Ocho años más joven que Javier Duarte de Ochoa, Antonio Tarek Abdalá Saad nunca fue el hombre de todas las confianzas del mandatario veracruzano. Sí lo era de Karime Macías Tubilla y a ella obedecía ciegamente.

Reconocida por su astucia para el manejo de las finanzas, Karime colocó primero a Tarek Abdalá como director administrativo del DIF estatal y luego —cuando empezó a tener un papel más protagónico en el gobierno del estado— como Tesorero (2012) para impulsarlo finalmente a ser diputado federal por el distrito de Cosamaloapan (2015), cargo que le permitió el fuero para sortear las acusaciones que le enderezó el entonces fiscal Jorge Winckler Ortiz.

Siendo ya legislador, Tarek Abdalá habría manejado las cuentas bancarias y los dispositivos electrónicos de la Tesorería del Gobierno del Estado, usando a su antojo los recursos.

Si bien obedecía indicaciones del aún mandatario veracruzano, Javier Duarte, las instrucciones precisas las habría girado Karime Macías.

De los operadores financieros más cercanos de Javier Duarte —dígase Juan Manuel del Castillo, Vicente Benítez, Gabriel Deantes o Carlos Aguirre—, Tarek Abdalá fue el único perseguido por el yunismo. Quizá por su cercanía y protección a Karime, el extesorero nunca cedió a los “pactos” que le habría planteado Miguel Ángel Yunes.

Sin embargo, cuando quedó sin fuero y se vio rodeado, Tarek Abdalá buscó la manera de negociar con la entonces Procuraduría General de la República (PGR), ya que su nombre aparecía en 32 carpetas de investigación y en 11 averiguaciones y diligencias ministeriales.

Un día antes de que concluyera el sexenio de Peña Nieto, Abdalá Saad se acogió a un “criterio de oportunidad” con el compromiso de presentar pruebas que hundieran más a Javier Duarte y colaboradores cercanos.

La PGR no lo tocó y desde entonces se convirtió en el “testigo estrella”, como bien dice Rubén Mosso. Desde la cárcel, Javier Duarte lo definió como un “traidor”.

Así, Tarek Abdalá, en una primera instancia, no fue acusado del desvío de 55 mil millones de pesos de las 32 carpetas de investigación en donde aparecía su nombre.

Este martes, el diario Milenio informó que un tribunal federal le negó un amparo, dentro de una sentencia que le ordena acudir a las audiencias donde sea citado para que se recabe su entrevista en los procesos que se siguen contra ex funcionarios que laboraron con el ex gobernador Javier Duarte.

En pocas palabras, Tarek Abdalá se había amparado para no dar la cara, para no carearse con sus ex compañeros que saben lo que hizo; no quiere aparecer como “soplón”, “traidor” o “sapo”, como dicen los colombianos.

Este amparo lo había promovido Tarek Abdalá desde hace más de un año, para no comparecer en los procesos que se siguen contra el ex tesorero Fernando Charleston, y contra Gabriel Deantes, ex secretario del Trabajo.

En octubre pasado, el juez Tercero de Distrito de Amparo en Materia Penal con sede en la Ciudad de México, Augusto Octavio Mejía, rechazó ampararlo, por lo que Tarek promovió un recurso de revisión. Ahora, el Sexto Tribunal Colegiado en Materia Penal modificó la sentencia de primera instancia, pero en lo esencial negó el amparo al testigo de la FGR.

Tarek argumentó que la aplicación a su favor de un criterio de oportunidad genera un compromiso con la FGR de comparecer en la etapa de juicio, mas no en la de investigación complementaria.

Sin embargo, indica el citado periódico, los magistrados apuntaron que el otorgamiento del criterio de oportunidad únicamente conlleva la posibilidad de que el Ministerio Público se abstenga de ejercer acción penal en su contra, pero queda sujeto a comparecer durante el procedimiento para testificar contra las personas que, con motivo de la información que él mismo proporcionó, les resulte el carácter de imputados.

Así que aunque Tarek Abdalá insiste en no ser molestado, en no comparecer, el tribunal federal le indica en que si bien tiene derecho a guardar silencio, tendrá que presentarse y dar la cara, acudiendo a las audiencias a las que sea citado. Así las cosas.

@luisromero85