La pretendida intención de la zacatecana Rocío Nahle de ser gobernadora de Veracruz no sería más que el corolario de una larga noche de corrupción e ineficiencia que estaría por cumplir dos décadas. La titular de Energía es la encarnación misma de la cuarta transformación: la ignorancia, la arrogancia, la ambición y la hipocresía. Veracruz no lo merece.

Rocío Nahle, junto con Manuel Bartlett, está identificada como parte del ala dura del gobierno de López Obrador. Son los más intolerantes, los que interpretan de mejor forma los intereses y sentimientos del Presidente. Sin embargo, son al mismo tiempo, el ejemplo de todo lo que el Presidente dice aborrecer: la corrupción, la opulencia, el tráfico de influencias y una vida de lujos que se esconde tras de un falso discurso de izquierda.

Con motivo del acuerdo que devuelve al Estado el monopolio de la energía eléctrica, Rocío Nahle volvió gustosa al escándalo. Aprendió muy bien la lección: entre más sea dilapidada en los medios y las redes sociales por ejecutar una instrucción absurda del Presidente, su victimización la fortalece en el corazón personal y político del mandatario.

Sin embargo, en esta ocasión le pegaron en el corazón de su orgullo, su familia, mostrando que su vida personal nada tiene que ver con su figura pública.

Cientos de medios y redes sociales documentaron que hace seis años, la hija de la Secretaria de Energía, Rocío Nahle, se graduó como ingeniera en Desarrollo Sustentable. Arturo Nahle también dio a conocer vía twitter que su sobrina, recientemente, había terminado la Maestría en Energías Renovables, inclusive con mención honorífica. Esto no tendría nada de extraordinario, sino por el contrario, debería ser motivo de orgullo para su familia y el país.

Pero resulta que los estudios de licenciatura los realizó en el Tecnológico de Monterrey y no en ninguna de las Universidades del Bienestar; que su tesis fue sobre desarrollo de energías sustentables, justo lo que su madre acaba de cancelar con el acuerdo; y que su maestría, también en desarrollo sustentable, la cursó en la prestigiada Universidad de Columbia en Estados Unidos, donde se forman los tecnócratas a los que el Presidente tanto critica.

Rocío Peña Nahle no es responsable de las decisiones de su mamá y menos del gobierno de la República, sin embargo, demuestra involuntariamente que la defensa ideológica de la cuarta transformación no es más que una farsa. Que se trata de un puñado de familias, como en cualquier gobierno anterior, enriqueciéndose y aprovechando las infinitas ventajas del poder público.

¿Por qué el Presidente tiene tanto rencor a Veracruz? ¿Por qué primero la incompetencia y la ignorancia de Cuitláhuac y ahora exploran la posibilidad de someternos a la perversidad y ambición de Rocío Nahle?

Veracruz, la pesadilla de la deuda pública

Ayer, una publicación de LatinUS, la empresa de comunicación que encabeza Carlos Loret de Mola para la audiencia hispana en Estados Unidos, publicó una información señalando que Veracruz era el estado que más había aumentado su deuda pública en lo que va del año, con algo así como 17 mil 522 millones de pesos, el equivalente a casi la séptima parte del presupuesto total para 2020.

De inmediato se prendieron las alarmas en la Secretaría de Finanzas, sobre todo luego de que hace algunas semanas –como se informó en este mismo espacio- el gobierno estatal había empezado a reducir su deuda pública por primera vez en 16 años. El 19 de abril pasado, ya con la crisis de la pandemia a nuestras espaldas, el titular de finanzas, José Luis Lima Franco, explicó que la entidad redujo de 44 mil 335 millones de pesos a 41 mil 420 millones su deuda pese a la pandemia mundial del coronavirus.

En números netos, Veracruz logró restar 3 mil millones de pesos al total de su deuda –el equivalente a la heredada por Miguel Alemán-; esto, de manera independiente a los servicios de deuda pública que suman poco más de 4 mil millones de pesos al año. ¿Entonces, de dónde salió la cifra dada a conocer por LatinUS?

Ayer lo explicó el propio Secretario de Finanzas: estos créditos a los que hace referencia son los de la reestructuración, pero los están interpretando como si fuera nueva deuda. En efecto, como se documentó ante la Secretaría de Hacienda, el estado realizaría una reestructuración de deuda que implicaba liquidar los pasivos anteriores con nuevos créditos. Estos nuevos créditos es lo que documentó LatinUS.

Por supuesto, el gobierno de Veracruz deberá asegurarse que Hacienda registre la deuda en números reales. En sentido estricto, la información no es falsa pero sí inexacto, lo que no explica es el origen y destino de esos recursos y el saldo actual de la deuda pública de Veracruz.

¿Dolo? Es algo que tendrán que investigar.

Las del estribo…

  1. En materia de seguridad y justicia, Veracruz tiene dos realidades: la que ayer le presentó la Fiscal encargada a los diputados locales que la entrevistaron, y la que arrojan las cifras del SNSP -mismas que se alimenta con lo que envían de las Fiscalías Estatales- o la que viven colectivos de desaparecidos y víctimas. Todos están enfocados en ratificar a la Fiscal y nadie está pensando en rescatar a la Fiscalía.
  2. Veracruz es segundo lugar en feminicidios, secuestros y extorsión; es el primer lugar en sobrepeso y obesidad, diabetes, dengue y nuevos casos de VIHSIDA. También encabeza la lista nacional en lugares contaminados. Por supuesto que nada de esto se gestó en dos años, pero el gobierno no ha resuelto una sola cosa de las que se comprometió. Y así quieren mantenerse en el poder.