenido varias oportunidades de compartir con ellos, estuvimos en un lugar que se llama Nuyorican Poets Café y hace poco hice una gira con ellos. Es de un baterista que se llama Joe McCarthy que también siempre invita a músicos buenísimos, tuve la oportunidad y la dicha de que me hablara para hacer una gira en Texas, la sección rítmica fue de Nueva York y, como es muy difícil viajar con una big band, allá en Texas consiguió a otros metales. De aquí llevó a un bajista —no me acuerdo cómo se llama—, a Nick Marchione —que es trompetista de la Village Vanguard Orchestra— y a mí. Allá estuvimos tocando con un pianista muy bueno que se llama Sergio Pamies, de Granada. Fue de las últimas cosas que hice antes de que empezara esto de la pandemia.
Tengo un amigo de Zacatecas que ahora vive en el DF que Salvador Fragoso, él tocaba con José Feliciano. En un momento tuvo problemas con su visa de trabajo de Estados Unidos, no podía entrar tan fácil y me recomendó con José Feliciano, gracias a él entré a su banda y ya llevo poco más de dos años ahí.
Entre los proyectos en los que estoy activo ahorita están, principalmente, el proyecto de Rudyck [Vidal], Adderesound; el proyecto de música mexicana Radio Jarocho, un proyecto de jazz fusión que se llama Project Grand Slam, un proyecto muy interesante de música afroperuana con jazz fusión que se llama Festejation, es del bajista Edward Pérez, Felipe también está en ese proyecto; y sigo con José Feliciano.

He tenido muchas oportunidades de viajar desde que llegué, he podido conocer muchos lugares de Estados Unidos y he hecho varios viajes al extranjero con José Feliciano y con otras bandas como Projet Grand Slam. He ido a Jamaica, a Japón, a Chipre, a Austria he ido como tres o cuatro veces después de que fui con la orquesta sinfónica; he ido a Noruega, a Serbia, a Inglaterra, a Chile, a Australia y algo bien curioso, fui a Oaxaca de Nueva York, no conocía Oaxaca cuando estaba en México, a Jarana Beat le salió una gira a México, uno de los festivales a los que fuimos fue en la ciudad de Oaxaca, si no hubiera sido por eso, seguiría sin conocer esa ciudad. Necesito conocer más lugares de México, pero no ha habido oportunidad.

 

 

PRIMERA PARTE: La luz que iluminó todo mi ser
SEGUNDA PARTE: De la ciudad de las flores a la perla de los mares
TERCERA PARTE: ¿Cuál es la prisa?

 

 



 

 

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