Francisco Marmolejo, catedrático y especialista de educación superior del Banco Mundial, declaró que la educación superior es una buena inversión económica y social, ya que las personas que estudian la universidad valoran más ideales como la democracia, o cuestiones como su salud, que aquellas que sólo cuentan con educación básica.

“La universidad no es el único lugar, pero sí el último en donde se puede brindar a los estudiantes una formación de tolerancia y entendimiento hacia los demás”, afirmó.

Francisco Marmolejo impartió el 8 de noviembre en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información de la región Veracruz de la Universidad Veracruzana (UV), la conferencia “Educando para el futuro. Retos de los sistemas de educación superior”, dentro de la Conferencia Internacional ANUIES 2019, realizada del 6 al 8 de noviembre en la ciudad de Veracruz.

El académico mencionó que el mercado laboral de los niños de hoy cambiará rápidamente debido a las transiciones en la estructura económica, el progreso tecnológico y la creciente globalización.

“Transitará de los empleos que requieren mano de obra con habilidades rutinarias y manuales, a los de habilidades no rutinarias cognitivas”, comentó.

Aseguró que este mercado estará compuesto por profesiones que aún no existen, y que cuatro de cada cinco estudiantes de primaria de países con economías desarrolladas trabajarán de adultos en oficios que aún no existen, por lo que el paradigma tradicional del empleo será completamente diferente.

Enfatizó que ante este nuevo contexto, los egresados de universidades requieren de diversas habilidades técnicas como facilidad para trabajar en equipo, capacidad de adaptarse a cambiantes entornos multiculturales, dominio de cuando menos un segundo idioma, y un correcto uso de las tecnologías de la información y la comunicación.

Expresó que es paradójico observar que las instituciones de educación superior son el mejor laboratorio social de cambio, pero muchas veces tienden a inhibir su capacidad de innovación.

Enunció que las universidades deben formar ciudadanos globales y competitivos, pero también comprometidos con su comunidad.

“Estas casas de estudio tienen la oportunidad de ser esas instituciones respetadas y garantes de civilidad, y a la vez espacios que forman mejores generaciones de ciudadanos”, concluyó.

UV/Carlos Hugo Hermida