La pandemia de Covid19 del año 2020 estará en los libros de texto, de estudio, de historia, de literatura, y en la memoria de la humanidad, por muchas décadas y siglos. Será objeto de relatos, de análisis, de teorías, de investigaciones, etc., para todas las futuras generaciones.

Para nuestras generaciones, las que hoy vivimos, ha significado muchas cosas que seguramente todavía no asimilamos completamente. Algo es seguro, nos hemos vuelto “expertos” en epidemiología en unas cuantas semanas. Casi todos hemos aprendido de salud pública y de vigilancia epidemiológica. Y será seguramente en las nuevas generaciones, los que hoy son niñas y niños, y personas jóvenes, las que muy probablemente reflejarán una inclinación o interés profesional. ¿Cuántos nuevos epidemiólogos y epidemiólogas saldrán de esta crisis?

En Veracruz existe una sólida oferta académica en la salud pública. La Universidad Veracruzana cuenta con el Instituto de Salud Pública donde se imparten especialidades y maestrías de muy buena calidad. Y seguramente a partir de esta pandemia se reforzarán estas opciones académicas y profesionales en universidades y en el sector salud público y privado.

En mi caso personal conozco bien esta oferta porque la mamá de mi hijos e hija, la Dra. Olga Flores Lomán, y quien desde ya hace varios años es la jefa del departamento de epidemiología del Hospital Civil “Nachón” de Xalapa, estudió precisamente especialidad y maestría en el Instituto de Salud Pública de la UV y un doctorado en la Universidad de Sheffield en Reino Unido. A través de ella aprendí muchos de los conceptos de la epidemiología y del funcionamiento de la salud pública, que ahora están en boca de todos y todas. Ella está ahora encargada de la estrategia para la atención del Covid19 en ese hospital y aprovecho para reconocer su entrega, dedicación y profesionalismo, y para agradecer y felicitarla por el trabajo que están haciendo, ella y todo el personal de salud, en estos difíciles días.

La salud pública y la vigilancia epidemiológica tienen ya un largo y consolidado camino en México y en Veracruz. Se lleva a cabo por medio de todo el sector salud, las jurisdicciones sanitarias y en específico a través de la Dirección General de Salud Pública, de la Subdirección y Control de Enfermedades, y del Departamento de Vigilancia Epidemiológica, así como otros departamentos encargados del seguimiento de enfermedades como las transmitidas por vector.

La salud pública no es un coto exclusivo de un área del gobierno. La salud pública es una materia de Estado, del Estado mexicano en este caso. Así como la economía no es una tarea solamente de la secretaría de economía o desarrollo económico, o que la cultura no es una responsabilidad de la Secretaría de Cultura, o la educación de la Secretaría de Educación, la salud pública es una materia de interés y participación de toda la sociedad.

Hay que entender que el concepto de Estado incluye gobierno y sociedad. Parte del Estado es el gobierno y su administración pública. Sin embargo, el Estado incluye a todas las instituciones nacionales e incluye a la sociedad organizada. El Estado es la sociedad organizada.

Así, el Estado abarca los poderes, los niveles y órdenes de gobierno, el poder judicial y el poder legislativo, los órganos autónomos, etc. Una parte del Estado es el gobierno, el poder ejecutivo, y dentro del gobierno están también la administración pública centralizada y paraestatal, los organismos desconcentrados y los descentralizados.

Desde algunas interpretaciones teóricas, el Estado también incluye a los poderes fácticos, o los famosos contrapoderes reales: los medios, las iglesias, los sindicatos de trabajadores, los empresarios, etc. Por eso se dice que el Estado abarca a la sociedad organizada, aunque en otras interpretaciones se pone al Estado como separado de la sociedad civil, es decir, la sociedad civil como contraparte del Estado.

Digo esto porque ante esta pandemia, ante esta nueva realidad, y ante la necesaria reconstrucción que implicará este mundo postCovid19, no sólo se trata de una tarea del Estado como gobierno y administración pública, se tratará de una tarea de todos y todas. Desde luego el gobierno, las instituciones públicas, tienen una obligación de conducir y gestionar la tarea más explícita de la atención a esta crisis.

El Presidente de México ha hecho algo muy bien y muy inteligente, separar el manejo de la atención epidemiológica y médica de la figura de Jefe de Estado. A pesar de ello, en nuestro sistema político actual, eso no es posible. El resultado de este manejo le va a afectar a él como Presidente, tanto como Jefe de Gobierno como Jefe de Estado, ya sea de manera positiva o de manera negativa. Ese es el problema de no contar con una separación entre ambas figuras. Afortunadamente me parece que el gobierno de México ha hecho las cosas bien en la atención a la pandemia en nuestro país.

Nuestros salubristas, epidemiólogos y epidemiólogas del futuro van a ser los herederos del nuevo estado de cosas a partir de los resultados de esta gran coyuntura. Estos nuevos profesionales de la salud pública tendrán que contar con nuevos y renovados servicios de salud, para todos y todas, con presupuestos y equipos, que sean el reflejo de un Estado social fuerte.

El derecho humano y constitucional a la salud deberá ser acompañado de una gran inversión pública, y de una apuesta a contratar a esas nuevas generaciones de médicos especialistas bien pagados, si queremos compararnos con países como Dinamarca o Suecia.