Las paradojas de lo absurdo y la psicosis social. El sistema educativo es capaz de enviar millones de estudiantes a su casa y prácticamente dar por concluido el ciclo escolar después de tres meses, pero no es capaz de prohibir la venta de refrescos y comida chatarra en las escuelas. La diabetes y el cáncer, al menos hasta ahora, matan mucho más que el coronavirus, sólo que no generan el mismo pánico.

El coronavirus no sólo ha expuesto la precariedad de nuestro sistema de salud, sino también la hipocresía en la prevención de las principales causas de muerte en México.

En los primeros tres días de la “nueva normalidad”, el país rebasó los diez mil muertos y más de 100 mil contagios a causa del coronavirus; de hecho, el martes pasado se registró un nuevo récord de contagios para un solo día con 3 mil 891 casos. Prácticamente todo el país está en semáforo rojo y las cifras no dejan de crecer exponencialmente. Tan sólo en el mes de mayo cuadruplicamos las cifras de pacientes positivos y ya somos el 7° lugar mundial en número de contagios y fallecimientos.

¿Es el coronavirus algo que debe preocupar al país, a las autoridades y a la población? Por supuesto; la preocupación es tal que se han suspendido la mayor parte de las actividades, millones de niños y jóvenes han dejado de ir a clases y el país pagará la pandemia no sólo con miles de decesos sino con el cierre de miles de empresas, la pérdida de millones de empleos y una caída de más del 10% del PIB, la mayor desde que se lleva este registro.

¿Es por lo único que debemos preocuparnos? Definitivamente no, sin embargo, el comportamiento mundial del Covid19 ha hecho que nos olvidemos por un momento de las verdaderas pandemias que azotan el sistema de salud en México. El coronavirus debe dejarnos enseñanzas profundas sobre el cuidado de la salud y los hábitos para conservarla.

Durante el año 2018, las principales causas de muerte en el país por enfermedad fueron las del corazón (149 mil 368 defunciones), diabetes mellitus (101 mil 257) y tumores malignos a causa del cáncer (85 mil 754). Ese año, incluso las muertes por influenza y neumonía fueron 28 mil 332. Juntas estas enfermedades sumaron más de 360 mil decesos en sólo un año.

¿Esto quiere decir que las más de 10 mil muertes registradas hasta ahora por coronavirus son pocas? La respuesta es no. Cualquier enfermedad que provoque la muerte de miles de personas es un grave problema de salud pública. El tema de fondo es porqué no hemos tomado previsiones similares con otras enfermedades como con el coronavirus. La respuesta va más allá de lo simple: porque no se trata de enfermedades transmisibles, y por tanto la población no está en riesgo.

Pero, ¿qué importa si las enfermedades del corazón, la diabetes o el cáncer no son contagiosas si al final del día son muchas más las personas que mueren por esta causa? Al igual que la pandemia, las tres principales causa de muerte en nuestro país son prevenibles, sin embargo, son enfermedades que han vivido siempre entre nosotros y ya hemos aprendido a lidiar con ellas.

A causa del coronavirus, hemos confundido la prevención con el pánico; hemos cambiado nuestros hábitos y costumbres, también nuestra convivencia social y hasta hemos suspendido nuestras actividades productivas para evitar más contagios. Entonces ¿porqué, si las enfermedades del corazón y la diabetes provocan hasta 25 veces más muertes de las que las que llevamos hasta ahora, no hemos cambiado también nuestros hábitos de consumo, nuestra alimentación y erradicar el sedentarismo? ¿Cuál es la responsabilidad del Estado y cuál la del ciudadano?

¿Podremos realmente sentirnos satisfechos de haber librado el contagio del Covid, si más tarde podríamos adquirir alguna de estas enfermedades que suelen ser igual de agresivas, incluso más prolongadas y por tanto mucho más difíciles en lo físico y en lo económico? Son muchas las preguntas que tenemos que responder en el futuro cuando la pandemia pase.

En medio del aislamiento social, muchos habremos salvado el contagio, pero es posible que hayamos sembrado la semilla de las enfermedades que sí nos matarán en el futuro.

El miedo y la enfermedad siguen siendo un extraordinario negocio.

Las del estribo…

1. Ayer, mientras el popular López-Gatell decía que la pandemia tuvo “su máximo nivel de intensidad”, el Presidente y su necedad andaban de campaña electoral dando banderazos a un Tren Maya que se construirá por asignación directa. Mientras, en el anonimato, 20 mil 217 profesionales de la salud se han contagiado y 271 han fallecido. Además, hoy 1 de cada 4 infectados en el país es personal médico. Se trata de un abandono criminal del que nadie se hará responsable.

2. Vergonzoso papel andar exhibiendo gastos por 22 mil pesos de los ex comisionados del IVAI durante sus viajes de comisión. Mostrar notas hasta del Oxxo demuestra dos cosas: la mezquindad de los que se fueron y la consigna de venganza de quienes llegaron. Las instituciones siguen siendo patrimonio de funcionarios improvisados al servicio del gobierno en turno.