La Selva Maya es un área importante para la biodiversidad y la mitigación contra el cambio climático a nivel global, por ello el investigador Edward Allan Ellis, adscrito al Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana (UV), realizó estudio en dicha región.

Detalló que la investigación se desarrolló durante una estancia sabática en El Colegio de la Frontera Sur (EcoSur) en Chetumal, Quintana Roo, en el periodo agosto 2018–julio 2019. Contó con la colaboración de Martha García Ortega y Angélica Navarro Martínez, de la ya mencionada institución, así como David Chacón e Irving Hernández, estudiantes de posgrado de la UV.

Resultado de este proyecto fue el artículo “Forest cover dynamics in the Selva Maya of Central and Southern Quintana Roo, México: deforestation or degradation?”, publicado este año en Journal of Land Use Science.

Edward Allan Ellis dijo que decidieron elaborar un estudio sobre la Selva Maya por su relevancia para la biodiversidad y la mitigación contra el cambio climático a nivel mundial.

Se distribuye entre México y Centroamérica, es el segundo macizo de selvas tropicales más grande en el continente americano, sólo después de la Selva Amazonas.

Para el país representa una de las zonas forestales mejor conservadas por los beneficios económicos (productos maderables y no maderables) y servicios ambientales que proveen.

El estudio abordó la problemática que enfrentan: la deforestación y la degradación de su cobertura. La deforestación implica una eliminación total de la cobertura arbórea, la cual se ocupa principalmente para la agricultura y la ganadería.

“La expansión agropecuaria es un foco rojo en la península de Yucatán y ha sido preocupante en las últimas dos décadas. Se ha reconocido que las áreas de selvas conservadas han perdido gradualmente su vegetación arbórea y biomasa vegetal debido a la recolección de leña, aprovechamiento de árboles, incendios y otros impactos ocasionados por su uso.

”El sistema de rotación de milpas también reduce el área de selvas conservadas y deriva en un proceso de aumento en selvas secundarias; como resultado, muchas áreas forestadas han ido perdiendo su biomasa, lo cual ocasiona su degradación.”

La deforestación puede evaluarse con más facilidad y existen estudios que indican este proceso en la Selva Maya; sin embargo, hay pocos trabajos sobre los procesos de degradación, ya que son más complicados en definir y medir.

Mencionó que este estudio determina la dinámica de la cobertura forestal, incluyendo procesos de deforestación, degradación y recuperación de selvas, al comparar dos regiones de la Selva Maya: la Zona Maya, región indígena con producción forestal y agricultura de milpa; y la Zona Bacalar y Río Hondo, región principal de agricultura y ganadería comercial en el estado.

“Es el primer estudio en reconocer e investigar la dinámica compleja de la cobertura forestal en esta región, y no sólo el proceso de pérdida de cobertura o deforestación.”

Con respecto a los resultados, Edward Allan Ellis dijo que el estudio permitió determinar de manera geográfica la complejidad de los procesos de cambios en la cobertura forestal en los últimos 20 años. Además, se determinó que los procesos de degradación son el doble que los de deforestación y una amenaza de gran importancia.

En la Zona de Bacalar y Río Hondo se revelaron procesos de deforestación y degradación asociados con la actividad de agricultura mecanizada y ganadería, que han sido intensos en los últimos 10 años. No obstante, en la Zona Maya en los últimos 10 años se encontró una recuperación neta en su cobertura y biomasa forestal, así como una cobertura mucho más dinámica, resultado de una mayor actividad de manejo forestal y agricultura tradicional de milpa.

Actualmente, mencionó, instituciones nacionales como la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), así como organizaciones internacionales no gubernamentales, tienen mucho interés en su conservación debido a su valor productivo, de biodiversidad y mitigación de emisiones.

Por otro lado, comentó que la región está en la mira para poner en marcha megaproyectos como el Tren Maya y otros desarrollos turísticos, representando más amenazas potenciales, por lo que se requerirá de más investigación multidisciplinaria para evitar impactos ambientales.

La publicación de investigaciones como ésta es importante porque evalúan de manera geográfica los procesos y las razones de los cambios en el paisaje, lo cual es de vital importancia para la planeación de estrategias e intervenciones, así como para el desarrollo de políticas públicas para frenar la deforestación y degradación.

“Información puntual que abone y hable de cómo ocurren los procesos, es necesaria para una mejor toma de decisiones y eficiencia de esfuerzos y recursos utilizados para la conservación y manejo sustentable de la Selva Maya.”

Covid-19 y zonas selváticas

Edward Allan Ellis dijo que es importante reconocer que la pandemia reciente por el SARS-CoV-2, que ocasiona la enfermedad del Covid-19, se asocia con la reducción global de áreas forestales y el aumento en las interacciones entre gente y los bosques, así como por la explotación de sus recursos.

“La conservación de bosques puede amortiguar la incidencia de zoonosis, así como ser fuente de medicinas de beneficio a la salud global.”

Muchas comunidades rurales e indígenas de México y el mundo han sido custodios de grandes superficies boscosas donde por siglos han implementado sistemas de manejo, beneficiándose de múltiples servicios ambientales y económicos, y manteniendo la cobertura forestal.

“El conocimiento forestal tradicional de estas comunidades es muy importante no sólo en su función de conservarlos, también sobre las especies y su uso, tanto de árboles y de fauna.”

Por último, destacó que la investigación sobre el conocimiento de fauna, su uso, comercialización y relación entre pobladores forestales será de mayor importancia después de este momento histórico por el Covid-19.

UV/Paola Cortés

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