En esta segunda parte de la conversación, Ik’Balam habla de la concepción general de Erosión de la memoria y describe detalladamente cada una de las piezas y la imagen de la portada.
«La selección que hice para el disco es la que refleja más la influencia de las formas del son jarocho, porque tengo más material pero el que seleccioné está enfocado en esas evocaciones de los rasgueos de la jarana, de los bajeos de la leona, de los tangueos del requinto.
«Las siete piezas se distribuyen en ciertos ritmos y aspectos, tanto del jazz como del son jarocho. La primera se llama Allá viene ya, es una composición hecha a partir de los elementos que encontré tocando a requinto solo el Toro zacamandú, un son jarocho que se baila en pareja. A partir de esa exploración, sobre todo rítmica, le agregué ciertos acordes que se contraen y se expanden, eso hace que sea una pieza que termina siendo más bien atmosférica en lugar de tener una sonoridad muy definida.
«Luego está Expectativas, esa está construida en una forma pequeña, de 16 compases, pero la armonía está distribuida de tal manera que parece un círculo sin fin, generando la expectativa de a dónde se va a ir la resolución. Aquí retomo el ritmo de las congas jarochas. La mayoría del repertorio jarocho está en 6/8 y la conga se podría escribir en 2/4 o en 4/4 —rápido o en compás partido— y uso ese tipo de rítmica.
«Luego viene Ilusiones, el título de esta pieza surge a partir de que, como es una pieza modal y las resoluciones de los acordes se van dando por medio tono, y la melodía está construida en una súper imposición de 4 sobre 3, la armonía y el ritmo generan un efecto como de ilusión, de que el pulso puede ser uno y se siente que es otro, y que la armonía tendría que ir a ciertos puntos.
«Luego está Jaguar, ese es de los trabajos más recientes que tengo. Aquí me replanteo los elementos del son jarocho que he venido tocando todo este tiempo, es una composición que explora agrupar números impares sobre estructuras pares. La melodía principal está construida en una frase de 8 compases, son 24 golpes que están divididos en 7-7-7, que dan 21, más 3 para hacer el total de 24. Después, los solos están sobre un ciclo de 12 que están agrupados en 7 más 5. Y la recapitulación y la salida de la pieza, otra vez es un ciclo de 24, pero está dividido en 11 + 13. A partir de otras armonías que vienen más bien del modo menor melódico, que no se encuentra en el son jarocho, se crea toda esta sonoridad particular que tiene Jaguar, es una pieza que no puede ser catalogada como son jarocho ni como jazz, es una pieza diferente en ese aspecto.
«Después está Colibrí que, a diferencia de Jaguar, sí está pensada como son jarocho en sus armonías, en sus ritmos y en cómo se va desenvolviendo. Ahí exploro las diferentes agrupaciones y acentos que se tienen en los compases de 6/8, esa exploración me permite expandir el compás, contraerlo e incluso utilizar otros compases, como el de 17/8, que no se encuentran en el son jarocho.
«Luego está Obstinación, ahí se utiliza un recurso del requinto y la leona para acompañar e improvisar que se llama tangueo, ese recurso está en los sones mayores y menores, en 6/8 o 4/4 o binario. La pieza está en 5/4 y en una tonalidad predominantemente menor. El tangueo de Obstinación crea un pedal armónico sobre el que se basa la pieza para poder desarrollar más figuras, pero en esa rítmica que no se encuentra en el son jarocho.
«Y cierra el disco Solsticio, es una forma de blues menor pero con ritmo de son jarocho, y la melodía está construida, más bien, con las notas que se encontrarían en un son jarocho en menor en vez de utilizar las extensiones o notas que se usan más en un blues. Sumando el ritmo del son jarocho se crea este tipo de variación entre las formas del blues y de los sones menores. Al final de la pieza cambia la agrupación rítmica nada más con los acentos y parecería que cambia la pulsación, y termina con un acorde que es más brillante de lo que se esperaría: que terminara en la tonalidad menor.
«Con el título Erosión de la memoria quiero plantear mi punto de vista sobre algo que ya se ha hecho en otros países, que es tomar los instrumentos y elementos de la música nacional y adaptar ciertos instrumentos o corrientes, como el jazz. En Latinoamérica ya hay ejemplos, lo han hecho en Colombia y en Venezuela, ya sea que un saxofonista adapte el joropo y la música del llano a su instrumento o que algún instrumentista de esas tradiciones desarrolle un instrumento para tocar piezas clásicas, piezas de jazz u otro tipo de cosas.
«Los instrumentos tienen universalidad. Los instrumentos mexicanos, en este caso, tienen la capacidad de tocar una música para la que no fueron hechos desde un principio, y yo siento que los músicos mexicanos se han rezagado en esa parte, sí han adaptado el vocabulario del jazz en los instrumentos predeterminados para tocar ese género, pero nuestra música se ha hecho a un lado porque los músicos de México han estado circunscritos y obligados a ciertos cánones que predominan en el medio para poder hacer sus propuestas, se siguen apegando a ciertos moldes de creación, de conocimiento y cosas así, por eso es que quise plasmar en un disco esta visión musical, para que se den cuenta los músicos que están tratando de salirse de los moldes que sí se puede y que es un camino muy válido, y que no necesitan —como sucede en estos tiempos en las redes sociales— la validación a través del otro, lo que tenemos aquí es suficientemente válido como para poder hacer nuestras propuestas.Esa es la erosión de la memoria.
«La portada la trabajó Valeria Alvarado, es una artista visual y aparte es una de las fundadoras de La brújula, que es uno de los foros que se han vuelto importantes en el estado para presentar este tipo de música. Me acerqué a ella para hacer la ilustración, le proporcioné ideas de la visión que tenía y le propuse que escuchara el disco y que generara sus propias ideas para que fuera una colaboración, no una imposición, ni del lado del músico ni del de la persona que iba a hacer el diseño.
«En la portada están los colores que yo veo en las piezas, en las armonías y en las melodías. Están los verdes de la tonalidad de re mayor de Colibrí, yo la veo en esos colores. Jaguar, que es mi menor, yo la veo en un azul con verde. Veo Obstinación en un naranja pálido. Expectativas es un azul oscuro con morado. Ilusiones tiene un rojo, también con morados y negros.
«A partir de todas esas cosas y lo que le comenté de cómo son las piezas, es que Valeria fue entendiendo la concepción del disco y de la parte visual. Son los colores que surgen cuando pienso en mi música, cuando estoy componiendo, cuando estoy improvisando, cuando estoy tocando o arreglando, quizá a cada quien, cuando escuche las piezas, le remonte a otras cosas, pero eso es, a grandes rasgos, lo que yo veo».
Erosión de la memoria se presentará en el Noveno Festival Internacional JazzUV el viernes 25 de octubre, a las 17:00 horas, en el Teatro J. J. Herrera. La entrada es libre pero lleguen temprano porque se va a llenar.
Aquí pueden escuchar el disco:
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