En un texto publicado en El País en 1981, Gabriel García Márquez narra la génesis de la película María de mi corazón:
«Hace unos dos años, le conté un episodio de la vida real al director mexicano de cine Jaime Humberto Hermosillo, con la esperanza de que lo convirtiera en una película, pero no me pareció que te [sic] hubiera llamado la atención. Dos meses después, sin embargo, vino a decirme sin ningún anuncio previo que ya tenía el primer borrador del guión, de modo que seguimos trabajándolo juntos hasta su forma definitiva. Antes de estructurar los caracteres de los protagonistas centrales, nos pusimos de acuerdo sobre cuáles eran los dos actores que podían encarnarlos mejor: María Rojo y Héctor Bonilla. Esto nos permitió además contar con la colaboración de ambos para escribir ciertos diálogos, e inclusive dejamos algunos apenas esbozados para que ellos los improvisaran con su propio lenguaje durante la filmación (…)
«La película se hizo con la aportación de todos. Creadores, actores y técnicos aportamos nuestro trabajo a la producción, y el único dinero líquido de que dispusimos fueron dos millones de pesos de la universidad veracruzana [sic]; es decir, unos 80.000 dólares, que, en términos de cine, no alcanzan ni para los dulces. Se filmó en dieciséis milímetros y en color, y en 93 días de trabajos forzados en el ambiente febril de la colonia Portales, que me parece ser una de las más definitivas de la ciudad de México».
Ayer, tras conocer la noticia del fallecimiento de Jaime Humberto Hermosillo, uno de los pilares del cine mexicano de los años setenta hasta acá, llamé al cineasta Gustavo Vega para que me hablara un poco de la carrera y la importancia de Hermosillo en nuestra cinematografía. Con la concisión a la que obliga una llamada telefónica inopinada, me dijo:
«Jaime Humberto Hermosillo es un cineasta muy importante en la cinematografía nacional y yo te diría que es un cineasta de transición porque filmó a finales de los sesenta y durante todos los setenta, yo creo ahí están sus mejores películas y su legado. Su carrera fue muy vasta, filmó muchísimo, pero independientemente de muchas películas interesantes que nos dejó, como La pasión según Berenice, El cumpleaños del perro y todas estas, yo creo que su legado más grande está en que es el primer cineasta independiente en la historia del cine mexicano. Recordemos que el cine mexicano, sobre todo en los setenta, era un cine estatal, se filmaba con el famoso Banco Nacional Cinematográfico y aunque salieron excelentes películas como las de Cazals, las Ripstein, las de muchos cineastas de la época, el modelo entró en crisis a finales de los setenta y principios de los ochenta, y Hermosillo se volvió un referente por su manera de filmar: hacía sus películas con muy bajo presupuesto, basado principalmente en un guión interesante, con muchos artificios tomados del teatro. En sus películas se puede apreciar que no hay tanta producción cinematográfica porque no contaba con los recursos, entonces trabajaba con ideas más que dinero; son producciones muy pequeñas, por eso te decía que es prácticamente el primer cineasta independiente de México.
«Otra cosa muy importante es que le enseñó el camino a todos los cineastas de los ochenta, que fue una mala época para el cine mexicano, una década determinada por la crisis: crisis en la producción, crisis en las temáticas, crisis en todo, y Hermosillo se convirtió en maestro de todos esos los cineastas tan criticados, tan difíciles de comprender a veces. Gente como Gabriel Retes, Alfredo Joskowicz, Alejandro Pelayo, José «el Perro» Estrada, siguiendo el ejemplo de Hermosillo comenzaron a filmar con cooperativas y en coproducciones que tenían una pequeñísima participación del Estado o de algunos inversionistas, y sentaron las bases para el cine mexicano independiente de la siguiente década.
«En los noventa, cuando cambió la política económica, el cine se concibió como empresa; esto no hubiera sido posible sin esa transición del cine por cooperativas donde Hermosillo fue el que marcó la pauta, el que enseñó el camino a seguir.
«Hermosillo siempre fue fiel al arte, fiel a sus propuestas, siempre controvertido, siempre criticando, principalmente, las costumbres de la época, la hipocresía de la sociedad mexicana. Siempre se declaró abiertamente homosexual y, sobre todo, siempre tuvo un humor muy fino.
«María Rojo me dijo que, para ella, sus mejores películas no son ni Danzón ni Rojo amanecer ni ninguna de esas, que ella considera que su mejor película es María de mi corazón, una película olvidada actualmente. En esa producción, la Universidad Veracruzana tuvo una participación y creo que tiene los derechos, me parece que, tras la muerte de Jaime Humberto Hermosillo, sería súper relevante que la UV rescatara esa película».
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