Con tres casos confirmados de coronavirus y cinco sospechosos, el municipio de Alvarado se ubica en una zona de alto riesgo, la conurbación con Veracruz, Boca del Río y Medellín de Bravo.
En esa zona se ubican 82 de los 146 casos de todo el estado, así como 226 de los 567 sospechosos (cifras actualizadas al domingo 19 de abril).
Conociendo el riesgo, las autoridades municipales encabezadas por Bogar Ruiz Rosas convocaron a cientos de personas para realizar un reparto masivo de despensas.
El pasado 9 de abril, la autoridad local difundió una serie de indicaciones para enfrentar la contingencia sanitaria; entre ellas, prohibir concentraciones; sin embargo, cientos de alvaradeños se congregaron, a convocatoria del Ayuntamiento, para el reparto de despensas en la unidad deportiva Miguel Alemán.
Esa distribución de despensas causó indignación en un amplio sector de la población del lugar, no sólo por el riesgo de contagios, sino porque esos apoyos fueron canalizados al municipio desde hace meses por el DIF estatal.
El gobierno local, sin embargo, no realizó la entrega cuando llegaron esos productos; aguardó, esperó con las despensas en bodega.
Fue hasta hace unos días cuando el alcalde determinó que las despensas del DIF estatal fueran distribuidas entre la población, pero el logo impreso por el gobierno de Cuitláhuac García fue tapado con calcomanías para promover a su administración.
En Alvarado comenzaron a difundirse en redes sociales los videos y las fotografías del reparto de las despensas y de las cajas entregadas por el Ayuntamiento; la gente beneficiada desprendía las etiquetas colocadas por los trabajadores del municipio y encontraba la farsa; Bogar Ruiz sólo utilizó esos apoyos para promover su imagen. Y luego el alcalde se pregunta por qué hasta el saludo le cortaron en las altas esferas de la administración estatal.
Por si fuera poco, las cajas habrían sido violadas y una parte de los productos, robados o desviados. Por ello no falta quien sospeche que el alcalde podría haber guardado esos artículos de primera necesidad para las próximas campañas políticas.
En paralelo, el edil inició una campaña para alertar sobre el peligro de contagios y exhibió de forma irresponsable a una mujer del lugar, a quien ubicó como la primera víctima mortal del coronavirus.
En realidad, la mujer enfrentaba viejos problemas de salud y murió por causas ajenas al temible virus; sin embargo, familiares y amigos de la fallecida protestaron de forma airada por el supuesto uso político de la defunción.
Se filtró entonces la posible intención detrás de esa campaña orquestada por la autoridad municipal: convencer a la población sobre la supuesta necesidad de pedir un préstamo de 20 millones de pesos para enfrentar la pandemia.
El gobierno municipal está en quiebra como consecuencia del coronavirus; la enfermedad anuló cualquier esfuerzo de recaudación y es necesario pedir esos 20 millones, argumenta Bogar Ruiz.
Debido a la falta de credibilidad –sus paisanos le conocen muy bien–, el alcalde de Alvarado fue muy criticado en redes sociales, donde hubo reclamos por la falta de obras; en ese municipio, la población ve con desconfianza la desesperación de Ruiz Rosas por conseguir ese millonario préstamo. Veremos qué dice al respecto el Congreso de Veracruz.
Por otro lado, sería muy sano –dados los antecedentes–, que el gobierno estatal determine canalizar de forma directa los apoyos a la población de ese municipio, sin arriesgarse a un uso político de los mismos por parte del ayuntamiento. @luisromero85