Ixhuatlancillo en el arte veracruzano de la resistencia ¡No nos iremos, porque nunca llegamos!, libro escrito por Amanda Ramos Galván, de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), sede Grandes Montañas, fue presentado el pasado 18 de octubre en el Salón Azul de la Unidad de Humanidades.

Con esta obra, la académica y colaboradora de organizaciones de derechos humanos, mujeres y pueblos indígenas en México, obtuvo el primer lugar en la categoría “Equidad e igualdad de género en el medio rural” del Segundo Premio Nacional “Diputado Francisco J. Múgica”, sobre desarrollo rural sustentable y soberanía alimentaria, otorgado por la Cámara de Diputados.

En el marco de la 12 Semana de la Sociología, que tuvo lugar en la Unidad de Humanidades del 14 al 18 de octubre, Shantal Meseguer Galván, doctora en Antropología Social por la Universidad de Granada, España, y con formación en el campo de la educación básica, comentó el contenido del libro.

Expuso la exclusión de la que fue objeto la población indígena de ese municipio ante el desarrollo inminente de la ciudad de Orizaba, donde diariamente vendían sus alimentos o artesanías para sobrevivir.

Aseveró que este conflicto de alguna manera tiene que ver con la política de pueblo mágico y con la llegada a la presidencia municipal de un partido relacionado con el sector empresarial, lo cual ha tenido un impacto positivo para la mayor parte de la sociedad, debido a que estéticamente la ciudad luce limpia y ordenada, y por tanto la afluencia turística también se ha incrementado.

“De alguna manera podríamos encontrarnos con una tesis que diga que esa política fue muy exitosa porque en realidad se nota el desarrollo de la ciudad, pero si damos vuelta a la moneda vemos el otro lado del desarrollo, eso es lo que cuenta Amanda, lo que sucede atrás de ese éxito evidente.”

Es así como la obra explica por qué la gente vende en Orizaba, cuáles son las políticas y sus impactos, cómo generan una fuerza de exclusión centrífuga, así como la gran resistencia y adaptación de los habitantes de Ixhuatlancillo para poder sobrevivir.

Es una región que ha crecido a costa del racismo hacia la población indígena, dedicada a la venta de artesanías, flores y comida, señaló Meseguer Galván.

“El primer capítulo hace un recorrido y da cuenta de la relación entre las políticas y sus impactos humanos en la organización, en la vida de la gente, en sus actividades, y cómo usan su propia cultura y capacidad de moverse entre los intersticios del capitalismo.”

Ixhuatlancillo en el arte veracruzano de la resistencia también plasma la sombra del racismo en esa región donde las personas tienen una percepción de injusticia total, donde ese fenómeno siempre reluce en las negociaciones entre los alcaldes y autoridades por el territorio.

“Eso no posibilita el diálogo para las personas, quienes sienten que tienen una vida llena de injusticias.”

Ante la acción de haber retirado a la población indígena de las calles y exhibir los trajes típicos en museos, cuestionó: ¿Cuál es la percepción del indígena que se quiere en la ciudad? ¿Desea aprovecharse como un recurso para ser pueblo mágico y vender su cultura, su imagen, pero no se quiere tener en la calle y convivir?

En la presentación del libro, moderada por Gualberto Díaz González, académico de la Facultad de Sociología, se entabló un diálogo con estudiantes y maestros en el que también participó Esteban de la Cruz Flores, habitante de Ixhuatlancillo y hablante de lengua náhuatl.

Él es Licenciado en Gestión Intercultural para el Desarrollo, egresado de la UVI, y además formó parte de esta investigación. Comentó que su labor y propuesta consistió en las prácticas culturales del municipio, es decir, las bodas y fiestas tradicionales, así como el respeto a la tierra.

Aunque también se centró en detallar la lucha y resistencia de las personas por salir adelante y defender su territorio, dijo que apoyó el desarrollo del libro con entrevistas sobre la parte cultural.

En tanto, Amanda Ramos Galván, activista y egresada de la carrera de Antropología Social de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, agradeció a las mujeres y hombres de Ixhuatlancillo por abrir las puertas de sus casas para la realización de este trabajo.

“Es una manera de honrar esos procesos y esos lugares donde nos dejan aprender.”

UV/Claudia Peralta Vázquez