“Hace falta una nueva manifestación de Jesucristo”. Hipólito Reyes Larios

En un comentario que hicimos en este mismo espacio, tras la renuncia y fuga del gordo Javier Duarte de Ochoa, narramos, como si nos lo hubieran dicho de primera mano, que se trataba de una trampa, que siendo Duarte un producto de los mafiosos que estaban en el poder presidencial, con representantes en diversos estados de la república, como fue su caso, tenía la seguridad de la protección presidencial para hacer lo que hizo y que nos fuéramos olvidando de los miles de millones de pesos que nos robó de las arcas del gobierno, porque ese dinero ya había sido repartido entre los más importantes funcionarios del gobierno federal como pago por la impunidad que le estaban brindando a un rufián que, de la noche a la mañana, nos habían impuesto como gobernador, y desde ese importante cargo, se había enriquecido escandalosamente.

El tiempo y los hechos nos dieron la razón. Para muchos, lo que en su momento publicamos era una locura, cómo un presidente de México (Enrique Peña) se prestaría a una cosa tan escandalosa y delicada, que sin duda ponía en riesgo el futuro del mismo Peña Nieto y su camarilla de colaboradores.

Sin embargo, hace unos día el exgobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa declaró ante un juez federal que su renuncia al gobierno estatal y su posterior huida a Guatemala en octubre de 2016, fueron instrucciones presuntamente giradas por el presidente Enrique Peña Nieto, que él decidió aceptar por “lealtad institucional”.

Las instrucciones se las habrían transmitido funcionarios de la entonces Secretaría de Gobernación, entre ellos su entonces titular Miguel Ángel Osorio Chong, quien según Duarte le arregló una entrevista con el periodista Carlos Loret de Mola, para simular que pediría la renuncia de forma voluntaria.

“Yo dije en la entrevista que me iría para enfrentar los cargos en mi contra. No era verdad. Todo estaba arreglado. Las preguntas estaban acordadas. Me pidieron que diera motivos distintos a los reales”, dijo Duarte.

Esta declaración forma parte un interrogatorio que por primera vez dio el exgobernador de Veracruz dentro del proceso penal que, desde hace más de tres años, se inició en su contra por lavado de dinero y asociación delictuosa, y que derivó en una condena de 9 años de prisión. El caso fue reabierto en diciembre pasado gracias a un amparo que Duarte ganó para apelar dicha condena.

Durante más de dos horas, el exgobernador contestó más de 40 preguntas formuladas por sus abogados y por los fiscales de la Fiscalía General de la República. El interrogatorio, ríspido por varios momentos, se llevó a cabo en una audiencia solicitada por el propio Duarte en la que intentó infructuosamente que el juez le permitiera seguir el proceso en libertad, bajo el argumento de que nunca quiso huir y que su captura fue un montaje.

“Si ese pacto existió en la realidad es un hecho ilegal. Es contrario a la ley e incluso a la Constitución”, señaló el juez al concluir como improcedente la petición del exgobernador.

Pero antes, el juez permitió a Duarte dar su versión a detalle. El exgobernador dijo que nunca fue su idea renunciar al gobierno, pero que en una reunión celebrada a principios de octubre de 2016 en las oficinas de Segob, Osorio Chong “lo presionó” para que pidiera la licencia.

Las palabras exactas de Osorio Chong en la reunión, según lo referido por Duarte, fueron las siguientes: “Gobernador, te pide tu amigo el presidente de la República que pidas licencia (…) se necesita una transición en Veracruz tersa”.

En respuesta a esto, el fiscal de la Unidad de Asuntos Especiales de la FGR, Manuel Granados Quiroz, preguntó a Duarte si mintió en la entrevista que dio el 12 de octubre de 2016 al periodista Carlos Loret de Mola en Televisa, donde aseguró que renunciaba de forma voluntaria, que no había sido presionado, y que tampoco huiría del país.

Duarte dijo que dicha entrevista fue en realidad “un arreglo” conseguido por el propio Osorio Chong.

“Me dijo que me proponía irme por la puerta grande. Él hizo una llamada por teléfono frente a mí y arregló la entrevista con Loret. Un día antes de la misma me reuní con directivos de esa televisora y con el periodista en una oficina de Lomas de Chapultepec. Nos pusimos de acuerdo hasta en las preguntas que se iban a hacer”, señaló Duarte.

