“Focos rojos ponen en riesgo la gobernabilidad en Veracruz”. Ernesto Fernández Panes

Si no fuera porque en Xalapa todos conocemos a su familia; personas honestas que se han esforzado para salir adelante con disciplina, en la academia, en las aulas escolares, el discurso del gobernador sería como el de cualquier demagogo que se refugia en esa trampa para salir del paso sin comprometerse más allá de sus palabras. Entendemos que una de las prioridades del gobernador Cuitláhuac García Jiménez tiene que ser bajar los índices delictivos en el estado que le entregaron para que lo gobernara, pero esa no es tarea de un solo hombre, por más bien intencionado que sea, se trata de un trabajo de equipo entre los encargados de las secretarías de Seguridad Pública y de Gobierno y la Fiscalía del Estado.

Ya habíamos dicho en Apuntes anteriores que este gobierno tuvo (o tiene aún) la oportunidad histórica de combatir la delincuencia porque, cuando menos el titular del Ejecutivo, no tiene ningún compromiso con los jefes de los carteles que operan en la entidad como lo tuvieron los tres gobernantes anteriores, pero esa oportunidad vemos que se va diluyendo con el tiempo porque en vez de disminuir la comisión de los delitos, se ha incrementado, lo que habla de que la impunidad que les brindaba Jorge Winckler a los malandros la siguen teniendo, ya sea por complicidad o por falta de experiencia de quien está al frente de la Fiscalía; nosotros nos inclinamos a pensar en la segunda opción, la falta de experiencia.

Pero el gobernador Cuitláhuac García Jiménez asegura que su administración combatirá las “limpias” que ejercen grupos criminales y cárteles de la droga en la lucha por el territorio veracruzano. Y no, por ahí no va este delicado tema, lo que se debe hacer es combatir a todos los que cometen delitos en nuestro estado, del calibre que sean y al amparo de la banda a la que pertenezcan. Si entre ellos se combaten y se matan es cosa de ellos, pero pensamos que distraerse en hacer caso a las leyendas que dejan encima de los ejecutados con la firma de supuestos miembros de un cartel que justifica sus crímenes con el cuento de que es por hacer una limpia, es ocioso.

¿Combatir las limpias, o sea, evitar que se maten entre ellos? No, ¿verdad? La obligación del estado es procurar seguridad para los ciudadanos que se dedican a trabajar en actividades honestas, esos son lo que deben atenderse, librarlos de las garras criminales de los chacales que tanto daño nos han causado y que han provocado que mucha gente, veracruzanos con posibilidades económicas, hayan salido huyendo del estado hacia otras entidades o países, que otros hayan tenido que cerrar sus negocios por temor a caer en las redes de la delincuencia que no se detiene ante nada ni tiene quién la contenga, y de que nadie quiera invertir en nada por el alto riesgo que esto representa.

Es cierto lo que el mandatario afirma en el sentido que no tiene pactos con ninguna organización criminal, por lo que no existen compromisos que permitan frenar el combate de hechos delictivos. Y es alentador escucharlo decir: “Vamos a estar combatiendo las supuestas limpias que algunos grupos delictivos pretextan para deshacerse de los que ellos consideran sus enemigos en narcomenudeo, o lo que sus intereses delictivos sean, ni uno ni otro». Pero eso no es tan importante como que se implemente una buena estrategia y que, en el combate a la delincuencia que afecta a los ciudadanos, su gobierno se aplique no a intervenir en pleitos entre narcos mientras nosotros seguimos en la indefensión.

Hay que precisar que esto lo respondió el gobernador García Jiménez al ser cuestionado sobre el hallazgo de tres cuerpos maniatados, con signos de tortura y un mensaje que se atribuyó a un cartel de la droga en un paraje del municipio de Tihuatlán, en la región norte del estado. “Aquí no hay pactos con ninguno, y por lo tanto aquel grupo delictivo que atente contra la vida de personas tendrá que enfrentar a la ley, a la justicia, no vamos a permitir ese tipo de ejecuciones, vamos contra todos, aquellos que dañan la sociedad, se acabó lo que en administraciones pasadas eran pactos o grupos favoritos, grupos delictivos favorecidos, aquí esto se acabó”.

¿Opinarán de la misma manera el secretario de Seguridad Hugo Gutiérrez Maldonado, el de Gobierno Erick Cisneros Burgos y la fiscal Verónica Hernández Giadáns? Ojala, porque entonces a alguien se le encenderá el foco y propondrá una estrategia adecuada para acabar pronto con estos malandros que a diario provocan muertes de ciudadanos inocentes.

