En el éxtasis del poder, en medio de la polvareda y de los cactus de San Pedro de los Saguaros, Varguitas dicta a un resignado Pek -sentado frente a su vieja máquina Remington-, su reforma a la Constitución:

“A partir de hoy se modifica el periodo de gobierno de los presidentes municipales, pasando de 6 a 12… ¡no!, a 20 años, pudiendo reelegirse hasta por cuatro periodos. Uno nunca sabe…” dice con entusiasmo. “Ni Porfirio Díaz”, responde el licenciado López, el frustrado candidato a Gobernador, cuando visita a Varguitas en medio de su huída.

Hasta este miércoles, este pasaje no era más que el guión de la Ley de Herodes, la polémica cinta mexicana de 1999 dirigida por Luis Estrada, una comedia satírica sobre la corrupción política en México durante los mandatos encabezados por el PRI durante el siglo pasado. Sólo que la sátira de convirtió de golpe en realidad, con una coincidencia asombrosa.

En medio de la crisis epidemiológica del Covid-19, Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados aprobaron una reforma que permite a los legisladores reelegirse sin tener que pedir licencia y dejar su escaño o curul para hacer campaña. Quienes se decían anti reeleccionistas piden que la democracia se haga en la yunta de sus opositores.

De manera sorpresiva, sin estar siquiera en el Orden del Día, sin dictamen de las comisiones legislativas y sin la presencia de los partidos de oposición, la mayoría parlamentaria de Morena y sus aliados del PT, PES y PVEM aprobaron reformas para la reelección inmediata de diputados y senadores.

De esta forma, los senadores podrán ser reelectos una vez y los diputados federales hasta por cuatro ocasiones. Aunque desde 2014, legisladores aprobaron la reforma política, con la cual se permite la reelección de legisladores locales y federales, ahora se busca reglamentar el proceso en la legislación secundaria.

Resulta entonces que el humor negro del filme de Luis Estrada se ha convertido en actos de gobierno. Que lo que se satirizaba hace medio siglo, Morena lo ha traído de vuelta a la vida pública del país. Si antes suponíamos que la vieja cultura política del PRI estaba desterrada –Varguitas era un militante priista- resulta que la Cuarta Transformación rinde tributo a su abuelo político y lo trae de regreso.

Sólo que hoy, han transformado una miserable aldea de 100 almas durante el mandato del presidente Miguel Alemán, a finales de los años cuarenta, en un país ideologizado de 120 millones de personas que creyeron en un cambio de régimen que hoy muestra sus verdaderas intenciones. Con la reforma de este miércoles, Morena sólo confirmó su lealtad al demagógico mensaje del presidente de honestidad, democracia y combate a la corrupción.

Por sus coincidencias, la cinta de Luis Estrada es tan satírica como premonitoria. En primer lugar, Morena como Varguitas, llegan al poder después de que el gobierno anterior fuera linchado por la población por sinvergüenza. Los escándalos de corrupción de la última administración del PRI levantaron la indignación de la gente al grado de que empoderaron a los nuevos Varguitas, políticos salidos de un basurero.

La segunda coincidencia es que la historia de la Ley de Herodes se desarrolla en un pueblo, como muchos en México, que antepone el nombre de un Santo: San Pedro de los Saguaros. En este caso, el atraco legislativo se dio en otro santuario, en San Lázaro.

Una más. Pervirtieron las leyes para su entronización, algo que no se le habría ocurrido ni a Porfirio Díaz, según acusa el licenciado López. En efecto, tanto Varguitas como sus correligionarios de Morena se sentaron a cambiar las leyes para aprobarse una reelección hasta por cuatro periodos; la única diferencia radica en los años de cada uno de ellos. Doce años no son malos, deben pensar los morenistas.

Es posible que como Varguitas, la Cuarta Transformación termine trepado en su única obra pública –un poste de luz o en este caso Dos Bocas, Tren Maya o el aeropuerto de Santa Lucía- para salvar el pellejo. Sin duda, la historia nos alcanzó.

El Presidente ha dicho veces incontable que no buscará la reelección; los casos de Baja California y ahora en el Congreso de la Unión sólo confirman sus verdaderas intenciones. Si el tabasqueño no llegara a tener las fuerzas para continuar, producto de su edad y su condición física, Morena intentará perpetuarse a cualquier precio.

Por lo pronto, la imagen de Mario Delgado ha pasado a la historia como lo hizo Humberto Roque Villanueva con su “Roqueseñal”. Ayer descubrimos que Varguitas en realidad era de Morena.

Las del estribo…

  1. Ayer corrió con fuerza la versión de que dos trabajadoras del Congreso podrían haber contraído el virus del Covid-19. Sería un duro golpe para los morenistas, a quienes se les solicitó que se cancelaran actividades como lo hicieron en el Tribunal Superior de Justicia, pero se negaron. Por el bien de ellas y de todos, que el resultado sea negativo.
  2. Los hospitales públicos colapsarán en cuando inicie la fase dos de la pandemia. En lugar de coordinarse con los hospitales privados para despresurizar la demanda, resulta que son amenazados por hacer pruebas de Covid-19 sin su autorización. Qué pronto se les olvidó que el primer caso confirmado en Veracruz fue gracias precisamente a un hospital privado.