Hace algunos años, los xalapeños visitábamos con frecuencia el Parque Natura, un gigantesco pulmón de 80 hectáreas enclavado en medio de la mancha urbana, entre el arco sur y la carretera federal Xalapa-Veracruz, hasta su colindancia con las avenidas Rébsamen y Murillo Vidal, allá por los terrenos del nuevo museo interactivo que ahora se llamará “Kaná”.

En sus años de esplendor, el parque era refugio obligado para cientos de familias que ahí pasaban los fines de semanas realizando todo tipo de actividades en medio de un hábitat natural inigualable. Hasta que el gobierno dilapidó el dinero y dejó de dar mantenimiento al parque, dejándolo a merced de viciosos y delincuentes. Hoy, en manos de la Secretaría del Medio Ambiente, no es más que un enorme terreno lleno de monte, cuya escasa infraestructura se cae a pedazos.

Nadie se quiere ocupar de él. Por eso, desde hace varias administraciones, los gobiernos municipales prefieren promover la activación física en las principales calles de la ciudad, como si no hubiera espacio suficiente para ello. Así Américo Zúñiga habilitó la avenida Murillo Vidal como vía recreativa, lo que contó con el entusiasmo efímero de los xalapeños. La iniciativa duró unas cuantas semanas y volvió a ser la pista de alta velocidad de siempre.

Ahora el gobierno de Hipólito Rodríguez –quien ha replicado casi todas las iniciativas del gobierno que tanto critica- ha vuelto a cerrar las principales calles de la ciudad para que la gente haga ejercicio. ¿Por qué lo hacen ahí y no en los lugares que están destinados –hoy todos abandonados- para ello? ¿Creen acaso que ponerse a la vista de todos les va a generar la empatía de ciudadanos que no pueden circular? Está cantado que sólo repetirá el fracaso.

Y ahí está el Parque Natura olvidado. Hoy acaso lo ocupan algunas cuantas personas para acondicionamiento físico, siempre con el temor de algún acto delictivo debido a la falta de vigilancia y el enorme terreno que sirve de mudo testigo de historias inconfesables. Pero lo mismo el gobierno estatal que el municipal dejan que la maleza crezca antes de promover una iniciativa que les represente un lastre al presupuesto.

¿De verdad a nadie se le ha ocurrido, desde varios gobiernos atrás, entregar el parque a la iniciativa privada y convertido en un polo de desarrollo económico? Por supuesto que contará con cientos de opositores que lo seguirán viendo como un parque público de acceso gratuito, sin embargo, la intervención de los inversionistas –a través de una Fundación encargada de su conservación- representaría inversión y muchos empleos.

En las 80 hectáreas del parque hay espacio suficiente para que, por ejemplo, se instale un nuevo y funcional zoológico que sirva de centro de enseñanza de la vida silvestre a los niños veracruzanos. Por supuesto no se trata de replicar modelos donde los animales padecen lo indecible del cautivero, sino de espacios de verdadera conservación como sucede en otras regiones del país.

El lago sería un extraordinario remanso donde se podrían realizar cualquier cantidad de actividades acuáticas al aire libre, estableciendo además áreas de convivencia como se practica en reservas naturales como la Marquesa o Valle de Bravo.

El terreno también es suficiente para desarrollar toda una infraestructura deportiva que venga a dar un respiro a la saturación de los espacios tradicionales; las ligas de todos los deportes se encuentran desprovistas de espacios nuevos y suficientes para el tamaño de una ciudad como la nuestra. Eso sin contar áreas destinadas al camping y las fogatas, de una manera controlada como durante muchos años también se ha realizado con el Cerro del Macuiltépetl.

Y que se sigan desarrollando actividades recreativas, festivales de música y hasta eventos artísticos que generen los recursos suficientes para que el parque deje de ser una vergüenza para la ciudad y se convierta en una verdadera atracción turística para todo el sureste del país.

Un parque sustentable sería un gran negocio lo mismo para el gobierno que la iniciativa privada. Por supuesto se aseguraría su carácter gratuito y serían las actividades y los atractivos quienes se encargarían de generar los ingresos suficientes para el mantenimiento del Natura. Al mismo tiempo, con todas estas actividades, se generarían cientos de empleos que tanta falta hacen a la ciudad, en el que se emplearía a cientos de jóvenes estudiantes.

Es posible que haya una razón de peso para no tomar una iniciativa de esta envergadura y dejar que el parque siga abandonado. Pero es momento que se abra la discusión sobre el manejo que se le debe dar al parque, como lo ha hecho la fundación Salvemos el Agua, que dirige Alejandro de la Madrid, uno de los activistas más respetados en materia del cuidado del medio ambiente y el uso raciones del agua.

¿Quién dice yo?

Las del estribo…

  1. El nombramiento de una de sus colaboradoras al frente del DIF Estatal muestra una vez más el músculo del secretario de Gobierno Eric Cisneros. Todas las posiciones se las “ha comido”, lo que refuerza la versión de sus cercanos de que será gobernador a partir del mes de diciembre. Por eso la urgencia de decir que “Cuitláhuac no se va”, por eso la virulenta respuesta al “affaire” de Ricardo Ahued.
  2. La rechifla al Presidente en su tierra natal –lo que casi provocó que se suspendiera el mitin- caló hondo. Ayer fue destituido el responsable del programa Sembrando Vida, uno de los más emblemáticos y polémicos de la administración de López Obrador. Si al tabasqueño lo encabronó que le chiflaran, sus paisanos están más calientes de los compromisos incumplidos. La escena se empezará a repetir con fecuencia.