La brutalidad policiaca parece estar en la orden del día. Lo que ha hecho detonar la atención ciudadana no han sido, por desgracia, los múltiples casos ocurridos en nuestro país, sino la muerte del ciudadano afroamericano George Floyd por la brutalidad policiaca en Mineápolis, Minesota, que se transmitió en tiempo real a través de las redes sociales y que ha incendiado a todo el país vecino.

En los últimos días nos han golpeado moralmente las noticias de dos asesinatos a manos de quienes deberían protegernos: la primera, la de un hombre en situación de calle asesinado en marzo en Tijuana, y la segunda, la de otro hombre en un municipio de Jalisco, detenido por no llevar cubrebocas y regresado muerto a sus familiares.

En Tijuana, a través de redes sociales, se hizo viral el video que un automovilista grabó con su teléfono celular el pasado 27 de marzo, donde se observa de principio a fin cómo sometieron a una persona en situación de calle en una estación de gasolina. Mientras el agresor estaba esposado y boca abajo, un agente le puso su bota en el cuello y otro agente lo sometió con su rodilla en la columna vertebral, hasta que dejó de respirar.

Por otra parte, el pasado 4 de mayo, Giovanni salió con su familia a cenar, cuando policías de Ixtlahuacán de los Membrillos los detuvieron por no usar cubrebocas en la vía pública, sin embargo, comenzaron a golpearlo, se lo llevaron detenido y al día siguiente regresaron con su cuerpo inerte.

Los casos abundan. No se trata de daños colaterales de enfrentamiento con criminales. Son ciudadanos comunes e indefensos que son asesinados de manera inclemente por la policía, que parece tener patente de corso para cometer las peores fechorías sin que tengan que rendir cuentas.

Y no vamos lejos. En el caso de Veracruz no ha habido autoridad que llame a cuentas al titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, cuyos elementos han cometido infinidad de crímenes contra población indefensa.

Por desgracia, el propio gobernador Cuitláhuac García Jiménez ha justificado el grave exceso de fuerza letal aplicada por las huestes policiacas, como por desgracia ocurrió en enero pasado cuando la policía irrumpió violentamente en la comunidad serrana de Tepetzintla, en el municipio de Atzalan, cerca de Martínez de la Torre, donde fueron asesinados dentro de su domicilio la niña María de 11 años y su abuelo Bellarmino, quien por cierto era un ferviente seguidor de Morena.

La Fuerza Civil ha actuado sin ningún tipo de control en comunidades, atropellando los derechos humanos y, en no pocas ocasiones, segando la vida de gente inocente.

Otro hecho conocido fue el del joven serigrafista Carlos Navarro, detenido en Xalapa y llevado al Cuartel de San José, donde al otro día se declaró su muerte, luego de ser molido a golpes con enorme saña.

Pero hay más casos, como le represión a un bloqueo campesino en la Cumbre Tajín en marzo pasado, el ataque a balazos de unos jóvenes que no obedecieron un retén policiaco en Vega de Alatorre usado por los elementos de seguridad para extorsionar a los automovilistas, el ataque a balazos ciudadanos que protestaban en Ciudad Isla instigados –según las autoridades- por una banda criminal y la agresión física y psicológica contra periodistas locales que cubrían los hechos.

Todos ellos, por cierto, solo en el gobierno morenista de Cuitláhuac García Jiménez.

Estos casos son apenas la punta del iceberg de una policía que no es capaz de contener la violencia criminal pero parece que se ha unido a la campaña de terror contra la población civil.

Ya esperamos que la Fiscalía General se haga cargo de la investigación de los hechos y del castigo a los culpables, y que el mandatario veracruzano honre su palabra de cuidar a su pueblo en lugar de justificar la violencia en su contra por parte de elementos policiacos a su cargo.

Las benditas redes sociales

Veracruz: mayor margen financiero para atender pandemia

Mientras muchos jubilosos detractores festinaron (y de hecho los siguen tomando como máxima bíblica) los datos aportados por el portal Latinus, que acusaba un supuesto sobreendeudamiento a principios de 2020, una nota publicada este jueves por un medio especializado en el tema, El Economista, resalta una importante disminución en el monto de dicha deuda.

En anterior Hora Libre afirmamos que Veracruz aparecía, en el reporte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en el primer lugar en términos absolutos por haber disminuido en casi 3 mil millones de pesos el monto de sus obligaciones financieras, lo que representaba una baja de 8.9 por ciento.

Publicada bajo el título “Ante el Covid, 19 entidades muestran mayor margen de maniobra financiera”, la nota de Rodrigo Rosales para El Economista enumera los estados del país cuyo mayor margen de maniobra financiera para paliar los efectos del Covid-19 sería más amplio, debido a que al cierre del primer trimestre de 2020 registraron disminuciones en su deuda pública. Uno de ellos es Veracruz.

Según el artículo, “se abre un abanico de posibilidades con la contratación de financiamientos, ya sea mediante inversión productiva, cubrir necesidades de liquidez en el corto plazo o refinanciamiento para tener mejores condiciones de mercado, a fin de contrarrestar la merma que habrá en recursos vía participaciones (por el desplome de la actividad económica) e ingresos locales”.

En términos porcentuales, gracias a la altísima deuda heredada, Veracruz aparece en el séptimo lugar, pero basta ver los montos de deuda para explicar por qué, en este caso, no está en el primer sitio, como sí lo está por el monto disminuido.

El estado que aparece en la cumbre de la lista es Querétaro, que disminuyó su deuda en -55.8% real, y es que su deuda es ahora de 227 millones de pesos. Le siguen: Guanajuato (-21.9%), Guerrero (-14.8%), Oaxaca (-14.2%), Michoacán (-13.3%) y Estado de México (-12.2%).

Luego de esa primera lista de entidades que redujeron su deuda, aparece Veracruz, que disminuyó la propia en -8.9%, dejándola en 44 mil 197 millones de pesos. Con lo pagado, cerca de 3 mil millones de pesos, Veracruz hubiera desaparecido la deuda total de los estados de Querétaro y Campeche juntos, o hubiera dejado en ceros la de Aguascalientes.

Gracias a los enormes endeudamientos ordenados por Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa, y la nula acción para disminuirlos por parte de Miguel Ángel Yunes Linares, Veracruz es la quinta entidad por el monto de su deuda pública, en una lista que encabezan Ciudad de México (83,592 mdp), Nuevo León (73,551 mdp), Chihuahua (50,169 mdp) y Estado de México (44,197 mdp).

Como para darse una idea de la magnitud de la disminución en la deuda pública de Veracruz, baste decir que la deuda total de los gobiernos estatales, cifrada en 553 mil 729 millones de pesos al finalizar marzo, se logró tras reducirla en -2.8 por ciento, muy por debajo de la caída en la deuda de Veracruz, que fue de -8.9 por ciento.

Cerca de Veracruz, otro estado gobernado por Morena, Tabasco, fue la entidad con el mayor incremento de sus financiamientos, con una tasa anual de 27.1%, en términos reales, por lo que su capacidad financiera para combatir los estragos del coronavirus será muy limitada.

Frases sin disfraces

«Estar bien con nuestra conciencia, no mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus». Presidente Andrés Manuel López Obrador, en el momento más crítico de la pandemia.

Comentarios: belin.alvaro@nullgmail.com

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