La propuesta legislativa del diputado federal de Morena, Edelmiro Santiago Santos Díaz, para que el Banco del Bienestar administre los recursos que hoy se encuentran en las Administradoras de Fondos para el Retiro no es más que un temerario brinco al pasado. La expropiación de las Afores sólo sería comparable a la nacionalización de la banca que hizo López Portillo en 1982, en medio de la peor crisis económica del país.

El control de los fondos de ahorro para el retiro pasaría a ser una responsabilidad del Estado, con lo que se eliminarían las 10 Afores que existen en el país para que los recursos sean administrados por el gobierno. De acuerdo con información de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), hasta marzo pasado, las afores administraban 3.91 billones de pesos de los ahorros de los trabajadores. Hoy representan ya el 14% del Producto Interno Bruto. Muy apetecible para un gobierno en crisis.

La iniciativa –de la que Morena no se ha deslindado públicamente- llega en un momento en que el gobierno se ha quedado sin dinero, el petróleo está en el suelo, las reservas financieras se esfumaron y la fuga de capitales está en niveles históricos. Por más que el Presidente insista que hay “dinero en caja”, su ex Secretario de Hacienda Carlos Urzúa ha confirmado que esos recursos sólo existen en la imaginación del mandatario.

Con esta pretendida reforma, se propone un sistema de ahorro para el retiro “más adecuado para los trabajadores”, en donde se cobren menos comisiones por el manejo de las cuentas individuales, utilizando una institución financiera existente a cargo del Estado. De esta forma, el Banco del Bienestar podrá percibir ingresos por la administración de los recursos de los fondos.

“La cuarta Transformación, tiene el deber de velar por los mejores beneficios para la población mexicana en general… disminuyendo la tasa de comisiones, inyectando esas cantidades no pagadas en comisiones a su ahorro, lo cual, aumenta la tasa de intereses ganados y generados, lo que se traduce en un ahorro e inversión más robusta que podrá utilizarse durante su retiro”, se lee en el documento, lo que más bien parece la versión actualizada del discurso de López Portillo al nacionalizar la banca, es decir: el gobierno lo hace mejor.

La solución es mejorar las condiciones financieras del ahorro en México, no entregarles el dinero a los políticos. La nacionalización de la banca sólo alimentó la corrupción, detuvo el desarrollo y exilió los capitales; ocho años después tuvo que ser devuelva. Lo mismo pasó con la Afore de la Gente, la cual era administrada por el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi), organismo predecesor a la entidad que ahora se conoce como la Banco del Bienestar. El fracaso de una ahora lo quieren replicar en todas las administradoras de fondos.

La creación de una afore única administrada por un burócrata, advierten especialistas, implica una gran tentación para que el gobierno federal quiera echar mano de los recursos de los trabajadores para propósitos distintos del ahorro y retiro de los trabajadores.

De aprobarse, los recursos terminarían financiando los proyectos emblemáticos de infraestructura del Presidente que podrían quedarse sin dinero; si bien es cierto que hubo recursos de las afores para la construcción del aeropuerto de Texcoco –lo que desgarró las vestiduras del morenismo-, estas se dieron por la vía de fondos de inversión y no dinero del gobierno.

Además, en medio de su ambición e ignorancia, quienes proponen la expropiación de las Afores no se han dado cuenta que estarían “robándose” una bomba de tiempo. El próximo año se jubilará la primera generación del SAR –algo así como 80 mil trabajadores-, de los cuáles la mayoría no recibirá pensión completa por no haber alcanzado las mil 250 semanas de aportaciones al IMSS, lo que generará un predecible malestar social.

Esta primera generación de trabajadores no tiene derecho a una pensión. Podrán acceder a lo que se llama “negativa de pensión”, lo que van a poder llevarse sus ahorros del SAR y eso es todo lo que van a tener para los años que les quedan de vida. Es más, al retirarse a los 65 años, ni siquiera tendrán derecho a acceder a la pensión universal del gobierno, por la que tendrán que esperar tres años más.

A lo largo de su gobierno, la añoranza del Presidente López Obrador por el régimen que lo formó nos llevó de vuelta a los años setenta, los del presidencialismo absoluto, de la crisis recurrente, de las devaluaciones y de la nacionalización de la banca. Origen es destino. Sólo que hoy no hay petróleo que nos pueda salvar.

Si López Portillo ofreció defender al peso como un perro, ¿López Obrador defenderá a las afores como un ganso?

Las del estribo…

1.     Es en el municipio de Macuspana, lugar de origen del Presidente, donde menos se respetan las medidas sanitarias –“Quédate en Casa” y de “Sana Distancia”- impuestas por el gobierno federal. La gente es necia y testaruda sin medir las consecuencias. Ahora todo tiene sentido.

2.    La desaparición de los fideicomisos veracruzanos no va a aliviar la crisis que vive el estado a causa de la pandemia. Se van a quitar recursos a la promoción turística, la cultura y a la protección ambiental. Lo importante será saber el origen de la decisión –si fue por orden del gobierno federal- y el destino de los recursos. Veracruz sigue actuando como una dependencia más del gobierno federal.