Si ni el Presidente ni el Gobernador de Veracruz tienen idea del impacto epidemiológico del Covid-19, mucho menos la tendrán del golpe económico que representará para los mexicanos y para nuestro estado. No estaban preparados para la pandemia, como no lo estaba ningún país del mundo.

Hace algunas semanas, ante la inminente llegada del virus a México, la propia Secretaría de Salud planteó un escenario poco alentador: si el Covid-19 se dispersa y se transmite en forma generalizada –lo que podría ocurrir en las próximas tres semanas- en nuestro país podría infectar hasta ¡78 millones de personas! No quiere decir que todos enfermarán, pero en el peor de los escenarios, 10 millones de mexicanos podrían presentar síntomas, de los cuales, aproximadamente 500 mil serían considerados pacientes graves.

Según el subsecretario de Prevención y Promoción a la Salud y vocero del gobierno federal, Hugo López-Gatell, de acuerdo a la tasa de mortalidad que ha presentado el coronavirus en el mundo -entre 2.4 y 2.6 por ciento -se podrían registrar hasta 12 mil 500 muertes en el país antes de que la pandemia sea controlada. Por supuesto, esto tendrá un costo altísimo en los servicios de salud y atención médica.

Hasta este domingo, por ejemplo, en Italia ya se han registrado más de 24 mil casos y más de mil 400 fallecimientos, mientras que en España se han documentado más de 7 mil 700 casos y están por alcanzar las 300 muertes por la enfermedad. Ambos países, junto con el resto de Europa, han cerrado sus fronteras al mundo. Nadie sale y nadie entra; y la mayoría de sus habitantes han sido sometidos a cuarentena.

Eso podría pasar en los próximos días en México y en Veracruz. Aquí la preocupación que el gobierno esconde, es de dónde saldrán los recursos para enfrentar a la pandemia, cuando el dinero no alcanza ni para medicinas, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) está colapsado y no hay un plan de contingencia financiera porque ya se lo gastaron en equilibrar el gasto.

Pero el problema no es sólo para el gobierno. Una vez decretadas las medidas de aislamiento ¿qué harán, por ejemplo, miles de hoteles, restaurantes y plazas comerciales que dejarán de tener ingresos pero que sus gastos de operación seguirán siendo los mismos: nómina, rentas, servicios de agua, electricidad y telefonía? La quiebra de muchos de ellos será inminente, sin el apoyo de un gobierno que intenta salvarse de su propia crisis.

Por lo pronto, al gobernador de Veracruz ya se le ocurrió que ese dinero podría salir de los partidos políticos, recortando el presupuesto destinado a la organización del proceso electoral local del próximo año. Tal vez el mandatario no lo sepa, pero este año asignaron prácticamente el mismo presupuesto al OPLE –esto no evitó que los consejeros se aumentaran el sueldo y otras prestaciones-, lo que podría complicar aún más una jornada electoral que se avizora difícil.

Este lunes en conferencia de prensa, el mandatario dijo que si todo continúa como hasta ahora, se invertirían mil 230 millones para los siguientes comicios en los que se elegirán alcaldes y diputados locales, por lo que con las modificaciones de ley se buscará un ahorro de “mínimo” 500 millones de pesos para la próximas elecciones de 2021. Es decir, se reducirá casi el 40 por ciento del presupuesto.

Le asiste la razón. Se deben establecer prioridades como en este caso el tema de salud y atención médica. Así que veremos muy pronto reformas legislativas para recortar la duración del proceso, el monto de las prerrogativas a los partidos, modificar el tiempo y la forma de las campañas políticas, y hacer que el órgano electoral gaste sólo en lo estrictamente necesario como lo es el material electoral y sus órganos desconcentrados.

Nadie en su sano juicio se opondría a esta medida salvo los propios partidos que buscan competir en la contienda. Sin embargo, lo que asalta a la razón es que el año pasado, las distintas instituciones del gobierno y algunos organismos públicos descentralizados dejaron de ejercer casi 3 mil 200 millones de pesos de fondos federales, mismos que según el gobierno, estarían por gastarse hasta este año.

Los más de 500 millones de pesos servirán de muy poco para las necesidades de un estado que es primer lugar nacional en muchas enfermedades: tuberculosis, dengue, VIH y Sida. Así que el mandatario tendrá que echar mano de los subejercicios que presentarán sus nóveles secretarios de despacho ante la suspensión de muchas actividades y programas. De pagar deudas y apoyar a algunos sectores de la economía mejor ni hablamos.

En poco tiempo, los partidos políticos serán puestos en cuarentena presupuestal, contagiados del Covid-19 que les representa el gobierno estatal.

Las del estribo…

  1. No es buena señal que por razones políticas, las autoridades no confirmen el primer caso de Covid-19 en el estado de Veracruz. Si bien es cierto que para hacerlo oficial requiere que la prueba se realice en el hospital de La Raza –lo que ya tendría que haber ocurrido- autoridades federales y del estado han preferido mantener el caso de la joven veracruzana como sospechoso. Esa fue la razón por la que sólo en la zona conurbada se suspenden las clases desde hoy.
  2. Pide la diputada Josefina Gamboa que a las personas mayores de 60 años se les permita ausentarse de sus empleos para estar en aislamiento y evitar el riesgo de contagio del Covid-19. ¿Y quién sería el Presidente sustituto?