¿Se burlaron o no de todos los veracruzanos y los mexicanos? Pues, sí, y qué bueno que el gobierno cambió, de otra manera, el gordo, al que conocimos cuando Fidel Herrera Beltrán lo trajo siendo su colaborador, el que le hacía la síntesis informativa en el Senado de la República, quien llegó a Veracruz con una mano adelante y la otra atrás y hoy es inmensamente rico gracias a que Fidel, por petición de su esposa, lo hizo gobernador, ya estuviera cuando menos en prisión domiciliaria con la Tress disfrutando de la buena vida.

Dura y razonable crítica

La que hizo el pasado domingo la Iglesia católica a través de su vocería en el Arzobispado de Xalapa, es una dura crítica al gobierno de la 4T en Veracruz, y en general al de AMLO.

Concatenando la celebración del centenario del arribo al puerto de Veracruz del santo Rafael Guizar y Valencia, y el terremoto más devastador que se ha registrado en la historia de Xalapa, cuyo epicentro se localizó en Quimixtlán, en el estado de Puebla, pero que cobró la vida de cerca de 500 personas en la capital del estado, en su comunicado dominical se hace una análisis de la situación en que se encuentra el estado de Veracruz en estos momentos.

“En el trayecto que haría de Cuba a Veracruz –dice el comunicado- coincidió que san Rafael Guízar Valencia se transportara en el buque “la esperanza”. “La esperanza era la que viajaba al puerto de Veracruz”. De acuerdo a la narrativa distribuida por la Oficina de las Causas de los Santos, el pasado 3 de enero de este mismo año, mientras el nuevo obispo se dirigía a Veracruz, fue informado de una desgracia: “Un terremoto con Epicentro en Quimixtlan, Puebla, afectó la Zona centro del estado de Veracruz”. Rafael Guízar Valencia de inmediato, se puso en contacto con su Vicario General, Mons. Justino de la Mora para decirle: “Señor Vicario, me he enterado que han reunido una pequeña colecta para mi bienvenida y de la misma manera que mi diócesis ha sido afectada por un fuerte temblor, quiero que por favor, no se toque ni un solo centavo de ese dinero, lo vamos a ocupar para ayudar a los afectados…

“Providencialmente, el buque “la esperanza” traía un poco de alivio a los veracruzanos en la desgracia que estaban viviendo. Para el neo obispo, la llegada a su destino y el comienzo de su episcopado le traía aflicción y sufrimiento por la situación dramática que estaban viviendo sus feligreses, era la señal de la cruz, a la que Jesús se refirió en el evangelio: “Si alguno quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga” (Mc 8,34). Junto al gozo de ser discípulo de Cristo, se debe asumir también las implicaciones de su seguimiento. Una vez llegado a Xalapa, San Rafael Guízar no se puso a lamentar la situación, sino que encabezó un ejército de caridad para hacer frente a la desgracia. De esa manera, comenzó a distinguirse como el obispo de los pobres y el gigante de la caridad, llevando a todos los lugares afectados por el sismo, el consuelo espiritual y material, asegurándoles que en la oración, también encontrarían el consuelo esperado.

“A 100 años de la llegada de San Rafael Guízar Valencia, el estado de Veracruz sufre también las consecuencias de una deuda social terrible. Y es que no sólo se sigue endeudando económicamente al estado, sino los grandes problemas que sufre la gente no encuentran una ruta de salida. La población está siendo golpeada continuamente por la violencia, los secuestros, las extorsiones, la pobreza, la falta de servicios de calidad en materia de salud y de educación. Vivimos en un estado rico en recursos naturales, cultura, gastronomía, pero con muy malos servicios; la infraestructura carretera es una ruta de dolor interminable; no se perciben inversiones o grandes proyectos. Sólo se anuncian transformaciones pero no se ve en concreto cómo se llegará a ellas. Los vicios que se criticaban del pasado, aun no se han erradicado. Esperamos que las cosas cambien y pronto mejoren las condiciones para todos, para que nuestro estado sea un lugar de oportunidades”, dice el presbítero José Manuel Suazo Reyes, vocero de la Arquidiósesis de Xalapa.

Reflexión

Es cierto que por la dirección de RTV han pasado diversos personajes, unos con conocimiento de lo que es hacer televisión y otros auténticos burros. Ha habido respetables periodistas como Sergio Victoria (QEPD), Raúl Peimbert Díaz, Víctor Mendoza Lambert y otros más, y entre los burros que solo han ofendido a la planta laboral del canal y a los veracruzanos están Enrique Collía y Raúl Martínez Chávez.

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