La iglesia católica se ha convertido en un renovado actor social en movimiento. Si bien durante siglos se distinguió por un estatismo que sugería que las cosas deberían permanecer igual en su beneficio, hoy ha tenido que salir a las calles y a utilizar el púlpito para manifestarse sobre temas tan polémicos como el aborto, el matrimonio igualitario, las reformas al código civil y hasta la defensa en contra de las mineras que buscan asentarse en el estado.

Durante esta semana han sido públicas las manifestaciones que han realizado grupos cercanos a las iglesias católica y cristiana –no hay pruebas de que haya auspicio de por medio-, para reventar los foros por la igualdad organizados por legisladores locales para dar a conocer el contenido de la reforma que se promueve en el código civil del estado.

En Coatzacoalcos y Orizaba irrumpieron para impedir los eventos y en Boca del Río se aseguraron de que el anuncio de haberlo suspendido se cumpliera. Quienes impulsan y promueven la iniciativa, acusan que hay desinformación por parte de estas organizaciones, algo que al perecer no se va a aclarar porque nadie parece estar dispuesto al diálogo.

Y el nuevo debate no es la razón de la protesta sino la protesta en sí misma. En su frenesí, unos y otros se atribuyen la potestad de defender una causa justa. Pero en sentido estricto, ¿cuál sería la razón para que las mujeres puedan salir a exigir la defensa de sus derechos, el respeto a su identidad y a su autodeterminación, y los grupos religiosos tengan que quedarse en sus templos a rumiar los cambios que se proponen a las leyes?

No quiere decir que la razón le asista en exclusiva a unos y a otros. Lo que está claro es que unos y otros tienen el mismo derecho a salir a la calle a defender en lo que creen. No cabe la censura particular, sino que la libre expresión debe ser el derecho de todos, aun si se roza la frágil frontera de la legalidad.

En todo caso, lo importante del nuevo protagonismo de la iglesia es que ha extendido su activismo a temas tan importantes –y menos mencionados- como la defensa del medio ambiente y la movilización social para impedir el asentamiento de empresas mineras en territorio veracruzano.

Este miércoles, el arzobispo Hipólito Reyes Larios visitó Actopan para acompañar la llegada del nuevo párroco Miguel Ángel Rizo Hernández, a quien dio una instrucción muy precisa: continuar la lucha que el Grupo La Vida y ciudadanos de la región han emprendido para impedir que se instalen las empresas mineras que “contaminan el agua, acaban con la vegetación y al final se van tranquilos con un puñado de oro”. La lucha la encabezan consumados activistas que lograron, entre otras cosas, suspender la construcción de una presa en el río de Los Pescados en Jalcomulco.

No es la primera vez que el arzobispo hace este pronunciamiento en público. El último fue apenas el viernes pasado cuando pidió a los sacerdotes de toda la región de Alto Lucero y Actopan que se sumen a esta lucha “porque ya tenemos una bomba de tiempo que se llama Laguna Verde”. Incluso, sacerdotes radicados en Xalapa también llevan meses acompañando a los habitantes de la región que se han organizado para impedir la llegada de las mineras. Muchos de ellos ya han recibido amenazas.

Según la nota firmada por el experimentado Miguel Valera, Reyes Larios comentó que esta lucha en contra de las mineras locales, nacionales y extranjeras es parte del ministerio pastoral que deben ejercer para cuidar a la gente. “Esta lucha la encabezan los laicos, pero nosotros apoyamos. Ya ven que somos los primeros en ser atacados y nos dicen que por qué andamos de metiches en esto”. “No andamos de metiches, sino que es parte es parte de nuestro ministerio y parte de la obligación que tenemos de cuidar a nuestra gente.”

Pero como en los otros asuntos, la feligresía ha salido a las calles. Siguiendo las instrucciones del arzobispo de Xalapa, el padre Urbano Domínguez Grijalva, de la parroquia de Mozomboa, está convocando a la reunión mensual de “información y organización sobre la defensa del territorio”, que se llevará a cabo el próximo viernes 24 de enero, a las 11 de la mañana, en esta demarcación eclesial.

La iglesia está en movimiento como muchas otras organizaciones civiles y organizaciones políticas; a todas les asiste el mismo derecho. Esto es deseable porque expresa que se vive en un país de libertades, sin embargo, en México se ha convertido en motivo de encono y disputa entre prácticamente todos los actores políticos y sociales.

Las del estribo…

  1. Como que las cuentas no son el fuerte de la 4T. Durante su comparecencia, la encargada del despacho de la Fiscalía, Verónica Hernández, acusó a su antecesor de tener 300 “aviadores” que representaban una erogación de 2 millones 173 mil pesos anuales. Eso quiere decir que, en promedio, había aviadores de 600 pesos al mes. Si tienen los pelos de la burra en la mano, ¿para qué sabotear ellos mismos su información? ¿Y las denuncias?
  2. Tras las memorables imágenes de la nieve en el Cofre de Perote hay una cruda y contrastante realidad: decenas de pobladores viven en condiciones de supervivencia dada su situación de pobreza. Por eso, la iniciativa del PRI y su presidente Marlon Ramírez de hacer acopio de ropa invernal para estas familias es muy importante. Hay que olvidar un rato la política y contribuir con esa causa; si alguien no está de acuerdo con quien la promueve, entonces que lo haga por su cuenta, pero debemos hacerlo.