Desde mediados de abril se habla de una soterrada rebelión de gobernadores de oposición contra las decisiones unilaterales del presidente Andrés Manuel López Obrador en materia presupuestal, a punto de volverse ley con una iniciativa de Morena que buscaba otorgarle al mandatario todas las facultades para manejar los recursos públicos a su capricho, que no pudo imponer.

Y aunque no se trata de lo que los seguidores de AMLO manejan como un golpe blando de Estado, sé es en cambio una estrategia que busca proteger las finanzas estatales contra la decisión presidencial de invertir todos los recursos públicos, incluidas las menguadas participaciones federales, en programas sociales de corte abiertamente proselitista y en sus sueños guajiros del aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, además de tirar muchísimo dinero bueno al hoyo negro de Petróleos Mexicanos.

En ese escenario son muy importantes los comicios de 2021. Tanto para él como para la oposición.

El presidente sabe que el próximo año se juega su idea de proyecto de transformación, que cada día hace agua con actos de corrupción abierta por parte de colaboradores suyos muy cercanos y que incluyen, sobremanera, a quien quiere postularse en 2024 para la gubernatura de Veracruz.

Tal vez en ello radique la explicación de su criminal frase de que la pandemia de coronavirus le ha caído a la Cuarta Transformación como anillo al dedo, si consideramos que le va a permitir tomar medidas arbitrarias en materia financiera y justificar una enorme erogación centralizada de recursos públicos orientados hacia sus programas sociales.

A Andrés Manuel López Obrador, en realidad, no parece importarle tantas muertes; no le ha importado que crezca la criminalidad y las cifras de homicidios dolosos; tampoco, que el sistema de salud haya dejado en el abandono a cientos de niños con cáncer, o que miles de mujeres se hayan visto confinadas en el hogar tras el cierre de guarderías, mientras que las que son violentadas ya no tienen siquiera el recurso de acudir a un refugio que les permita mantenerse con vida junto con sus hijos. Y ya sabe, según este presidente misógino, el 90 por ciento de las llamadas de auxilio de mujeres violentadas son falsas.

La frase de como anillo al dedo, que era para reuniones internas de gobierno y de partido, no tuvo empacho en pronunciarla abiertamente, y ya es uno de sus derrapes célebres. Pero más allá de la anécdota, lo cierto es que lo que más le preocupa a López Obrador no es la pandemia, tampoco los crecientes índices delictivos y, menos, la debacle de la economía. Lo que le hace pensar cada día con preocupación, mientras nadie más asume el timón de su gobierno, es cómo mantener y acrecentar su poder electoral en 2021.

El próximo año no solo se pone en duda la mayoría que sostiene Morena en el Congreso de la Unión, al ponerse a elección los 500 escaños de la Cámara de Diputados; también se ponen a elección varios congresos locales y, lo que es más apetitoso para la 4T, es la elección de 13 gobernadores en estados en manos de la oposición como Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.

¿Cómo le irá a Morena en los comicios del próximo año? Puede ser una pregunta de dos respuestas: o recibe el rechazo de los votantes que han visto cómo, en los tres niveles de gobierno en que lograron el mandato, han tenido actuaciones desastrosas, o se mantienen con mayoría para la segunda parte del sexenio, habida cuenta de una oposición debilitada, minada por los mismos intereses de grupos que buscan arrebatar los harapos que quedan, y la experiencia de traición que se les han visto.

Las benditas redes sociales

¿Lograrán vencer el apoyo ciudadano de varios gobernadores?

Un enigma mayor será cómo se comportan los ciudadanos en los estados que elegirán a nuevos gobernadores.

De entrada, al menos 21 gobernadores, todos ellos de partidos diferentes a los del lado gobernante, analizan la posibilidad de formar un bloque opositor y tomar la vía de un amparo colectivo contra el Pacto federal en materia fiscal, aunque hasta la fecha no ha habido una iniciativa clara y lo siguen pensando; eso sí, todos ellos están de acuerdo en que es necesario debatir un nuevo pacto fiscal que permita una redistribución de recursos tributarios menos equitativa.

Hay que recordar que la recaudación de impuestos tributarios (ISR, IVA, IEPS, comercio exterior, ISAN y otros) en los estados tiene un efecto redistributivo porque el nivel que aporta cada entidad federativa no coincide necesariamente con los recursos que la federación distribuye por participaciones y aportaciones. Ciudad de México, Nuevo León, Tamaulipas y Veracruz son los estados que más aportan con impuestos tributarios; en cambio, Tlaxcala, Nayarit, Durango, Guerrero, Zacatecas y Oaxaca son los que menos aportaron.

Según un documento sin firma, los gobernadores analizan suspender todo tipo de apoyo a la Federación por los próximos cuatro años y medio para dedicar los ingresos que se recolectan en los estados a beneficio de las mismas entidades. Es decir, solo serían estados asociados.

Con dicha figura, las entidades tendrían la ventaja de regularse ellos mismos, tomando acuerdos de cooperación mutua al grado de que, si las cosas se complicaran, podrían separarse del resto de la Federación.

Según las versiones publicadas en medios nacionales, “es clara la molestia de los estados ante la falta de una distribución justa de recursos. El Gobierno no da a estados lo que les corresponde y aportan más a la Federación que lo que reciben”.

El diferendo puede crecer de aquí al día de la elección.

Lo cierto es que AMLO y Morena no se están chupando el dedo. En cuanto a las elecciones para gobernador, saben que será difícil arrebatarle la gubernatura a los partidos gobernantes, particularmente en Sinaloa, Sonora, Querétaro, San Luis Potosí y Guerrero, donde las encuestas colocan en niveles envidiables de apoyo ciudadano a los actuales gobernadores, en algunos casos, muy arriba de los niveles de aceptación del presidente López Obrador.

En cambio, donde sí podrán dar batalla y podría ganar la gubernatura es en Baja California Sur, Nayarit, Colima, Campeche, Tlaxcala y Zacatecas, que gobiernan PAN y PRI.

De entrada, el gobierno federal está haciendo un uso faccioso de los recursos públicos para debilitar aún más las gestiones gubernamentales en los estados donde los mandatarios tiene poco respaldo ciudadano. Y tratan de minar también la imagen de aquellos que están en los cuernos de la luna. ¿Cómo? Limitando en todos los casos los recursos a seguridad pública, negando la posibilidad de que participen las fuerzas federales en apoyo a las fuerzas estatales, bloqueando la llegada de recursos para obras públicas.

Frases sin disfraces

“El poder no soporta el humor, ni siquiera los gobernantes que se llaman democráticos, porque la risa libera al hombre de sus miedos”. Darío Fo

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