Aunque Veracruz es el segundo estado con más becas del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, aquí se encuentra el municipio con más secuestros en el país y nueve de los 20 municipios con las tasas más elevadas en materia de violencia criminal.

Así de contundente es el juicio del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, quien este lunes presentó el ranking de los municipios más violentos en 2019.

El municipio de Martínez de la Torre, señala el estudio, tiene la mayor tasa de secuestros: 15.30 por cada 100,000 habitantes (casi el doble del año anterior), que es 14 veces más elevada que la tasa promedio para el país: 1.04.

En la segunda posición se colocó Tecomán, Colima, con una tasa de 8.29, y en la tercera se colocó Orizaba, también en Veracruz, con una tasa de 8.23.

¿Abrazos, no balazos? El lema no parece haber sido comprendido a cabalidad. Quienes se dedican al negocio de la delincuencia siguen cooptando a los jóvenes, mientras las becas que el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó como la mejor estrategia para aminorar el crimen no han logrado disminuirlo.

José Antonio Ortega Sánchez, presidente del organismo civil, labra una frase lapidaria: “No por muchos becarios dejó de haber sicarios”.

En 2019, el gobierno federal gastó 43 mil millones de pesos en el programa de becas, casi tres veces más que lo que gastaron en prevención social del delito los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto en nueve años. Pese a ello, según el organismo civil, “la violencia empeoró, no disminuyó”.

Para 2020 se presupuestaron 70 mil millones de pesos al programa, pero Ortega Sánchez alerta: si el gobierno permite que el monopolio de la fuerza pública o el del cobro de impuestos sean cedidos a organizaciones criminales, México se convertirá en un Estado fallido.

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Martínez de la Torre, un infierno

De los 238 municipios que se estudian para el “Ranking de la violencia en los municipios 2019”, el municipio veracruzano que más destaca, pese a su población de poco más de 111 mil habitantes, es Martínez de la Torre.

Y es que llama la atención pues en su territorio opera el mayor número de cuerpos policiacos. Además de tener un batallón de infantería del Ejército Mexicano y un destacamento de la Secretaría de Marina, ahí opera la Guardia Nacional, la Fuerza Civil y la policía municipal, pero nada de eso le ayuda a controlar la delincuencia; los hechos delictivos crecen en lugar de disminuir.

En 2019, es el segundo municipio veracruzano en número de crímenes por cada 100 mil habitantes, luego de Minatitlán, y supera a municipios famosos por su peligrosidad como Coatzacoalcos, Córdoba, Cosoleacaque, Papantla, Tierra Blanca y Poza Rica.

Es el primer lugar estatal en incidencia de homicidio doloso, con una tasa de 43.2 casos por cada 100 mil habitantes; seguido de Minatitlán (37.86), Coatzacoalcos (32.93), Cosoleacaque (29.67), Papantla (27.64), Tierra Blanca (23.67) y Córdoba (23.33), entre otros

Y lo más grave, ocupa el primer lugar nacional en incidencia de secuestros, con una tasa de 15.30 casos por cada 100 mil habitantes. En este delito, el estado de Veracruz tiene a cinco municipios en los primeros 10 lugares: 3. Orizaba (8.23), 5. Córdoba (6.16), 6. Tihuatlán (5.99), y 8.Cosoleacaque (5.52). En el lugar 12 está Xalapa, con una tasa de 4.31.

Y, por último, Martínez de la Torre es el primer lugar en extorsión, con una tasa de 18 casos por cada 10 mil habitantes, seguido por San Andrés Tuxtla (15.67), Xalapa (15.29) y Tuxpan (13.07).

La pregunta es: qué carajos están haciendo tantas corporaciones locales, estatales y federales en Martínez de la Torre y la región, además de sancionar motociclistas, extorsionar a productores de limón que transportan su producción en sus viejos vehículos, levantando a jóvenes a quienes les siembran droga para tener “resultados que ofrecer”.

Es una vergüenza que este municipio concentre de tal manera la incidencia delictiva, destaque por su inseguridad a nivel nacional, y ni el gobierno estatal ni el federal le destinen una atención similar a la que le han destinado a Coatzacoalcos y la zona sur, por ejemplo, donde el bullicio mediático ha hecho reaccionar hasta al presidente Andrés Manuel López Obrador.

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Hay de pandemias a PANdemias

Para la mayoría de los veracruzanos, la pandemia del Covid-19 es cosa seria, de vida o muerte. Para otros, como el alcalde porteño Fernando Yunes Márquez, no existe porque ni le preocupa ni lo ocupa, vaya, ni la padece. Él disfruta de la otra, de la PANdemia.

En los últimos días, el alcalde jarocho desapareció de la esfera pública, no precisamente obligado por la cuarentena o por estar dentro de los grupos más vulnerables al contagio del Covid-19.

No. Por estos días junto a su familia disfruta de las aguas de El Estero, las que cruzan por donde tienen sus residencias su padre y su carnal (el que fue gobernador y el que no llegó a serlo). Con sus dos pequeños nenes se broncea y tira algunas selfies.

Justo en estos días se le vio en una imagen al lado de sus hijos, luciendo cada uno esos costosos bañadores marca Vilebrequin, que solamente se ven en las exclusivas playas del Pacífico y Caribe mexicano, o bien allá entre los juniors de Miami, donde los Yunes también tienen residencia.

Cada bañador (una bermuda, pues, para la banda jarocha) como las que lucen, modelo ultraligero y plegable con estampado Palm Beach edición limitada, tiene un costo que rebasa los 11 mil pesos. No es rollo, mire usted en www.vilebrequin.com, la tienda en línea de la marca (por si algún veracruzano se anima) y entonces multiplíquelo por tres.

Lo que son las cosas, mientras el alcalde aceleró a los comerciantes de la pequeña y mediana empresa del puerto a anticipar el cierre de sus negocios desde hace cuando menos ocho semanas, lo que los condujo a la pérdida de ingresos y algunos hasta la quiebra, él disfruta a pierna suelta.

Frases sin disfraces

«Es más fácil engañar a la gente que convencerla de que ha sido engañada». Mark Twain.

Comentarios y contacto: belin.alvaro@nullgmail.com

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