“¡Cuánta falta nos haces Andrés Manuel!”. Rafael Pérez Cárdenas
Para poder opinar sobre este complicado tema del terrorismo, es necesario primero definir el concepto de terrorismo, un asunto complejo para las ciencias sociales por una razón: es muy difícil diferenciar los actos legítimos de los luchadores por la libertad y el terrorismo. El Diccionario de la Real Academia Española, en el avance de su vigésima tercera edición, modifica la anterior incluyendo una tercera acepción, al definir el término terrorismo como: “1. m. Dominación por el terror. 2. m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. 3. m. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos”.
Curiosamente, en todos los casos las bandas de narcotraficantes que operan en el país se ajustan a la definición, es decir, actúan como terroristas; que el Estado mexicano no quiera admitirlo es porque va de por medio su capacidad para implementar estrategias que combatan de manera eficiente estas bandas.
Los mismos elementos de los cuerpos policiacos creados por el Estado para combatir este tipo de delincuencia han sido víctimas de ellos. Un caso muy claro es lo ocurrido en Culiacán, donde los miembros de la banda que operan los hijos de El Chapo Guzmán dieron muestra de contar con equipo de inteligencia muy superior al de nuestras fuerzas armadas, de tener armamento sofisticado suficiente para enfrentar cualquier situación y exterminar al enemigo y de contar con estrategias, como es sitiar el lugar donde viven los familiares de los militares, con la finalidad de exterminarlos si no se obedecen sus instrucciones.
Eso quedó probado y el presidente López Obrador tuvo que ordenar la liberación de Ovidio Guzmán, a cambio de que su gente no cumpliera con la amenaza de exterminar a los familiares de una unidad militar.
Enseguida vino la masacre de tres madres junto a sus seis hijos pequeños, miembros de la familia mormona LeBarón, el pasado 4 de noviembre, en los límites entre Sonora y Chihuahua, en una acción propia de terroristas que actúan así, exterminando personas, para desestabilizar al estado, y como el Estado es bastante incompetente para enfrentarlos, es más en voz del presidente AMLO ha dicho que su gobierno no los enfrentará porque su estrategia es distinta, de paz y amor, pues los delincuentes saben que la impunidad está garantizada.
Si queremos sobrevivir a esta terrible pesadilla debemos tener bien claro que necesitamos ayuda. Nadie que haya padecido el crimen de un familiar o una persona cercana, se opone a que vengan al rescate de nuestras familias y de nosotros mismos expuestos a las acciones de los narcoterroristas que operan en todo el país al amparo de la 4T.
La declaración de Donald Trump sobre la posible designación como grupos terroristas internacionales a los cárteles mexicanos, no es el primer intento que se hace en este sentido en los Estados Unidos.
Durante el sexenio de la muerte de Felipe Calderón, y luego de las constantes aseveraciones de Janet Napolitano (quien fuera secretaria de Seguridad Interior en la presidencia de Barack Obama) de establecer que, ante los azotes del narcotráfico, México era un “Estado fallido”, en el Congreso estadunidense se llevaron a cabo varios intentos infructuosos por designar como terroristas a los narcos mexicanos.
Frente a la cruda realidad de inseguridad y luego de más de una década con un saldo de decenas de miles de muertos y desaparecidos en relación a la violencia relacionada al narcotráfico, a México le convendría que Trump designara como terroristas a los traficantes de drogas ilícitas.
Bajo dicha nominación, el gobierno federal de Estados Unidos estaría obligado a combatir fehacientemente el tráfico de armas a México e investigar su sistema bancario para evitar su involucramiento en el lavado de dinero y financiamiento del narco mexicano; por ejemplo… Si no pueden, renuncien, recomendó el señor Martí, y si no renuncian dejen que los ayuden porque lo que está en juego es la vida de todos los mexicanos.
¿Y nuestra soberanía?
