A sol y lluvia, se encuentran los familiares de pacientes del Centro de Alta Especialidad (CAE) “Dr. Rafael Lucio”, quienes usan las banquetas como sillas, mesas y camas, para esperar la salida de los enfermos, debido a que las secretarías de Salud, federal y estatal, prohibieron que las personas estén dentro de las instalaciones a fin de prevenir contagios del covid-19.

La puerta principal del CAE está cerrada, al igual que el portón de urgencias, en el que están parados dos policías pertenecientes a una empresa privada, que impiden el ingreso de cualquier persona, con excepción del personal médico, enfermería, camilleros y demás que puedan identificarse plenamente como empleados de Sesver.

En la acera del CAE, ubicado en la avenida Adolfo Ruiz Cortines, se puede observar a unas 40 personas que acamparon para esperar a sus familiares internados por males renales, hipertensión, embarazos de alto riesgo, accidente, tuberculosis, y diabetes.

Al no contar con los baños del CAE, las personas acuden a los establecimientos y casas cercanas para solicitar que les renten el sanitario en cinco o diez pesos; se alimentan de los antojitos que aún pueden comprar en los puestos fijos instalados en la acera de Ruiz Cortines, y se duermen sobre plásticos, cartones y algunas cobijas en la entrada al nosocomio.

Los familiares refirieron que les tocó sufrir los granizos que cayeron el viernes 10 abril, y las lloviznas de los últimos seis días, pero aun cuando es incómodo no tienen otra opción, porque sus comunidades de donde son originarios se localizan a dos, tres y cuatro horas de viaje.

Con respecto a si temen contagiarse del covid-19, las personas afuera del CAE, respondieron que si, pero tampoco pueden irse de ahí, porque no hay quién más cuide a sus seres queridos con varios días internados en un hospital.

Valentín Marín García, originario del municipio de Tonayan lleva una semana afuera del CAE, come y duerme en la banqueta, porque su esposa con edad de 55 años fue ingresada para cirugía de una hernia, pero al padecer diabetes, presentó complicaciones.

“Venía a operarse, ingresó el jueves a las 05:00 de la mañana, desde entonces estamos aquí afuera, aquí acampamos, en la noche ponemos cartones y plásticos en el piso para poder dormir, aquí nos acomodamos tiraditos como leña”, indicó.

El hombre dedicado a la siembra de maíz, con edad de 58 años, estaba acompañado por otros originarios de Tonayán, que acudieron a llevarle de comer.

“Mi esposa no aguantó la presión, se le fue la presión a cero, aquí voy a estar, llevo gastados tres mil 500 pesos, cuánto va a costar no sé, no me han dicho nada, mientras aquí estamos aguantando” dijo Valentín Marín.

Por su parte, Hugo del Ángel, originario del municipio de Atzalan estaba afuera del CAE, en la banqueta, recargado en una camioneta estacionada en la calle Adolfo Ruiz Cortines, en espera de su esposa internada en el nosocomio, que cursó un embarazo de alto riesgo, y ya nació su bebé.

“Ya cumplió una semana mi mujer allá adentro, pero están checando al bebé, ella salió bien, pero nos dijeron que tenían que estar en observación, y mientras aquí estamos esperando a ver que nos dicen” señaló el esposo dedicado a la siembra de frijol.

Otros dos hombres Sebastián y Mateo, sentados en la banqueta y originarios del municipio de Rafael Lucio, informaron que llegaron en la noche del miércoles 15 de abril, y no saben cuánto tiempo más estarán en espera de que su familiar egrese del CAE.

Uno de ellos, Mateo, refirió que su esposa fue ingresada porque va a nacer el bebé, y el embarazo es de alto riesgo.

“No nos dejan pasar por prevención del covid-19, para nosotros es normal, y está bien que nos dejen afuera para no contagiar. Y estamos a ´Su Sana Distancia´ por prevención” señalaron.

AVC/Verónica Huerta

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