Adolfo Mexiac, quien hizo del grabado una forma de protesta y que con su obra Libertad de expresión se convirtió en estandarte del movimiento estudiantil del 68 y otras causas sociales, falleció a los 92 años de edad, en Cuernavaca, dio a conocer ayer su viuda, Patricia Salas.

Mexiac, quien nació el 7 de agosto de 1927 en Cuto de la Esperanza, Michoacán, es reconocido por su maestría en su manejo de la técnica, pero también por apoyar movimientos sociales a través de sus grabados; ejemplo de ello es cuando en la clandestinidad, sus trazos le dieron identidad al movimiento estudiantil del 68, además de prestar su taller para apoyar a los jóvenes que se manifestaban.

Su grabado Libertad de expresión (1954), donde se aprecia a un indígena amordazado con cadenas, lo creó cuando se enteró del golpe de Estado en Guatemala y tras la destitución de Andrés Iduarte como director del Instituto Nacional Bellas Artes, luego de que durante el homenaje luctuoso a Frida Kahlo en el recinto de mármol, Arturo García Bustos colocara la bandera del Partido Comunista sobre el ataúd de la pintora.

Siempre comprometido con las causas sociales, el año pasado fue uno de los firmantes de la carta en la que se exhortaba a rescatar los murales del Centro SCOP, antigua sede de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Mexiac inició sus estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes de su estado natal. Más tarde asistió a la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP), donde se formó en el arte del dibujo en la Escuela de Pintura y Escultura “La Esmeralda”, con el maestro José Chávez Morado. También pisó las aulas de la Escuela Nacional de Artes del Libro, ahora Escuela Nacional de Artes Gráficas.

Invitado por los maestros Pablo O’Higgins e Ignacio Aguirre ingresó al Taller de Gráfica Popular desde 1950 hasta 1960.

Formó parte del Salón de la Plástica Mexicana, de la Sociedad Mexicana de Autores de las Artes Plásticas.

Trabajó en el Instituto Nacional Indigenista de 1953 a 1960, donde realizó material didáctico para las comunidades; de esta manera conoció las problemáticas que enfrentaban los indígenas.

Su obra también abarca grabados poco conocidos, inspirados en Los de abajo, de Mariano Azuela. Además, se caracterizó por retratar parte de la vida cotidiana del campo, como lo demuestran sus poéticas  obras y de fuerza expresiva: El mezquitalTianguis de PátzcuaroCementerio chiclero y La espera.

Su labor en el ámbito de la gráfica ha sido valorado a nivel internacional por su fuerza expresiva y su técnica. Ejemplo de esto son las series Migrantes, Sismo de 85 y Michoacán.

Cuenta con obra mural en el país y en el extranjero, de la cual destaca el grabado en madera Las Constituciones de México, ubicado en la Cámara de Diputados de la capital y cinco obras monumentales en la Universidad de Colima, con diversas técnicas.

En Argentina tiene dos murales y en su estado natal, Las Montañas de Michoacán.

Fue reconocido con medallas de diversas instituciones nacionales e internacionales, como el Congreso de la Unión en México y varias universidades.

Su obra es parte de la colección del Museo Victoria y Alberto, en Londres, y del Museo de Leningrado, por mencionar algunos.

En el Centro Cultural Mexiac, el Gobierno de Colima  resguarda el Archivo Gráfico Mexiac y una exposición permanente de su obra.

El Dato: El grabado Libertad de expresión también lo emplearon estudiantes franceses en el 68 y los campesinos encabezados por el activista César Chávez, en Estados Unidos.

También, Adolfo Mexiac destacó como ilustrador. Creó 500 grabados (serie CTM) para el periódico CETEME. Además, sus trazos acompañaron un poema de Max Aub y algunos textos de Rosario Castellanos.

El año pasado se le rindieron homenajes en el Museo Nacional de la Estampa y la Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo.  En 2016, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) le dedicó una magna muestra que incluía 200 piezas, entre carteles, murales, ilustraciones y cerámica. En aquella ocasión se le destacó como un “constante experimentador”

Tomado de La Razón