Ciudad de México.- Empleados de mantenimiento o limpieza, secretarias, recepcionistas, mensajeros, veladores, choferes de mudanzas, estilistas, y hasta un albañil analfabeta. Todos empleados de un despacho de contadores y personas de bajos recursos fueron convertidos, en el papel, en flamantes empresarios con la complicidad de notarios públicos.

Son los accionistas de empresas inexistentes que recibieron contratos del DIF estatal por más de 100 millones de pesos y que fueron detenidos el fin de semana pasado junto con ex funcionarios acusados de fraude específico.

Durante la audiencia de vinculación a proceso de este jueves contra diez ex funcionarios y “ accionistas”, AVC entrevistó a familiares de los implicados quienes reconocieron que firmaron documentos, pero no son empresarios y tuvieron que conseguir dinero prestado para pagar un abogado y trasladarse a Xalapa.

Se documentó el caso de Luciano Sánchez Díaz de 70 años de edad, quien es albañil, analbafeta y según el expediente ministerial accedió a firmar unos documentos porque un contador de nombre “Noé” (posiblemente ligado al referido despacho de López Gachuz) le pidió que “le echara la mano para constituir una empresa” a cambio de 5 mil pesos que, en realidad, nunca le pagó.

Luciano Sánchez, aparece como accionista de la empresa Ravsan Servicios Múltiples SA de CV supuestamente constituida ante la fe del notario público número 2 del municipio de San Andrés Tuxtla, Jorge Guillermo Francisco Aguilar Montiel. Pero Sánchez sostiene que no ha ido a ese municipio, y que solo firmó unos papeles que le mostró el referido contador “Noé” en Veracruz.

Hay que recordar que la Fiscalía General de Justicia de Veracruz solicitó a un juez órdenes de aprehensión en contra de 25 personas, entre accionistas de empresas fantasma y ex funcionarios de Veracruz por fraude especifico en contra del DIF estatal cuando Karime Macías era presidenta del Sistema.

Entre las órdenes de aprehensión están las del exdiputado del PRI y ex tesorero Antonio Tarek Abdalá, y del contador Víctor Manuel López Gachúz, por su presunta participación en la operación de una red de empresas fantasma a través de las cuales se desviaron millones de pesos en el gobierno de Javier Duarte.

La lista de los 25 imputados la componen nueve ex servidores públicos del DIF estatal y 16 accionistas y/o apoderados de las empresas que simularon operaciones que le facturaron a dicho organismo. De esta lista 10 fueron detenidos.

De los detenidos, siete son socios o apoderados de las empresas Pefraco, Anzara, Rinoxa, RAVSAN Servicios Múltiples, Abastecedora Romcru, Grupo Balcano y Centro de Negocios CERENE, que ya fueron calificadas de forma definitiva por el SAT como empresas que facturan operaciones simuladas.

El expediente ministerial filtrado al portal Animal político detalla las declaraciones de los socios accionistas y de funcionarios del DIF Estatal y revela la complicidad de notarios de Veracruz.

De acuerdo al portal, 12 personas que figuran como accionistas de las empresas fantasma rindieron declaración ante los fiscales. Todos confesaron que no son empresarios y que, en general, accedieron a firmar papeles cuyo contenido no conocían, o que en el mejor de los casos les dijeron que estaban relacionados con alguna empresa, pero sin saber que serían utilizadas para desviar recursos públicos.

Peritajes practicados a los contratos concedidos por el DIF de Veracruz a estas compañías fortalecen la versión de estos falsos empresarios, pues se confirmó que sus firmas fueron falsificadas en los documentos, un hecho que también se había evidenciado en el reportaje publicado por Animal Político en 2016.

Ocho de los 12 falsos empresarios laboraron como trabajadores o colaboradores eventuales del despacho de López Gachuz. Entre ellos hay una secretaria, una recepcionista, dos trabajadores de mantenimiento, una auxiliar de oficina, un mensajero, un velador, y una auxiliar de contabilidad.

Pago de mil 600 pesos por ayudar a crear empresa fantasma

El señor Pedro Francisco Corona Montes dijo que su jefe en el despacho le propuso que si firmaba unos papeles y daba una copia de su credencial de elector le ayudarían con 1 mil 600 pesos mensuales, pago que recibió por aproximadamente 5 meses. Añadió que a “varios compañeros de mantenimiento” los usaron de la misma forma.