México, un estado fallido: Sedena    

Los incidentes de Culiacán, durante los cuales nuestras fuerzas armadas volvieron a hacer el ridículo por el protagonismo y la inexperiencia del director de la Guardia Nacional, Alfonso Durazo Montaño, han provocado que los altos mandos de nuestro glorioso Ejército Nacional y la Marina, alimenten un sentimiento de inconformidad que por lo que vemos tendrá como fin la renuncia de Alfonso Durazo Montaño a la dirección de la Guardia Nacional, para que su lugar lo ocupe un militar en retiro con experiencia y respeto frente a la tropa

La semana anterior tuvieron un desayuno los altos mandos castrenses y, entre los oradores, participó el General Carlos Demetrio Gaytan Ochoa, exsubsecretario de la Sedena, quien ante el Secretario de la Defensa Nacional, general Luis Cresencio Sandoval Martínez, dijo:

“Nos preocupa el México de hoy. Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados. Pero es imposible olvidar las experiencias del pasado, porque en los eventos donde existió la unidad nacional, el país pudo ver sus aspiraciones satisfechas y se construyeron los objetivos nacionales. En aquellos eventos donde dicho valor estuvo ausente, se perdieron territorio y soberanía, el pueblo resultó lastimado, la economía entró en crisis, y el país tuvo que emprender su recuperación, casi desde cero.

“Actualmente vivimos en una sociedad polarizada políticamente, porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se sustenta en corrientes pretendidamente de izquierda, que acumularon durante años un gran resentimiento. Hoy tenemos un gobierno que representa aproximadamente a 30 millones de mexicanos, cuya esperanza es el cambio. Un cambio que les permita subsanar lo que ellos consideran un déficit del Estado para dicho sector poblacional. Respetando el pacto social, así llamado por el francés Juan Jacobo Rousseau, y respetando nuestra propia normatividad vigente, no podemos soslayar que el hoy titular del ejecutivo ha sido empoderado, sin embargo, es también una verdad inocultable que los frágiles mecanismos de contrapeso existentes han permitido un fortalecimiento del ejecutivo, que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad.

“Ello nos inquieta, nos ofende eventualmente, pero sobre todo nos preocupa, toda vez que cada uno de los aquí presentes, fuimos formados con valores axiológicos sólidos, que chocan con las formas con que hoy se conduce al país. Aquí no estamos soslayando la situación real. Pero estoy convencido que es mi deber, irrenunciable, mantener invariables los principios de honor, valor y lealtad para con el pueblo de México, sí, para con el pueblo de México. Lo refiero porque más de uno quisiéramos soluciones mágicas, o peor, drásticas, ante un entorno histórico que lo que requiere a gritos es pacificar, educar y mantener sano a México. Tarea verdaderamente difícil, titánica si me lo permiten. En medio de todo esto, se encuentran los soldados, que siguen ofrendando incluso el sacrificio máximo por México. Por ello reconozco que el alto mando sostiene hoy sobre sus espaldas la muy alta responsabilidad de mantener cohesionado al país, de coadyuvar a su pacificación a la brevedad posible, de hacerlo todo con el menor costo social y la mayor eficacia. ¿Quién aquí cree que ello es fácil?, ¿quién aquí duda de que se está realizando, desde el ejército y la fuerza aérea, el mejor esfuerzo?, ¿quién aquí ignora que el alto mando enfrenta, desde lo institucional, a un grupo de “halcones” que podrían llevar a México al caos y a un verdadero estado fallido?

“He hablado cuidando mis palabras. A pesar de los avatares mencionados, he tratado de mantenerme dentro de la disciplina a la que estoy obligado, y reitero mi lealtad irrenunciable a México. Para terminar, reconozco que no soy quién para hacerlo. Ya que están presentes también mis comandantes, mis maestros y mis antiguos. Pero solicito a todos los presentes el respaldo y la solidaridad para mi general secretario, Luis Crescencio Sandoval, y desde luego pongo a su entera disposición mis conocimientos, por pocos que sean, y mi experiencia acumulada durante 50 años de servicio, para lo que a bien tenga determinar.”

Ramos Alor no puede con el dengue

Por más que lo niegue, se emberrinche porque se lo untan en la jeta y ello habla de su mediocridad e ineficiencia, Roberto Ramos Alor no puede contra la realidad: es un inútil en el cargo y su necedad está costando vidas de paisanos. Veracruz sigue siendo primer lugar en dengue con el mayor número de contagiados por esa mortal enfermedad, todo porque este “personaje” se aferra a la silla que en mala hora le dieron, quién sabe quién, y no acepta la gravedad del asunto.

Lo cierto es que, hasta ayer, Jalisco ocupa el primer lugar nacional en muertes ocasionadas por el dengue con 20 casos, y también se ubica en el primer sitio en casos graves y probables en la semana epidemiológica 42, que comprende del 15 al 23 de octubre.

En ese periodo, en la entidad 528 personas enfermaron, con lo que suman 6 mil 692 casos confirmados durante 2019. Veracruz se mantiene en primer sitio con 7 mil 91 contagios.

Según el boletín Panorama epidemiológico del dengue, que cada semana emite la Secretaría de Salud federal, cinco estados concentran siete de cada 10 casos registrados: Veracruz, Jalisco, Chiapas, Oaxaca y Quintana Roo. Además se incrementó el número de casos de dengue con signos de alarma y dengue grave. Al sumar ambos grupos, la entidad quedó en primer lugar con mil 976 enfermos, muy por encima de Chiapas, que tiene 452, o de Veracruz, con 879.

Reflexión

Desproporcionado y fuera de lugar que López Obrador se compare con Jesucristo, dice la iglesia católica… Para nosotros es un síntoma de demencia que debe preocuparnos. AMLO perdió el juicio cuando ganó la presidencia.