Las enfermedades degenerativas se deben a la pérdida prematura y masiva de un determinado tipo de célula en un órgano. El proceso de muerte celular puede ser rápido y de corta duración, como en un infarto de miocardio, o bien desarrollarse de forma crónica durante un período más o menos largo, como en la enfermedad de Párkinson o la diabetes.

La diabetes engloba a un conjunto de enfermedades cuyos síntomas son la producción excesiva de orina (poliuria) asociada a una sed insaciable (polidipsia). En un grupo de ellas, denominadas genéricamente diabetes mellitus, la poliuria y la polidipsia se deben a una acumulación excesiva de azúcar (glucosa) en la sangre. La glucosa es el carburante universal de nuestras células y se obtiene mediante la digestión de los alimentos ingeridos, por lo que sus niveles en la sangre aumentan después de las comidas. Pero para que la glucosa sea captada por las células tiene que haber insulina, una hormona del páncreas que funciona como una llave de acceso. La muerte de las células pancreáticas que producen insulina, o la pérdida de la sensibilidad a la acción de esta hormona en los músculos y el hígado, dan lugar a la diabetes mellitus, una dolencia con una gran prevalencia mundial.

En la actualidad, los pacientes diabéticos dependen de las inyecciones de insulina para mantener bajo control el nivel de azúcar en sangre. Pero desde hace algún tiempo se está investigando otra opción para tratar la enfermedad: puesto que todas las formas de diabetes son enfermedades degenerativas, podrían mitigarse o curarse mediante terapias celulares que reconstituyeran la población de células secretoras de insulina.

Un estudio reciente realizado por nuestro laboratorio demuestra la facilidad de algunas células pancreáticas humanas para «aprender» a producir insulina. Este tipo de conversión, o cambio de identidad o función celular, podría compensar, en la diabetes, la pérdida o disfunción de las células que producen naturalmente esta hormona.

Terapias celulares

La idea de tratar las enfermedades degenerativas mediante una estrategia de medicina regenerativa se implantó con fuerza hace ya varias décadas. Uno de los primeros pilares de esta disciplina fueron las terapias de reemplazo celular, también conocidas como terapias celulares. El concepto se basaba en autotrasplantar (para no provocar rechazo inmunitario) células diferenciadas a partir de células madre obtenidas de embriones precoces (blastocistos), los cuales se habrían clonado a partir del ovocito de un donante y células somáticas del propio paciente.

Fuente: investigacionyciencia.es