Por supuesto que no se puede criticar la defensa oficiosa que hacen los funcionarios estatales y los simpatizantes de Morena de la ocurrencia del gobernador Cuitláhuac García de ponerse a pintar casas y escuelas, como si no tuviera cosas más importantes que resolver.

Y no se les puede criticar sencillamente porque lo mismo hicieron en su momento los fanáticos de Fidel Herrera, Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes, según consta en las imágenes que ayer circularon profusamente en redes sociales. Así, el generoso acto de humildad y sencillez del mandatario estatal no tiene nada de original, ni busca atender siquiera las causas de la pobreza, como tampoco lo hicieron quienes ocuparon la silla antes que él.

En todo caso, la propaganda de un gobernador de brocha gorda sirvió de banderazo de salida para las precampañas de funcionarios y diputados locales de Morena que aspiran a un cargo de elección popular en el 2021; unos y otros tienen funciones bien establecidas en la ley, por lo que las “jornadas comunitarias” que anunció el gobernador no son más que actos anticipados de campaña.

Esa es la razón por la que Cuitláhuac García asegura que los insumos de la jornada fueron donaciones y que no se ejerce dinero del presupuesto estatal. Ya le explicaron que en caso de que el INE y el OPLE acrediten que se trata de actos anticipados de campaña, también se castigaría la desviación de recursos con fines proselitistas. De lo contrario, ¿por qué no utilizar el dinero del gobierno si es precisamente para eso, para el bienestar de la gente, así sea con sólo pintar la fachada de su casa?

Pero tampoco hay nada original en eso. En los tiempos de Fidel Herrera, los funcionarios del gobierno estatal que saldrían como candidatos eran enviados con meses de anticipación a recorrer sus distritos y municipios –según fuera el caso- con costales de dinero y programas sociales. Llegado el momento de las campañas, la elección resultaba un mero trámite ante los meses de trabajo y dinero público que se había repartido.

Así, por ejemplo, si un secretario o funcionario de segundo nivel era el encargado de un distrito, se convertía en el “representante” del gobierno estatal, y así no sólo llevaba los programas y apoyos del área a su cargo, si no que concentraba al resto de las dependencias de la administración. Era en los hechos un rey Midas.

Eso explica por qué luego de su cuestionable victoria electoral –que incluso llevó a Herrera Beltrán a perder la mayoría en el Congreso-, en las siguientes elecciones municipales y para diputados locales prácticamente arrasó y se llevó el carro completo. Su única derrota fue casualmente la del Senado de la República en la que el candidato era Pepe Yunes, lo que lo marginó de la elección a gobernador en la que resultaría ungido Javier Duarte.

Bueno, pues ahora está pasando exactamente lo mismo, lo que fortalece las versiones de una influencia muy cercana de la fidelidad sobre el inquilino de palacio de gobierno. ¿Acaso han escuchado crítica alguna al defenestrado Fidel Herrera Beltrán? Al menos sus buenos oficios se estarían pagando no sólo con posiciones políticas sino también con el silencio oficial a su gobierno.

La elección local empezará oficialmente en el mes de septiembre y es necesario que los próximos candidatos morenistas se posicionen si es que no quieren perder la mayoría en el Congreso y las principales presidencias municipales. Esta vez López Obrador no irá en la boleta electoral, por lo que se tendrán que rascar con sus propias unas.

A partir de ahora veremos a funcionarios trabajando los fines de semana, en las comunidades, convertidos en verdaderos personajes iluminados. Los veremos, como lo hicimos este fin de semana con el Gobernador, pintando casas, haciendo mezcla, limpiando escuelas, sembrando árboles y toda clase de actividades que no les represente una erogación importante. Y lo harán no sólo en el área a su cargo sino en todas aquéllas que sean necesarias.

Bastará seguir la pista al Secretario de Educación, por ejemplo, quien no oculta sus ganas de saltar al Congreso federal para de ahí enfilarse a la Senaduría.

Lo mismo hará el resto de funcionarios con aspiraciones electorales. No importa si han tenido un desempeño desastroso; creen que con darse baños de pueblo en los siguientes meses será suficiente para ganarse la confianza del electorado. Sólo que esta vez tendrán que lidiar con las promesas no cumplidas, la parálisis económica y la violencia que recorre todo el estado.

El gobierno de Morena en Veracruz resultó ser una especie de doctor Simi de la política: lo mismo, pero más barato que Fidel Herrera, Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes.

Las del estribo…

  1. El Presidente López Obrador ha hecho un gran escándalo –caja china, pues- con motivo de la falsa rifa del avión presidencial y los recursos que se buscan obtener de ella. Si necesitan dinero, bien lo pueden tomar de los 3 mil millones de pesos que devolverá Veracruz al gobierno federal por subejercicio 2019. Eso equivale al monto total del sorteo y sin hacer tanto circo.
  2. Muy lamentable que la Presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE), siendo mujer, no tenga una posición clara –o al menos no la haga pública- sobre la desaparición de la figura penal del feminicidio. Se trate por ignorancia o por temor a dar una declaración, sólo confirma la improvisación que prevalece en el Tribunal.