“Ya me iba a dormir y les pregunté cómo les había ido. Entonces me mandan las fotos de Shawn de pie y fue muy emocionante”.
Así narra Jesús, uno de los cuatro fundadores de INDI, el momento en que su exoesqueleto Alice ayudó a un niño con discapacidad motriz a caminar.
INDI es el sueño de estos 4 mexicanos: Jesús Tamez, Fernando Martínez y Juan Carlos Alcázar, egresados del Tec de Monterrey, y de Ulises Tamez, hermano de Jesús.
Esta empresa mexicana ahora quiere ayudar tanto al mundo que se ha mudado a Francia y dejó en código abierto su trabajo para que ingenieros de todas partes puedan replicar sus exoesqueletos.
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Lo que INDI compartió en código abierto es un manual básico para construir un exoesqueleto similar a Alice, en busca de impactar positivamente a una escala mayor.
“No puede depender solo de nosotros. Entonces liberamos el diseño para que otras personas ayuden y en el futuro sea más barato, accesible y global”, indicó Jesús.
Las ventajas de un esqueleto externo
«Los exoesqueletos son robots que las personas pueden usar sobre su cuerpo y que les ayudan a recuperar capacidades que han perdido como caminar o realizar algún movimiento», explicó Jesús.
Alice es un exoesqueleto que tiene motores en sus articulaciones que generan movimiento, además de componentes electrónicos que van montados sobre las estructuras de las piernas.
Tienen interfaces de contacto, que son soportes que sostienen a la persona tanto en la cadera y en las piernas.
Estos ayudan al paciente recuperar fuerza en miembros de su cuerpo en donde no tiene función y realizar tareas como caminar, subir y bajar escaleras, sentarse y pararse.
Los componentes que usa Alice son de bajo costo con la intención de que puedan ser replicados de manera más sencilla.
Jesús explicó que los aparatos que se utilizan en los centros médicos para dar rehabilitación a personas con discapacidad motriz cuestan en promedio entre 15 y 20 millones de pesos.
Esto es entre 785 mil a un millón de dólares,
En cambio, Alice cuesta entre 350 y 500 mil pesos (18 mil a 26 mil dólares).
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El origen de indi
La idea de crear INDI nació en 2012 cuando Jesús estudiaba Ingeniería en Innovación y Desarrollo en el Tec de Monterrey.
Luego de decidir que quería utilizar la tecnología para crear máquinas que mejoraran la vida de las personas, Jesús comenzó a investigar cómo hacerlo.
“En 2013 Rogelio Soto, investigador del Tec, me invitó a una presentación de exoesqueletos en el (Hospital) Zambrano”, recordó. Luego le propuso a Jesús a crearlos.
Actualmente, el equipo de INDI cuenta con 16 miembros y cambió su locación a Francia, donde Jesús afirma tendrán más oportunidades para continuar trabajando.
El caso Shawn
El caso del niño de 13 años, solo identificado como Shawn, fue catalogado por INDI como un éxito para su exoesqueleto Alice, enfocado a niños, del cual iniciaron pruebas en mayo de 2019.
Todo inició con un mensaje de la abuela del niño en verano del 2018.
“Nos escribió una señora (al Facebook de INDI) diciendo que tenía un nieto que no podía caminar. Nos envió fotos, nos mandó sus datos y su contacto”, platica Jesús.
Tras ponerse de acuerdo, Shawn y su familia tomaron un avión desde el centro de México, de donde son originarios, con destino a Monterrey, Nuevo León.
Las pruebas de Alice se realizaron en el Hospital Zambrano Hellion, uno de los 2 centros de salud del Tec de Monterrey, con quienes INDI colabora desde su fundación.
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Los primeros pasos
La primera prueba con Shawn no fue exitosa por lo que Ulises habló con Jesús sobre algunos ajustes.
En las siguientes pruebas Shawn sintió confianza y pidió no recibir apoyo de una grúa que se utilizaba como soporte del paciente, ni del personal médico.
Así que supervisado por Ulises y usando Alice, Shawn se levantó y dio algunos pasos sin ayuda de otra persona por primera vez en su vida.
“Ver a un niño en silla de ruedas ponerse de pie por primera vez en su vida fue emocionante”, dijo Ulises
Cautela ante el resultado
No obstante, el éxito de las pruebas no garantiza que todas las personas con discapacidad pueden recuperar su movilidad, aclaran.
Según lo comenta Jesús, cada caso es único y en algunos de ellos los pacientes pueden requerir tratamientos distintos.
“Algunos de los pacientes tienen que (…) usar exoesqueletos para rehabilitarse. Eso es lo que busca el proyecto”, dijo.
Pruebas Alice close up al exoesqueleto en funcionamiento
La idea de los hermanos es que, a pesar de que haya pacientes que no puedan ser curados, el usar estos dispositivos impacte positivamente en su salud.
“Niños como Shawn pueden ir a moverse, eso ayuda a su salud gastrointestinal o de circulación. Teniendo exoesqueletos en los centros esto será más sencillo”, indicó.
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“En un futuro buscamos influir en otras áreas; exoesqueletos para la danza, por ejemplo. Queremos incluir a personas con discapacidad al ballet”, aseveró.
El sueño inicial de INDI era hacer máquinas que ayudarán a mejorar la vida de las personas y Jesús afirma que lo están viendo cumplirse.
Tec de Monterrey/Asael Villanueva