Sí, el tema de la soberanía tiene que salir a relucir entre los mexicanos que no estarían de acuerdo con la intervención de los Estados Unidos en el combate a las bandas de narcoterroristas, que un día masacran paisanos y otro también, pero serán aquellos que, repetimos, no han tenido la desdichada experiencia de perder a un familiar o a un cercano, despedazado por esos chacales.
Hasta que no te pasa en carne propia sabes lo que es eso, antes hasta te unes a los que criminalizan a los difuntos. Ojala nunca le pase nada a ninguno de los miembros de su familia porque entonces a ciegas le darán la razón a los gringos para que vengan a establecer una base de operaciones en México y a combatir delincuentes, lo que no ha podido ni ha querido hacer el Estado mexicano.
El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, advirtió que México no permitirá acciones que signifiquen la violación de su soberanía, luego de las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el sentido de clasificar como terroristas a los cárteles de la droga mexicanos.
“México no admitirá nunca acción alguna que signifique violación a su soberanía nacional. Actuaremos con firmeza. Ya he transmitido la postura a EU así como nuestra resolución de hacer frente a la delincuencia organizada transnacional. Respeto mutuo es la base de la cooperación”, enfatizó el canciller en su cuenta de Twitter @m_ebrard.
En una entrevista con Bill O’Reilly, el mandatario estadunidense aseguró que su gobierno lleva al menos tres meses en el proceso de clasificar a los grupos delincuenciales referidos como terroristas, por su papel en el tráfico de armas y de personas.
Al respecto, la Secretaría de Relaciones Exteriores dio a conocer en un comunicado que el canciller Ebrard buscará un encuentro con su homólogo estadunidense, Mike Pompeo, para conocer los alcances de la clasificación que plantea Trump.
Según Chuletas, Javidú sale para el pavo
Según un comunicado que hace circular un comunicador a quien apodan “El Chuletas”, el juicio contra Javier Duarte por lavado de dinero y asociación delictuosa que derivó en una sentencia de 9 años de prisión, la única que lo mantiene hoy en día en prisión, llega a un momento decisivo.
Dos tribunales federales decidirán en los próximos días si el proceso es reabierto, y si se da entrada a la investigación por la presunta corrupción que hubo en torno al caso. Por un lado, el Primer Tribunal Colegiado resolverá si procede la petición de la defensa del exgobernador de Veracruz para que se le permita apelar la condena que él mismo aceptó, bajo el argumento de que las pruebas bancarias usadas en su contra se obtuvieron ilegalmente.
Por otro lado, el Séptimo Tribunal Colegiado decidirá si confirma el amparo que ya obtuvo una organización civil para acceder a la investigación iniciada en la Fiscalía General de la República por la presunta corrupción de los fiscales del caso Duarte.
De acuerdo con los abogados involucrados en ambos procesos, se espera que las resoluciones de ambos tribunales se den a conocer la próxima semana. Dichas determinaciones son cruciales debido a que están directamente relacionadas con el único de los procesos penales por el cual Javier Duarte ha sido sentenciado y permanece en el Reclusorio Preventivo Norte de Ciudad de México.
Originalmente, al exgobernador se le había extraditado desde Guatemala en 2017 por tres casos. Uno de ellos estaba relacionado con el supuesto uso ilegal de un helicóptero en el que presuntamente huyó tras pedir licencia (octubre de 2016). Dicho proceso ya fue cerrado por falta de elementos.
El segundo caso era una acusación de la Fiscalía de Veracruz por peculado derivada del supuesto desvío de 220 millones de pesos destinados para obras hidráulicas en su gobierno. Gracias a un amparo, Duarte consiguió que el caso fuera reiniciado desde cero y con el beneficio concedido por un juez de llevar el proceso en libertad.
Reflexión
Luego de que le cancelan el programa “El Mañanero” a Víctor Trujillo «Brozo», así se despidió: «Señor presidente se queda usted en su casa. Por el momento, usted tiene el poder, además dos payasos no caben en la fiesta, después ya veremos».
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