A veces el azar anda de buenas y provee las circunstancias para la construcción de proyectos afortunados, es el caso de K de Funk. Ricardo Cortez es un percusionista orizabeño que vivía en Xalapa, cuando la inseguridad nos alcanzó, muchos músicos entraron en crisis porque la actividad nocturna bajó considerablemente. Ricardo decidió trasladarse a la Ciudad de México, allá se reunió con el guitarrista y productor musical César Ceja e hicieron, casi como divertimento, una serie de sesiones a dúo sin mayor objetivo que probar sonoridades, ritmos, atmósferas, elementos diversos de la arquitectura musical manejados por las manos dos obreros de la construcción sonora. De ahí nació K de Funk, un grupo musical del que no puede decirse sino que compone e interpreta su propia música, porque no hay etiqueta ni clasificación posible para definirlo. «Es una banda —se lee en su presentación a los medios— sin la pretensión por sonar difícil o compleja, nuestra intención es compartir nuestra música con toda la gente, músicos y no músicos, que todos la perciban y la disfruten. No estamos encasillados en un estilo, en el momento que componemos dejamos que cada elemento fluya y salga el tema y el ritmo que se nos ocurra en ese instante».

K de Funk (foto tomada de su página de Facebook)

La sesiones pasaron de la simple experimentación sonora al proyecto de grabación de un disco. Invitaron a varios músicos a que colaboraran con ellos y el álbum vio la luz el año pasado con el nombre Tómalo con calma (quizá hoy se llamaría Quédate en casa y tómalo con calma).

Los músicos que forman la banda actualmente tienen el perfil ecléctico, versátil y abierto que exige un proyecto de tal naturaleza: el bajista Oskr Becerril ha participado en grupos de jazz, rock, pop, salsa y trova. El pianista William Huchim, egresado de la Escuela Nacional de Música, ha sido músico de sesión y acompañante de artistas tan disímiles como Juan Solo, Lolita Cortez, Toñita la negra, Benjamín y varios más. El trompetista cubano Alfredo Pino, egresado del conservatorio de música de La Habana Amadeo Roldán, además de comandar su proyecto personal, ha colaborado con Natalia Lafurcade, Mon Laferte, Alejandra Guzmán, Emmanuel, Mijares. El trombonista Eugenio Dinza se ha desempeñado por igual en proyectos de funk, salsa y pop. El saxofonista Félix Betancourt ha transitado por agrupaciones de jazz y de pop. Miguelito Cruz, percusionista fundador de JazzUV, ha colaborado con grupos de música popular, de jazz, de música clásica, y participa en ceremonias religiosas de tambor caribeño.

Los pioneros, el guitarrista César Ceja y el baterista Ricardo Cortez, también han militado en agrupaciones de diversos estilos. Con todos estos elementos, la banda K de Funk se ha construido a sí misma como un mundo sonoro que obedece a sus propias leyes, una propuesta que resultará altamente atractiva a escuchas desprejuiciados que no le exigen a la música sino calidad y calidez.

El disco puede adquirirse a través de las páginas de Facebook y de Instagram del grupo.

 

Ver también: La génesis de un proyecto sui géneris | Ricardo Cortez

 


 

 

 

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