Hoy, seis de diciembre, se cumplen setenta años de la muerte del cantante, guitarrista, compositor y delincuente Leadbelly, o Lead Belly, como prefería nombrarse. Interesante y contrastante es su biografía. Huddie William Ledbetter —su nombre original— nació el veintiuno o el veintinueve de enero de 1885, 1888 o 1889 —nunca se ha sabido la fecha exacta— en un plantación del noreste de Louisiana, cerca de la frontera con Texas. Su padre fue un agricultor negro y su madre, un ama de casa de ascendencia india. A los cinco años se trasladó con su familia a Texas donde un tío lo inició en la guitarra, el acordeón y la armónica.

A los quince años de edad procreó un hijo, a los dieciseis repitió la «hazaña», lo que le valió el repudio de los pobladores de su comunidad y lo obligó a salir de ella. Recorrió buena parte del sur estadounidense, estuvo en Carolina del Sur, Alabama, Mississippi, Georgia, Luisiana y Florida, en ese itinerario conoció de cerca una amplia variedad de estilos, especialmente el blues, el country, los spirituals y algunos otros géneros folclóricos. Se ganaba la vida como trovador callejero y, eventualmente, como jornalero en el campo. En Dallas conoció a Blind Lemon Jefferson, uno de los más importantes cantantes y guitarristas de blues de los años veinte. Él le develó los secretos de la guitarra de doce cuerdas, instrumento que llegó a dominar y que le valió el mote «rey de las doce cuerdas».

Su carácter explosivo e impulsivo fue tan determinante en su biografía como su talento, en 1915 fue encarcelado por golpear brutalmente a un hombre y portar un arma de fuego. Al poco tiempo se fugó y fue a esconderse a casa de sus padres. Huyendo de la policía se trasladó a New Orleans, en donde, para mantenerse en el anonimato, se presentó con el nombre Walter Boyd.

En 1918 volvió a prisión, esta vez acusado de asesinato. Aunque se defendió férreamente argumentando su inocencia, fue condenado a treinta años de prisión. Tras siete años de cautiverio logró fugarse nuevamente pero fue recapturado. En esa segunda etapa pudo introducir una guitarra a la cárcel. Dedicaba el tiempo libre a interpretar sus canciones y logró atrapar a su auditorio, formado por guardias y reos. Su fama trascendió las rejas al grado de que fue a conocerlo el gobernador de Texas, maravillado con su actuación, invitó a familiares y amigos a que lo escucharan. En esos conciertos improvisados le presentó una canción que había compuesto especialmente para él: Please Pardon Me (Por favor, perdóneme). Conmovido, y considerando su buen comportamiento y el aprecio que le tenían sus compañeros y los guardias, el gobernador decidió liberarlo en 1925.

Su carácter ingobernable lo devolvió a prisión cinco años después, cuando en una nueva pelea hirió gravemente a un hombre con arma blanca. Fue acusado de intento de homicidio y condenado a purgar una pena de diez años en la cárcel estatal de Louisiana. Volvió a seducir a reos y guardias con su canto. En 1933, los musicólogos John y Alan Lomax, que se habían impuesto la tarea de preservar y promover las canciones del folclóricas estadounidenses y el blues, recorrían las prisiones en busca de material y se toparon con él. El impacto fue tal que volvieron con un equipo de grabación portátil para registrar su música.

Consiguió su libertad a principios 1934. Bajo la tutela de Jhon Lomax hizo una gira por diversas universidades. En diciembre de ese año se trasladó a Nueva York donde se casó y consiguió contratos de grabación con RCA Victor y Capitol Records. Las presentaciones en la radio fueron confiriéndole fama. Su carrera fue en ascenso hasta que en 1939 volvió a prisión por asaltar y apuñalar a un hombre. Fue condenado a un año de prisión, pero fue liberado tras ocho meses de reclusión.

Tras su liberación, retomó su carrera, volvió a los estudios y a las presentaciones. Su fama se extendió fuera del país y fue contratado para realizar una gira por Francia. En esa estancia tuvo problemas de salud, fue internado y diagnosticado con una enfermedad degenerativa neuromuscular llamda esclerosis lateral amiotrófica. Tuvo que suspender la gira y retornar a Estados Unidos. Murió el seis de diciembre de 1949 en el Hospital Bellevue de la ciudad de New York, a los sesenta y un años de edad.

«Irónicamente —observa Marcelo Sonaglioni—, apenas seis meses después de su desaparición física, los Weavers (el legendario cuarteto de folk neoyorquino comandado por Pete Seeger) consiguieron vender más de 2 millones de copias de su grabación de ‹Goodnight, Irene›, dejando bien en claro que, si bien Leadbelly no resultó ser un gran vendedor de discos en vida, tuvo una fuerte influencia en varias generaciones de músicos de folk. Así, su fama y enorme legado musical se expanderían con el correr de los años, perpetuando su leyenda incansablemente (…)

«Los diversos homenajes y adaptaciones de las canciones de sus composiciones se sumarían año tras año, era tras era, siendo eternamente versionado por una lista interminable de artistas, y de los más diversos géneros: Brian Wilson, Johnny Cash, Bryan Ferry, Tom Waits, Nat King Cole, Jerry Lee Lewis y Frank Sinatra (con ‹Goodnight, Irene›), Elvis Presley, The Beach Boys, The Pogues, Johnny Cash (con ‹Cotton Fields›), Creedence Clearwater Revival (con ‹Midnight Special›, ‹Cotton Fields›), Pearl Jam (con ‹Yellow Ledbetter›), Nirvana (con ‹Where Did you Sleep Last Night?›), Led Zeppelin (con ‹Gallow’s Pole›), Tom Jones, Nick Cave and the Bad Seeds (con ‹Black Betty›), Little Richard, Johnny Cash (con ‹Rock Island Line›), Eddie Cochran, The White Stripes (con ‹Boll Weevil›), y hasta ABBA (con ‹Pick a Bale of Cotton›)

«Según las palabras de Pete Seeger en ocasión de la ceremonia de inducción de Leadbelly de 1988 en el Rock and Roll Hall of Fame, ‹es uno de os tantos casos de música negra que se hace famosa por gente blanca. Resulta toda una tragedia que Leadbelly no haya vivido seis meses más. De esa forma todos sus deseos como artista se hubieran hecho realidad›».



 

 

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