Raphael Prata y Adriano Medeiros son un par de jóvenes “malucos” brasileños que tenían su vida hecha en la isla de Florianópolis, capital del estado de Santa Catarina, al sur del país.

Un buen día se les ocurrió iniciar un viaje hasta Alaska a bordo de una “fusca”, como se llama a los Volkswagen en Brasil, modelo 78, y a pesar de la preocupación de amigos y familiares, emprendieron el viaje, el cual llamaron «Fusca a dois», en español, vocho para dos.

Desde su salida oficial en Tierra de Fuego, Argentina, hace siete meses, han recorrido más de 50 mil kilómetros, con el objetivo de llegar a Alaska, Estados Unidos, con un recorrido total de casi 80 mil kilómetros de carreteras, y visitado 14 países, en medio de aventuras y desventuras.

Raphael Prata expresa que las personas califican a Brasil, El Salvador, Honduras o Colombia como países peligrosos, sin embargo, lo que han visto hasta el momento es otra cosa.

“Peligro hay en todos los lugares del mundo, cada país tiene sus cuestiones sociales, su política, su cultura, nosotros que venimos de fuera, por nuestra experiencia no vimos peligro en ningún lugar, por el contrario, encontramos personas amorosas, simpáticas, que querían que conociéramos de su cultura”.

De igual manera cuando le preguntan si no tiene miedo de andar por México en carretera, la respuesta es no: “Si me dicen México es peligroso, voy a decir no, para mí no, pasamos de forma muy tranquila por México”, pero aclara: “Hasta ahora…”.

Adriano Medeiros destaca la importancia de que las personas emprendan sueños y acciones y se impongan metas, por más absurdas que parezcan, como esta, pues llevan siete meses recorriendo el continente.

“Por eso las personas se identifican mucho con nosotros, porque tenemos un propósito que para muchos puede no tener tanta importancia, hacer un viaje en vocho por las Américas, pero para nosotros cambió nuestras vidas…”.

Raphael Prata agrega que México es un país que siempre está presente en su país gracias a la música, siendo ahora Anitta su embajadora en países de habla hispana, además del cine y la televisión, pero, sobre todo, por “El chapulín colorado” y “Chaves”, nombre que recibe allá el programa de “El chavo del ocho”.

“Yo crecí, él creció, mis primos crecieron viendo chaves, el chavo del ocho, es una referencia para cualquier brasileiro, de punta a punta en Brasil, si pregunta quién es el chavo, todos saben, entonces desde siempre Brasil y México estuvieron unidos…”.

Concluye que el sueño de todos es posible y somos cada uno de nosotros los protagonistas de nuestros sueños, “no existe otra persona para hacer realidad su sueño, usted es protagonista de su sueño, si quiere ir en bicicleta hasta Alaska usted puede ir, basta que corra atrás de su sueño…”.

AVC

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