En cuestión de semanas, (como si en estos tiempos importara más la política que legislar en salud), la mayoría morenista y sus aliados en el Congreso veracruzano propusieron dos iniciativas para beneficiar el oficialismo: la primera, impedir que el Gobernador Cuitláhuac García pueda ser sometido a la revocación de mandato; y la segunda, permitir que cualquier persona no oriunda de Veracruz pueda gobernar, siempre y cuando tenga hijos nacidos en el estado.

Respecto a la primera iniciativa, (la que permitiría a Cuitláhuac García evadir una consulta popular que califique su gestión), ya logró ser aprobada en la legislatura; mientras que la segunda, (aquella que abriría la puerta de la gubernatura a los no nativos de Veracruz), está en proceso de ser votada, aunque podría no encontrar mayor problema para obtener luz verde.

Llamó poderosamente la atención que los morenistas en el Congreso buscaran blindar a Cuitláhuac García de una revocación de mandato, más aún cuando el proceso ya se encuentra establecido en la Constitución Federal, además de que fue el propio Presidente quien apresuró su aprobación.

¿Por qué los morenistas en el estado buscaron que su Gobernador evada una revocación de mandato si riñe con la Ley Federal?, ¿se mandan solos los legisladores oficialistas veracruzanos?, ¿fue la línea que recibieron aunque la Suprema Corte pueda echar abajo la intentona, previa controversia constitucional?

Consulté fuentes en Palacio Nacional y me hicieron saber que en el país, ningún congreso con mayoría morenista ejerce acción sin recibir anuencia del altiplano, a menos que se aventuren a enemistarse con el Presidente. De esta manera, la iniciativa en Veracruz habría obtenido el visto bueno “de arriba”, cuando menos a manera de laboratorio, aunque pueda venirse abajo.

El asunto es que en términos de opinión pública, y de orgullo partidista, perder una consulta de revocación de mandato resulta inadmisible, pues en palabras concretas, es igual a recibir una “calificación reprobatoria” por parte de los gobernados, algo que varios en la política podrían considerar devastador.

La idea es, me comentan en Palacio Nacional, tantear terrenos y evitar esos escenarios en los estados gobernados por Morena (y aliados), sobre todo porque afectarían la imagen del Presidente López Obrador. En caso de no ser posible, la otra opción consiste en retirar a ese Gobernador antes de la consulta, para evitar desaguisados.

Por su parte, la otra iniciativa, la que brindaría a los “no nacidos en Veracruz” la posibilidad de gobernar el estado, busca quitar el único candado que impide tanto a Rocío Nahle (de Zacatecas), como a Ricardo Ahued (de Hidalgo), la opción de suceder a Cuitláhuac García.

Veremos qué pasa.

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