El Congreso veracruzano, inspirado por los 28 diputados de Morena y seis más comprados, amenazados, por amor al líder de la Jucopo o por lo que ustedes quieran y manden, aprobaron una reforma Constitucional que consideran histórica: la reducción de las prerrogativas a los partidos políticos, que no es otra cosa que bajarles la lana que el gobierno les da a los directivos de cada negocio de estos para que sobrevivan, ganen espacios políticos, se beneficien de las posiciones que vayan logrando, pero sobre todo que reciban sus cochupos contantes y sonantes cada mes, dinero que va a parar a los bolsillos y cuentas bancarias de los dueños del negocio. La verdad esto es una vacilada, una agarrada de tontos más que les da Morena a los veracruzanos. Ellos que están en el poder estatal, aparte de los apoyos extraordinarios para actividades políticas que les llegan, tienen en su favor todos los programas sociales del gobierno federal: para los de la tercera, cuarta y quinta edad; para los “ninis” que son los golfos maloras de cada ciudad, para los desempleados (la mayoría de los ciudadanos), la cachera que les dan a los desempleados, sus mujeres y sus hijos (una lana por cabeza), las tandas que inventó el atarantado presidente López Obrador, los apoyos para los alcohólicos que no tienen para mantener la dependencia, y todos los programas que tengan que ver con comprar la conciencia del beneficiario a cambio del voto porque si no votas por Morena, los que vengan te van a retirar el “apoyo”. Qué jalada es esa, carajo, no se vale que hayan llegado al poder con el apoyo de las mayorías esperanzadas en un futuro mejor para que usen el dinero del estado en la compra vulgar de votos. Que les recorten las prerrogativas a Morena, les vale madres.