George Stinney Jr. nació el 21 de octubre en el año de la recesión, 1929; pero, murió en una silla eléctrica a sus 14 años, en 1944. El jurado fue unánime y no vaciló en otorgarle la pena de muerte después del crimen que presuntamente cometió.
Los acontecimientos que habían de darle el golpe mortal al niño empezaron a aclararse con el tiempo, pero el cuerpo de George ya estaba en un féretro estatal.
La situación se volvió inaudita y el pequeño pasó a la historia como la persona más joven de los Estados Unidos en ser condenada y ejecutada en la silla eléctrica.
El incidente
George Stinney fue acusado de haber asesinado a dos niñas, Mary Emma Thames y Betty June Binnicker, de 8 y 11 años de edad, respectivamente.
Como si estuviesen dormidas, las pequeñas yacían en una zanja como escondidas por la maleza. Sus heridas, fracturadas en zigzagueo en su cabeza, eran tan profundas que la policía llegó a la conclusión que habían sido provocadas por un objeto sumamente pesado.
Momentos antes del incidente, George se encontraba en un prado cercano junto a su hermana cuidando a la vaca de la familia. Mary y Betty se habían acercado a los dos hermanos para preguntarles dónde podían encontrar flores.
Los hermanos respondieron que no sabían, por lo que Mary y Betty continuaron con su camino. Un sendero que, hasta hoy en día, está diluido. Horas después, fueron asesinadas.
Lo primero que hizo la policía fue fijar que ambas habían sido golpeadas con una viga, de madera o metal. Las niñas estaban tan cambiadas en su semblante que lo que urgía era un culpable.
La pena de muerte
Al enterarse del asesinato, George le comentó a uno de sus vecinos que él y su hermana habían hablado, momentos antes, con las niñas. Tan pronto como se supo la declaración del niño, la policía se apresuró a detenerlo y señalarlo como el asesino de dos pequeñas menores que él.
Sin aviso a sus padres, ni abogado de por medio, George fue internado a un cuarto de interrogatorio. Más tarde, le hicieron firmar un documento con el que aceptaba su culpabilidad, y agregaba violación en los hechos.
La violencia que existió en ese cuarto de interrogación quedó frente a la imaginación de muchos. Y el tribunal del Condado Clarendon, en Carolina del Sur, lo recibió para llevar a cabo el juicio.
Lo insólito estalló. El jurado estaba conformado por diez hombres, quienes desbordaron su racismo y hubo que establecer un periodo de escasas tres horas para determinar que George era culpable, y 10 minutos para deliberar que sería acreedor a la pena de muerte sin pruebas ni testigos de por medio.
La ley de Carolina del Sur facultaba al tribunal para juzgar a las personas de 14 años en adelante como adultos. Por lo que George Stinney murió el 16 de junio de 1944 en la Penitenciaría Estatal de Carolina del Sur, Columbia.
George Stinney murió sentado sobre una Biblia, ya que no alcanzaba la estatura para que su cabeza llegara a los electrodos de la silla eléctrica.
Los testigos sintieron un escalofrío insoportable cuando a George se le zafó la capucha de electrodos de su cabeza a causa de sus convulsiones. Todos atestiguaron el arrastre de las lágrimas del niño sobre sus mejillas.
Cuatro largos minutos de electrochoques acabaron con la vida de George a sus 14 años.
70 años después y el cine
La juez Carmen Tevis Mullen, de Carolina del Sur, dictaminó en 2014 que el pequeño George Stinney no tuvo un proceso justo ni una condena correcta.
Aunque la juez no señaló si Stinney era inocente o culpable, llegó a la conclusión de que el proceso en su contra ni siquiera fue legal.
El caso sería una vergüenza nacional para los Estados Unidos. El cine y la literatura dejarían la puerta de ese incidente abierta con Carolina Skeletons (1991), en la que se narran los hechos de una manera fiel.
Stephen King tomaría parte del caso para escribir La milla verde, libro que tendría su adaptación en 1999 con el actor Tom Hanks como protagonista. En ambas obras, John Coffey, un hombre afroamericano como George, sería condenado a la silla eléctrica por haber asesinado presuntamente a dos niñas.
Reporte Indigo/Carlos Ramirez