Otros cuatro accionistas de las compañías fantasma que rindieron declaración no eran empleados del despacho pero sí personas de bajos recursos que afirman que, por casualidad, conocieron a alguna persona que les propuso firmar documentos a cambio de algún apoyo. Entre ellos hay un chofer de mudanzas, una estilista, y un monitorista.

Los accionistas revelaron que fueron “fueron llevados” ante oficinas que podrían haber sido las notarías y que ahí les indicaron el papel a firmar directamente pero sin que les explicaran nada más. Pero el resto afirma algo peor: que ni siquiera fueron a las notarías a realizar el trámite y que solo firmaron papeles que la persona que los convenció les entregó.

Es el caso de Moisés Jiménez García, accionista de la empresa Anzara SA de CV, que fue constituida, según su acta constitutiva, ante el notario público número 19 del municipio de Fortín de las Flores, Gabriel Alejandro Cruz Maraboto. Pero en su declaración, Jiménez señala que él nunca ha ido a ese municipio, y que el papel que firmó se lo dio un licenciado en Boca del Río.

Otros notarios que constituyeron empresas fantasma en actos simulados según las declaraciones asentadas en la investigación fueron el notario 29 de Veracruz, Julio Alejandro Hernández Gallardo; el notario público numero 10 de Córdoba, Francisco Montes de Oca López; y el notario número 11 en Boca del Río, Alberto Javier Robles MIjares.

Contratos simulados y amenazas

En el expediente también se encuentran asentadas las declaraciones de al menos cinco exfuncionarios del DIF estatal en el periodo en que Karime Macías lo presidió. La mayor parte de ellos coinciden en que se registraron irregularidades en los procesos de contratación de bienes, y dos de ellos sostienen haberse negado a participar en peticiones que consideraban ilegales.

El testimonio clave es el de Laura Elena Vega Martínez, quien laboraba como jefa del Departamento de Licitaciones del referido organismo gubernamental. Lo que la exfuncionaria confirma es que a las licitaciones se invitaba directamente a empresas que le ordenaban sus superiores, que los oficios de invitación no se entregaban a las empresas sino a personas sin identificar, que se elegía luego a la “propuesta” que resultara mas barata y que los fallos tampoco se entregaban a representantes de las compañías sino a sus jefes.

Vega Martínez sostiene que le llamaba la atención que siempre le pedían invitar a las mismas empresas y que incluso le llegaron a pedir (y así lo hizo) que firmara los contratos en el apartado que correspondía al apoderado de la empresa ganadora de la licitación.

Reconoce que hizo todo esto porque se lo ordenaba su jefe inmediato, Víctor Manuel Carrizo Yobal, subdirector de recursos materiales, quien a su vez le decía que eran instrucciones directas de “la señora”, como se referían a Karime Macías. Incluso se justificaba el simular las firmas en los contratos bajo el argumento de que el DIF necesitaba ciertos bienes y de que los proveedores ya estaban de acuerdo.

La exfuncionaria añade que luego de que se enteró por un “reportaje de Animal Político” que las empresas a las que se habían adjudicado los contratos eran fantasma, y de que en 2017 la citaron por primera vez a declarar, ella quiso confesar todo pero se desistió por una advertencia que le hizo Carrizo.

“Me dijo que no fuera a decir nada porque me iba a meter en problemas y a el también, porque eran personas peligrosas las que estaban involucradas en estos temas” añadió Vega Martínez.

Finalmente la exfuncionaria dijo que decidió confesar todo ahora porque no quiere problemas con la justicia y de ser posible busca que le den una salida alterna que evite que termine en prisión. Además, hizo responsable de lo que le llegue a pasar a ella o a su familia a todos sus superiores, pues consideró que lo que le dijo Carrizo Yobal era una “advertencia”.

En el expediente también se encuentran testimonios de exfuncionarios del DIF que estaban a cargo de inventarios y de la bodega central del organismo, quienes señalan que nunca ingresaron al menos a ese sitio los bienes que supuestamente se habían adquirido en los contratos.

Una de esas exfuncionarias, Gladys Elizabeth Hernández Marín, analista contable del área de almacén, dijo que incluso su entonces jefa, María del Socorro Pérez Castillo, le llegó a pedir que ingresara al sistema la recepción de bienes de los que no había prueba documental creíble de que se hubieran entregado, a lo que se negó y por ello fue relegada de su puesto.

AVC

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