Mientras los líderes de los partidos Acción Nacional, Verde Ecologista de México, Revolucionario Institucional, de la Revolución Democrática, del Trabajo y Movimiento  Ciudadano, siguen en la cuarentena que instalaron desde que concluyó el pasado proceso electoral, el Movimiento de Regeneración Nacional en Veracruz aceita su maquinaria rumbo a la elección del 2021.

Aunque aparenta dureza hacia el gobierno en turno, en su discurso mediático, el panista Joaquín Rosendo Guzmán Avilés cuida sus pasos y sus alianzas, con el temor de que aún le puedan destapar irregularidades a su paso por la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca.

Arrellanado en sus oficinas del puerto jarocho, el priista Marlon Ramírez Marín está más preocupado por atender las obras que una de sus constructoras realiza en la administración de Fernando Yunes Márquez que en reunificar a la militancia.

Su tiempo libre, para la “política de altura”, lo dedica a desprestigiar el trabajo que hace Carlos Rodríguez Velasco con la asociación de ex alcaldes veracruzanos y para sugerirle a Lorena Piñón Rivera, Secretaria de Gestión Social del CEN del PRI, que grille en todo lo que pueda al ex dirigente Américo Zúñiga Martínez, actual presidente del PRI estatal de Puebla.

A su vez, Carlos Marcelo Ruiz Sánchez dirige al Partido Verde Ecologista de México a distancia, cometiendo errores que han puesto en riesgo la alianza de este pequeño partido con el Movimiento de Regeneración Nacional.

De vez en vez, el joven dirigente, quien más parece mozo de estoques de Javier Herrera Borunda, hace alguna pausa en las diligencias judiciales y administrativas que enfrenta ante el Instituto Nacional Electoral, por multas millonarias de gastos partidistas, y se apersona en la capital veracruzana para dar instrucciones de cómo seguir gastando las prerrogativas del partido, sin que pase un solo peso por los comités municipales.

Uno a uno, los líderes partidistas se ven despreocupados frente al escenario estatal que se avecina, sumidos en la burocracia institucional, o sabedores quizá de que será muy difícil cambiar aún el mapa electoral veracruzano.

Aunque podría haber sorpresas, como sucedió en Culiacán, Sinaloa, el pasado domingo, donde a pesar de las irregularidades y el descontento social por la inseguridad, el PRI habría ganado 13 de las 17 sindicaturas de ese municipio, llevándose dos el PAN y el resto candidatos independientes.

Si bien es cierto que esa pequeña elección o plebiscito no es suficiente para medir la temperatura política de un estado, lo que se ve es que los partidos mencionados están en una verdadera cuarentena política.

Sin embargo, del otro lado, desde el Movimiento de Regeneración Nacional, Esteban Ramírez Zepeta y Juan Javier Gómez Cazarín ya dieron el primer paso el pasado fin de semana, cuando el líder nacional Alfonso Ramírez Cuéllar designó al primero como coordinador estatal para organizar la elección interna.

A pesar de que refunfuñó con un video, desde la Ciudad de México, el eterno candidato a la dirigencia nacional, Alejandro Rojas Díaz-Durán, diciendo que esa designación había sido una “espada por la espalda”, lo cierto es que los jóvenes políticos mostraron músculo y al mismo tiempo se plantaron frente al reto que le espera a Morena rumbo al 2021: la unidad.

No será tarea fácil debido a tanto grupo político que rodea a este movimiento. Si bien, la diversidad es riqueza, también puede generar conflicto, así que tendrán que construir con mucho cuidado, integrando a los sectores más representativos, para llegar fortalecidos a la elección de 2021.

Por lo que se ha visto en su desempeño, esta dupla política es cercana al gobernador Cuitláhuac García Jiménez.

En la política vale la astucia, la capacidad, pero sobre todo la humildad para encontrar los puntos de coincidencia entre tanta diferencia. Si Gómez Cazarín y Ramírez Zepeta lo logran, Morena seguramente cosechará nuevos triunfos en las próximas elecciones. Si no, pues todo se quedará en una aventura electoral fallida. @luisromero85