Lilí Martínez Domínguez, egresada de la Maestría en Ecología Tropical que imparte el Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana (UV), recibió el Premio “Arte, Ciencia, Luz” por su tesis “Taxonomía y evolución de Ceratozamia (Zamiaceae) en la Sierra Madre Oriental, México: un enfoque para su conservación”.
La investigación fue dirigida por Fernando Nicolalde Morejón, investigador del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) y miembro del núcleo académico básico del posgrado, y Dennis Wm. Stevenson, científico del Jardín Botánico de Nueva York, Estados Unidos, y principal especialista en cícadas a nivel internacional.
El galardón fue entregado por la rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara, en ceremonia realizada el pasado 6 de diciembre en la Sala Anexa de Tlaqná, Centro Cultural.
Es la segunda ocasión que Lilí Martínez recibe este premio, la primera vez fue en 2015 con su tesis de licenciatura; “esta segunda ocasión no me la esperaba, sentí mucha emoción cuando abrí mi correo y vi la notificación que envió la Secretaría Académica para informarme que había ganado el premio” en la categoría de maestría en el Área Biológico-Agropecuarias.
Resaltó que en las tesis de licenciatura y la de maestría trabajó con el mismo director, Fernando Nicolalde, lo que habla de la dinámica que han establecido para desarrollar las investigaciones galardonadas.
“A veces olvidamos reconocer el esfuerzo que hacen los directores al apoyarnos; este gozo intelectual que uno siente al recibir estos reconocimientos también es producto de su trabajo, de cómo nos apoyan y alientan a seguir cuando se nos presentan dificultades.”
Expresó que el reconocimiento recibido representa todo el esfuerzo para elaborar una tesis y consideró que es valioso que la Universidad reconozca el empeño de sus estudiantes, los incentiva a esforzarse a realizar un proyecto de investigación de calidad.
“Aunque hay muchas otras modalidades de titulación que son buenas, hacer ciencia es muy importante para la sociedad; en el momento que vivimos, una de las vías para avanzar como sociedad está en función de visibilizar la relevancia de estos estudios.
”Académicamente significa mucho porque siempre quise estudiar en la UV, siempre estaré agradecida con ella porque al ser una universidad pública me abrió las puertas para iniciar con mi vida académica, y este premio es una forma en que la institución reconoce el trabajo científico de sus estudiantes.”
Asimismo, dijo que gracias a este reconocimiento se pueden conocer las diversas líneas de investigación y los proyectos que se desarrollan al interior de la Universidad, es una forma de hacer difusión y divulgación de la ciencia, lo que es importante para la comunidad estudiantil.
Quería ser maestra
Lilí Martínez es originaria del municipio de Lerdo de Tejada, localizado al sur del estado de Veracruz.
“En mi pueblo lamentablemente no todos tienen acceso a la educación, incluso estudiar en la Universidad Veracruzana implica un alto costo, tenemos que pagar traslados, hospedaje, comidas y materiales de estudio.”
Contó que no siempre tuvo interés en la biología, en realidad se sintió atraída por profesiones básicas como médico o profesor, así que quise ser maestra.
Después, contó que mientras cursaba sus estudios de bachillerato supo que existían otras carreras. “En este momento sólo sabía que quería entrar a la UV, era mi ilusión, pero no sabía qué estudiaría”.
Siguió buscando y conociendo sobre diferentes profesiones, hasta que encontró la Licenciatura en Biología y de inmediato decidió presentar examen de ingreso para la misma.
“Desde que ingresé a la Facultad de Biología supe que quería estudiar las plantas, no sabía si haría sistemática –que es una parte de la botánica que trabajo–, pero sí que mi área de estudio serían las plantas.”
Las cícadas
Las cícadas son un grupo único de plantas, consideradas sobrevivientes de la época de los dinosaurios (hace 280 millones de años) y están en peligro de extinción, además no hay suficiente divulgación científica sobre ellas, aunque sí se ha hecho investigación.
Recordó que durante el cuarto semestre de la Licenciatura en Biología visitó el herbario del entonces Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) –ahora IIB– porque quería estudiar las plantas. Conoció al investigador Fernando Nicolalde, a quien le contó su interés de ser botánica, para ello haría una estancia voluntaria en el herbario para averiguar qué grupo de plantas trabajaría.
“El doctor Nicolalde me habló sobre su trabajo en cícadas, las cuales también me interesaron. Fue una situación fortuita llegar al herbario y encontrarme con él; desde entonces no quise salir del estudio de las cícadas”. Fue así que inició su relación con este fascinante grupo de plantas, al grado que sus dos tesis están dedicadas al mismo.
Con respecto al proyecto de investigación que desarrolló durante la maestría, “Taxonomía y evolución de Ceratozamia (Zamiaceae) en la Sierra Madre Oriental, México: un enfoque para su conservación”, ha sido considerada como un modelo multidisciplinario ya que usa métodos de la taxonomía, la ecología y la conservación, para profundizar en el conocimiento sobre el género de la Ceratozamia.
El resultado de sus indagaciones, realizadas a lo largo de dos años en la Sierra Madre Oriental, es el descubrimiento de dos nuevas especies de cícadas que fueron nombradas Ceratozamia chamberlainii y Ceratozamia totonacorum.
Antes de esta investigación se tenían reportadas 12 especies de cícadas para la Sierra Madre Oriental, pero con estas dos nuevas especies descritas la diversidad de la región aumentó a 14.
Detalló que de las 50 poblaciones colectadas, una de ellas fue encontrada en la sierra Norte de Puebla, con la colaboración de Tania Escobar –también egresada del posgrado del Citro–, quien desarrolló investigación en la misma región sobre el uso de las plantas en los rituales.
La segunda especie fue hallada en la región geográfica conocida como el Carso Huasteco (ubicada entre el sur de San Luis Potosí, noroeste de Querétaro y noreste de Hidalgo), donde las comunidades étnicas hacen uso de estas plantas.
“La nombramos Ceratozamia chamberlainii, en honor a Charles Joseph Chamberlain, investigador que estudió durante un largo tiempo la biología de las cícadas y en especial las del territorio mexicano.”
Explicó que estas dos especies son de uso ritual. Se ocupan como adornos en diversas festividades, una de las más comunes en casi toda la Sierra Madre Oriental es la Fiesta de Todos Santos o Día de Muertos. La parte más usada de las cícadas son las hojas en los adornos para los altares y/o para decorar las tumbas, gracias a su gran tamaño y su durabilidad.
UV/Paola Cortés Pérez