La tragedia que vivimos es inenarrable. No se trata solo del tema del Covid-19 que tantas muertes está causando en la entidad por falta de una política de prevención y atención y una estructura de salud adecuada para atender los casos que se van presentando, o porque no tienen ni con qué protegerse del virus los médicos y prefieren huir de lo que fue su centro de trabajo para salvar la vida… No, se trata de una serie de problemas que enfrentamos los veracruzanos, resultado de la improvisación de personas que ambicionaban alcanzar el poder para hacerse más ricos que los corruptos del PRI y del PAN, a costa de lo que fuera y que hoy están actuando de acuerdo a lo que planearon. Lo de la falta de insumos en el sector salud, de suficientes hospitales funcionando como debe ser, con camas, medicamentos y equipos, fue un problema que el torcido secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, debía tener contemplado desde antes de tomar posesión junto con sus  mancebos, pero no lo hizo, al contrario, corrió a cientos de personas para que sus efebos tuvieran espacios suficientes en las nóminas y les dieran lo que merecen quincenalmente a cambio de lo que hacen, lo que generó un grave problema de desabasto de medicamentos (murieron niños con cáncer), y un desempleo que se extendió a las dependencias que tomaron como ejemplo lo hecho por el torcido Ramos Alor. Luego vino el desdén a la pandemia, copiando el ejemplo del jefe AMLO porque no mueven un dedo si no lo autoriza “el jefe”. El coronavirus hizo acto de presencia en la entidad y se extendió con la velocidad que lo hace, más si no se toman las medidas necesarias para evitar el contagio que son únicamente el encierro. La sociedad que está pendiente de la información de lo que ocurre en el mundo tomó las medidas del caso sin esperar que el gobierno, lento y alejado de la realidad, actuara. Hubo varios municipios cuyos alcaldes prohibieron las reuniones, mandaron a cerrar los antros y centros de diversión e impidieron el paso a las playas, en los casos donde colindan con costa. Pero resulta que al de Veracruz, a Fernando Yunes Márquez, por ser hijo de Miguel Ángel, no le hicieron caso en su petición de brindarle apoyo policiaco para evitar la llegada de turistas a las playas de Veracruz, él hizo lo que pudo, pero por ser del PAN (qué poca) los de Morena jugaron con la vida de los paseantes, los dejaron entrar, se contaminaron y los resultados de ese capricho los estaremos sumando en las estadísticas de los muertos por coronavirus. Que se recuerde, jamás se había jugado con la vida de la gente por una cuestión partidista hasta hoy. Y miren lo que fue a hacer a la OPEP la aspirante a gobernadora, madrina del Bola Ocho, Rocío Nahle, a perder la oportunidad de que México participara en un acuerdo que redundaría en el incremento del precio internacional del petróleo por burra, por ignorante, por no estar a la altura de los miembros de la OPEP. Y ella quiere ser la próxima gobernadora. No es posible tanta tragedia para los veracruzanos.